La crisis financiera mundial dio a una coalición de países en desarrollo nueva voz en las reuniones anuales del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI) celebradas en esta capital.
El Grupo de los 24 (G-24), en una declaración inusualmente categórica, desafió a los países ricos a jugar su parte en la lucha contra los problemas económicos que han "dañado seriamente" los esfuerzos por el desarrollo.
Los miembros del G-24, temerosos de que su posición ya marginal en el sistema financiero multilateral pueda ser usurpada, criticaron a una nueva confederación forjada por el gobierno de Estados Unidos para encontrar formas de salir de la actual crisis económica.
Las potencias industriales y principales mercados emergentes escogidos por Washington para un nuevo Grupo de los 22 se reunieron este lunes para mantener reuniones con independencia de las del Banco Mundial y el FMI.
El nuevo bloque "no debe ser un sustituto de la discusión relevante en los órganos de decisión apropiados de las instituciones financieras multilaterales", alegaron los miembros del G-24, y renovaron exhortaciones a que los países pobres tengan más votos en el Banco Mundial y el FMI.
"Tenemos un problema. ¿Cómo podemos reaccionar rápidamente para detener la crisis?, porque de otra manera la recesión golpeará a la puerta", dijo el sábado en la sede del FMI el ministro de Economía de Argelia y presidente del G-24 Abdelkarim Harchaoui.
Una forma sería crear fondos de estabilización regional para intervenir rápidamente y restaurar la confianza de corto plazo de los inversores.
Un fondo de este tipo podría haber evitado el terremoto financiero que golpeó a Asia el año pasado, dijo Harchaoui. Sin embargo, todo quedó "en una idea" y los detalles operativos están pendientes.
El G-24, formalmente conocido como "Ministros del Grupo Intergubernamental de los 24 sobre Asuntos Monetarios Internacionales", se reunió por 60 vez el sábado, antes de las reuniones del domingo y este lunes de los comités políticos clave del FMI y el Banco Mundial.
Los gobernadores de las agencias comienzan sus reuniones anuales este martes.
"Muchos países en desarrollo han sufrido la pérdida de ingresos, producción y oportunidades de exportación, y los países industriales comienzan a sentir los efectos de las crisis a través de grandes caídas en mercados de valores y presiones sobre sus instituciones financieras".
Además, la crisis se manifiesta con menores exportaciones, severos riesgos sobre el gasto de los consumidores y la confianza de los inversores", dijo el grupo.
Los países del Tercer Mundo "dieron pasos valerosos para enfrentar la crisis o fortalecer la resistencia de sus economías", incurriendo en el proceso en "importantes costos sociales", según el G-24.
"Estos esfuerzos necesitan ser respaldados mediante la adopción temprana de políticas monetarias y fiscales coordenadas, y reformas estructurales apropiadas, en la mayoría de los países industriales, para revitalizar la economía mundial", agregó la declaración.
Los ministros hicieron un llamado a nuevos recortes en las tasas de interés en países industrializados, y urgieron a Japón a adoptar "una política fiscal más expansionista y a la acción efectiva para enfrentar los problemas en su sector financiero".
Un alivio de las condiciones monetarias en las principales economías eliminaría parte de la presión sobre los países en desarrollo, algunos de los cuales elevaron las tasas de interés en la esperanza de revertir rápidas fugas de capitales.
El aumento de los intereses aún debe atraer a inversores extranjeros, pero contribuyó a una severa disminución del crédito para empresas y mercados locales.
Sin estímulos a la demanda interna en países en crisis, "la reciente ampliación de los déficit fiscales en algunas naciones industriales podría intensificar las presiones proteccionistas en estos países", alertó el G-24.
El grupo también dijo que los países deben ser capaces de "supervisar la exposición a través de fronteras de entidades del sector privado, y reducir la excesiva actividad especuladora en su cambio de divisas y mercados accionarios".
Sin embargo, el G-24 respaldó las prescripciones del FMI para liberar los movimientos de capital, siempre y cuando los países en desarrollo controlen el ritmo y la especificidad de la liberalización.
La supervisión financiera de prestamistas e inversores, no sólo de quienes reciben créditos, debe ser mejorada, dijeron los ministros. Pero el Banco Mundial y el FMI "no deben permitirse quedar en la posición de servir como agencias que fijan las tasas".
Las agencias que fijan las tasas de los créditos han sido criticadas en las últimas semanas por alimentar el pánico de los inversores.
Los esfuerzos por brindar alivio de la deuda a los países más pobres fueron "lentos e inadecuados" y deben acelerarse, incluso si esto significa vender parte de las reservas de oro del FMI, afirmaron los ministros.
A la vez, los ministros criticaron al Club de París de prestamistas bilaterales por no asegurar que la carga de la deuda se comparta de forma proporcional, para permitir que más países se beneficien de la iniciativa para Países Pobres Severamente Endeudados.
El grupo criticó la decisión del 31 de julio del Banco Mundial para elevar las tasas de interés que cobra a estos países, como "particularmente inapropiadas en un momento de creciente estrés financiero para una mayoría de beneficiarios". (FIN/IPS/tra-en/aa/lp/if ip/98