SIRIA-TURQUIA: Egipto media en "estado de guerra no declarada"

El presidente de Egipto, Hosni Mubarak, viajó a Siria y visitará Turquía para disminuir la tensión entre los dos países, considerada por el comandante de las fuerzas armadas turcas como un "estado de guerra no declarada".

Fuerzas de Siria y Turquía se concentraron la semana pasada en la frontera común, después de que el comandante de las fuerzas armadas de Turquía, general Hussein Kivrikoglu, hiciera sus declaraciones.

Turquía, miembro de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), concentró más de 10.000 soldados en la zona.

"Declaro a la comunidad internacional que mantenemos el derecho de tomar represalias contra Siria, a pesar de nuestros esfuerzos de paz y reiteradas advertencias", dijo la semana pasada el presidente turco Suleiman Demirel.

Mubarak se reunió el domingo con el presidente sirio, Hafez Assad, antes de dirigirse a Turquía.

La Liga Arabe advirtió a sus integrantes que las declaraciones de Ankara amenazan la "paz y la seguridad en la región", y el primer ministro de Israel, Binyamin Netanyahu, declaró que su país "no tiene parte" en el asunto.

La raíz del problema se encuentra en la presunta ayuda que Siria brinda al Partido Kurdo de los Trabajadores (PKK), que desde 1984 libra una guerra de guerrillas en el sudeste de Turquía para conseguir la independencia de Kurdistán.

Ankara asegura que el PKK tiene campamentos dentro de Siria y que su líder, Abdullah Ocalan, reside en Damasco. Durante los últimos 14 años de combates contra la insurgencia se estima que perdieron la vida 30.000 civiles y militares.

Por su parte, Siria se opone con fuerza a los vínculos militares que Turquía comenzó a forjar abiertamente con Israel en los últimos años. Damasco también señaló que la construcción turca de represas en el río Eufrates priva a Siria e Iraq de agua para riego.

Las deterioradas relaciones entre Ankara y Damasco se agravaron hace un mes.

Confiadas de que habían aplastado militarmente al PKK, las fuerzas armadas turcas ignoraron el cese del fuego unilateral que el grupo insurgente anunció el 1 de septiembre y no hicieron caso a su disposición de considerar la autonomía política de Kurdistán dentro de Turquía, abandonando así la causa de la independencia.

Una semana después, Netanyahu dijo, durante una visita a Israel del primer ministro turco Mesut Yilmaz, que los vínculos militares de su país con Turquía son "el principal eje de un acuerdo de seguridad regional".

Luego vino el anuncio de que Turquía e Israel realizarían en noviembre maniobras navales conjuntas en el mar Mediterráneo, similares a otras llevadas a cabo en enero.

Siria sabe que estas maniobras son la última manifestación de un proceso que data de 1984, cuando Ankara firmó con Israel un acuerdo secreto de cooperación militar por el que los israelíes debían modernizar la flota de aviones estadounidenses F-4 Phantom de la fuerza aérea turca.

Luego, el pacto de cooperación militar turco-israelí de 1996 permite a Israel mantener ocho aviones de guerra en forma permanente en Turquía, a cambio de que Ankara tenga la misma cantidad de naves en el desierto israelí de Negev.

Desde entonces, los aviones israelíes vuelan sobre los 600 kilómetros de frontera entre Turquía y Siria. Ankara también habría permitido a Israel instalar estaciones vigías en las montañas próximas a la frontera siria, lo que le permite espiar actividades militares del norte sirio, algo que antes no podía hacer.

Siria tiene buenas razones para temer a la alianza militar turco-israelí, ya que Turquía ocupa toda su frontera septentrional e Israel se encuentra apenas 75 kilómetros al sudoeste de Damasco. Para los funcionarios sirios, el acuerdo de Yilmaz con Israel es una "alianza satánica".

A pedido de Siria, los cancilleres de la Liga Arabe se reunieron para discutir la situación sobre la base de que la alianza socavaría la estabilidad de la región, pero Turquía no modificó su posición.

Ankara no rediseñará su política exterior sólo para "apaciguar a los árabes", declaró el 25 de septiembre el canciller turco Ismail Cem, en entrevista con el diario árabe de Londres, Al Hayat.

Turquía, que hasta 1918 fue la potencia imperial de Medio Oriente, siempre mantuvo una actitud despectiva hacia los árabes. Sólo tras el despegue económico del mundo árabe, causado por el aumento de los precios del petróleo en 1973 y 1974, Turquía y sus empresarios prestaron atención a la región.

Pero a medida que se extendía el fundamentalismo musulmán tras la revolución islámica de Irán de 1979, Turquía, gobernada por una dictadura militar entre 1980 y 1983, comenzó a profundizar sus lazos con Israel.

Ankara reconoció al estado de Israel en 1950, como condición para ingresar a la alianza militar de la OTAN.

En las últimas semanas, líderes turcos, civiles y militares, advirtieron a Siria que prepare a su población para acciones que modificarán la situación actual.

Un indicio fue el envío la semana pasada de 10.000 soldados a una zona donde las fronteras turca, siria e iraquí se encuentran en un territorio montañoso poblado en su mayoría por kurdos.

Pero como la mayor parte del millón de kurdos de Siria está concentrada en el nordeste del país, es difícil confirmar que los campamentos de la región albergan a kurdos del PKK turco y no a kurdos sirios. (FIN/IPS/tra-en/dh/rj/aq/ip/98

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