La crisis económica global está "a la vuelta de la esquina" y solo una política monetaria de carácter mundial conducida por los países más poderosos podrá apaciguarla, dijo el ex ministro de Economía de Argentina, Domingo Cavallo.
"Todos los países creen que tienen políticas monetarias soberanas y se aprestan a defenderlas, pero hace falta una política global", advirtió Cavallo, durante una conferencia sobre apertura y privatización en América Central celebrada este lunes en San José.
Cavallo propuso que el Grupo de los Siete (G-7), que reúne a los países más industrializados del planeta, ejerza el liderazgo mundial y asuma la responsabilidad de conducir o por lo menos coordinar, esta iniciativa.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial comenzaron el martes su reunión anual en Washington en procura de una vía de escape al caos financiero que agobia al mundo a raíz de la crisis que comenzó el año pasado en el sudeste de Asia y que continuó en Rusia y América Latina.
"Si el G-7 asume ese verdadero liderazgo, el FMI y el Banco Mundial podrían dar el apoyo técnico", comentó Cavallo.
La Reserva Federal de Estados Unidos, el Bundesbank de Alemania y, eventualmente, el banco central japonés son, según Cavallo, los que tienen en sus manos una solución a la crisis. "Los bancos centrales deberían inyectar liquidez a la economía global para evitar una contracción del crédito", dijo.
El ex ministro argentino sostuvo que la baja de las tasas de interés resuelta este mes por la Reserva Federal estadounidense fue tímida y no resolverá el problema.
La aparente incapacidad de los organismos multilaterales de crédito para encontrar una solución contrasta con la rapidez del avance de la crisis.
Los problemas que hoy amenazan el crecimiento económico del mundo comenzaron en Tailandia en junio, con la devaluación del baht, la moneda de ese país. De inmediato se extendieron al sudeste de Asia, luego a Japón y en los últimos meses a Rusia y a América Latina.
La principal preocupación es que Brasil, la mayor economía de América Latina, caiga en recesión, arrastre al resto de la región y afecte a Estados Unidos, cuyo crecimiento económico, a su vez, también comenzó a desacelerarse.
Brasil sufrió salidas masivas de capital, calculadas en 25.000 millones de dólares, y negocia en Washington un crédito para afrontar la contingencia.
Las autoridades de ese país insisten en que no cambiarán su política cambiaria, conocida como Plan Real, impuesto para abatir la inflación en 1994 por el actual presidente Fernando Henrique Cardoso, entonces al frente del Ministerio de Hacienda.
"Brasil debe mantener el Plan Real y evitar una reestructuración compulsiva de su deuda interna", comentó Cavallo.
El ex ministro argentino recomendó a los países centroamericanos apresurar sus políticas de apertura y privatización, con el fin de manejar un menor volumen de deuda pública y prepararse para la llegada de la crisis.
Las economías centroamericanas tienen un vínculo poco directo con el sistema financiero internacional, pues sus mercados de valores aún son incipientes.
Sin embargo, los expertos vaticinaron que la región sí sufrirá los efectos de la crisis en sus inversiones, su comercio exterior y su turismo. Los países ya comenzaron a tomar medidas para mitigar estas consecuencias y proteger sus monedas.
El Banco Central de Costa Rica restringió en septiembre la expansión del crédito, aumentó el ritmo de devaluación (que se hace mediante miniajustes periódicos) y subió 1,5 puntos porcentuales las tasas de interés de bonos en colones, la moneda nacional, que se suman a otra alza de 2,75 puntos hace dos meses.
También el Banco Central de Honduras aumentó dos puntos porcentuales los tipos de interés en el sistema bancario, debido a la iliquidez del mercado.
La tasa promedio del sistema bancario subió de 30,18 por ciento en julio a entre 32 y 33 por ciento, mientras la tasa de los bonos del Estado subió de 21 a 23 por ciento en el mismo período.
En la misma línea, el Banco Central de Guatemala cambió su política monetaria al alzar los tipos de interés para retirar liquidez de la economía, con el fin de proteger la moneda local, el quetzal.
Algunos expertos pronostican que la crisis tomará totalmente desprotegido a Panamá, donde la moneda tiene paridad con el dólar.
"En este momento, Panamá sería sorprendida con una economía totalmente abierta", sostuvo el economista José Eulogio Torres, pues los ingresos del gobierno serán menores a raíz de la crisis internacional, por lo que recomendó mejorar el manejo de las finanzas públicas.
Cavallo recomendó a América Central centrarse en las privatizaciones y la apertura de la economía. La venta de empresas estatales aumentaría la productividad y reduciría la deuda pública, lo que ayudaría a los países de la región a pasar la crisis, dijo.
Guatemala, Honduras y El Salvador llevan adelante ambiciosos programas de privatización, en especial en el área de telecomunicaciones. Mientras, Costa Rica aún no ha definido un programa integral de privatizaciones. (FIN/IPS/am/mj/if/98