La cifra de muertos superó hoy los 700 y podría llegar a 1.000 tras la explosión de un oleoducto averiado en el sur de Nigeria, en lo que se convirtió en la mayor tragedia petrolera de la historia.
El desastre en Nigeria causó un mayor número de víctimas que la tragedia ocurrida en Egipto en noviembre de 1994, cuando la explosión de un depósito de combustible mató a 529 personas. Este accidente era hasta ahora considerado el peor de la producción de petróleo en el mundo.
El accidente africano ocurrió el domingo en Jesse, una empobrecida comunidad agrícola situada a 45 kilómetros de la austral localidad de Warri, donde una refinería que produce 125.000 barriles por día envía el petróleo a través del oleoducto a la norteña ciudad de Kaduna.
Las autoridades de Warri indicaron que el número de víctimas superará 1.000, dado que muchos cuerpos fueron despedazados por la explosión.
En las últimas 24 horas murieron 200 personas a causa de las quemaduras recibidas, informaron autoridades de los hospitales de la zona. El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, la Cruz Roja y la Organización Mundial de la Salud enviaron equipos médicos de emergencia para ayudar a atender a los heridos.
Más de 300 cadáveres fueron enterrados el lunes y el martes cerca del lugar donde unas 2.000 personas recogían petróleo con latas y baldes del oleoducto averiado cuando la explosión los envolvió en llamas. El fuego seguía ardiendo este miércoles.
La causa del accidente aún no se esclareció. El gobierno ordenó el entierro colectivo de los restos calcinados y en el lugar de la tragedia se encuentran restos de baldes y todo tipo de contenedores utilizados para recoger el combustible.
El dictador de Nigeria, general Abdulsalaam Abubakar, culpó a saboteadores por la explosión del oleoducto en Jesse. Abubakar dijo que, por esta razón, no se pagará compensación a los familiares de los muertos, aunque agregó que el gobierno pagará por el tratamiento de los heridos.
La compañía petrolera Shell asegura que más de 28 por ciento de los derrames de petróleo ocurridos en el delta del Níger donde opera son consecuencia del sabotaje, debido a la perforación de los oleoductos o el cierre forzado de las estaciones de abastecimiento.
La tragedia revela la magnitud de la pobreza en el estado de Delta, donde se produce la mayor parte del crudo de Nigeria, el sexto país productor de petróleo del mundo.
"Las compañías petroleras y el gobierno corrupto de Nigeria prefieren" lucrar con la industria petrolera "antes de fomentar la seguridad del público", dijo Tony Juniper, director de la organización ecologista londinense Amigos de la Tierra, a una radio europea.
"El hecho de que la gente se lance a recoger el petróleo de un oleoducto averiado demuestra que la impresionante riqueza petrolera de Nigeria sigue en control de unos pocos, en lugar de beneficiar a la mayoría", dijo.
Los pobladores de Jesse, como en el resto de Delta, labran pequeñas parcelas de tierra a las que se ven confinados por las compañías transnacionales.
El gobierno y las compañías petroleras se niegan a invertir en la comunidad parte de las ganancias obtenidas por la venta de petróleo, aseguran habitantes locales.
"Poca o ninguna compensación se pagó a los propietarios de la tierra donde se halló el petróleo y la compañía petrolera pudo hacer lo que quiso en su prospección", sostuvo Ledum Mitee, del Movimiento para la Supervivencia del Pueblo Ogoni (MOSOP).
"La compañía siguió explotando el petróleo y el gas de nuestras tierras sin tener en cuenta el ambiente, la seguridad ni nuestra propia existencia", agregó.
Mitee aseguró que los derrames y los accidentes causados por el uso de equipos y tecnologías anticuadas, con el fin de maximizar las ganancias, destruyó tierras y vías de agua. "Una de las víctimas más visibles de los derrames han sido los árboles manglares en los pantanos", explicó.
"El manglar era una fuente de leña y hábitat" de fuentes de alimentos del pueblo ogoni. Pero el crudo "envenenó las riberas" que albergaban a las ostras y cangrejos, indicó Mitee.
Como resultado, los pescadores ogoni perdieron su ocupación y su fuente de proteína. Los ogoni no cuentan con los recursos ni con la experiencia para dedicarse a la pesca marítima, y aun cuando la tuvieran, sus productos son demasiado caros para competir con el pescado congelado importado que inundó el mercado, sostuvo.
El gobierno nigeriano depende de los ingresos del sector petrolero, que genera 10.000 millones de dólares por año, y ejerce un fuerte control sobre la industria.
Ken Saro Wira, dirigente de MOSOP ejecutado por el gobierno, había exigido al régimen militar y la compañía petrolera Shell que limpiaran la contaminación ambiental creada en la tierra y compensaran al pueblo ogoni, unos 500.000 habitantes de los 100 millones de personas de este país.
En 1994, Saro Wiwa y ocho dirigentes ogoni fueron detenidos por presuntamente instigar a la muerte de cuatro jefes ogoni. Hallados culpables, fueron ejecutados en noviembre de 1995. (FIN/IPS/tra-en/ro/mn/aq/en/98