/BOLETIN-INTEGRACION/ AMERICA LATINA: Paradigma desarrollista de Cepal cumple 50 años

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) celebra esta semana 50 años de vida, reivindicando su papel como constructora del paradigma desarrollista de la región.

El "desarrollismo cepalino", expresión despectiva en labios de la intelectualidad radicalizada de izquierda de los años 60, ha sobrevivido en estas cinco décadas, pero aún pugna por abrirse espacios en los gobiernos y en los poderes empresariales.

Creada en 1948 como comisión regional del Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas, la Cepal conmemora su primer medio siglo en su sede permanente de Santiago de Chile con un proceso de reflexión sobre su trayectoria y pensamiento.

La comisión, cuyo actual secretario ejecutivo es el colombiano José Antonio Ocampo, no ha sido sólo una cantera de ideas, sino también de cuadros políticos y económicos para América Latina, como lo demuestra el reelegido presidente de Brasil, Fernando Henrique Cardoso.

En las instalaciones de Cepal, durante su exilio en Chile en los años 60, Cardoso formuló, junto con el sociólogo chileno Enzo Faletto, su famosa teoría de la dependencia, que lo proyectó desde el mundo académico a la política.

Lo interesante es constatar hoy que la propuesta de Cardoso y Faletto se enmarcó en una línea de análisis que Cepal construyó desde sus primeros días, bajo la inspiración del argentino Raúl Prebisch y otros pensadores latinoamericanos.

En la introducción de un libro lanzado con oportunidad de este aniversario número 50, el experto Ricardo Bielschowsky señala como contribución fundamental de Cepal "la teoría estructuralista del subdesarrollo periférico latinoamericano".

Esa es, según Bielschowsky, la referencia abstracto-teórica de un cuerpo analítico cruzado con un método "esencialmente histórico e inductivo", que se conjuga entonces con el estudio de las condiciones estructurales de la periferia.

Prebisch, fallecido en Santiago en 1983, fue uno de los economistas que primero planteó una propuesta de desarrollo para América Latina, atendiendo al carácter periférico de la región respecto de las economías centrales del Norte industrializado.

El principio "normativo" del nacimiento de Cepal "es la necesidad de que el Estado contribuya al ordenamiento del desarrollo económico en las condiciones de la periferia latinoamericana. Se trata, en suma, del paradigma desarrollista latinoamericano", apunta Bielschowsky.

La América Latina que emergía de la segunda guerra mundial en el escenario de la guerra fría necesitaba fórmulas propias no sólo para relacionarse con el mundo, sino también para enfrentar sus problemas sociales y económicos internos.

En las cinco décadas de historia de Cepal se advirten propuestas centrales e "ideas fuerza" que fueron marcando los rumbos y énfasis de sus propuestas para el desarrollo de América Latina y el Caribe.

La industrialización que Cepal promovió desde su nacimiento hizo que su ideario pasara a ser identificado durante años con el proceso de sustitución de importaciones, que entró en crisis en las décadas del 70 y el 80.

El debate histórico al respecto no está todavía resuelto. La sustitución de importaciones, arrasada por los vientos aperturistas y las ventajas comparativas que trajo el neoliberalismo, dio a la región tasas de crecimiento económico que no se han vuelto a repetir.

Los responsables de Cepal, en todo caso, rechazan que se la identifique con una sola propuesta y sostienen que sus "ideas fuerza" han evolucionado al ritmo de los cambios mundiales y en la región, sin perder de vista el objetivo central del desarrollo.

Así en los años 50, la industrialización impulsada por el Estado fue la "receta" que correspondía para reinsertar la región en el mundo de posguerra, con crecimiento, progreso técnico, creación de empleo y distribución del ingreso.

En la década del 60 se buscó remover los obstáculos para la industrialización sustitutiva, en un mundo en que caían los precios de las materias primas, generando así el denominado deterioro de los términos de intercambio.

En esa década comenzó la integración regional, mientras los países latinoamericanos enfrentaban desequilibrios estructurales en sus balanzas de pagos y la inflación y el desempleo adquirían también un carácter estructural.

No obstante, esas dos primeras décadas coincidieron con ciclos expansivos de la economía mundial, interrumpidos con la crisis de mediados del 70, preámbulo del "crack" del endeudamiento externo que llevó a la "década perdida" de los años 80.

En los años 70, Cepal planteó una "reorientación de los 'estilos' de desarrollo hacia la homogeneización social y hacia la diversificación pro exportadora", de acuerdo a la visión histórico-estructural que traza Bielschowsky.

En la década del 80, las "ideas fuerza" apuntaron a superar la crisis del endeudamiento externo mediante "el ajuste con crecimiento", que buscó contrarrestar el impacto de las políticas de choque en los sectores pobres.

Cuando termina el milenio, y como propuesta central para la década del 90, Cepal aboga por una "transformación productiva con equidad", que tiene, como siempre, el doble objetivo de insertar a la región en la economía mundial y, al mismo tiempo, atacar sus rezagos sociales. (FIN/IPS/ggr/ag/dv-if/98

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