Una red internacional de organizaciones de mujeres reclamó cambios a los acuerdos que permiten la presencia militar de Estados Unidos en Asia, para terminar con los casos de violencia sexual cometidos por soldados.
"Los actos de violencia contra mujeres y niños cometidos por personal militar suelen ser tolerados o considerados como hechos aislados" dijo Margo Okazawa-Rey, una de las cooordinadoras de la Red de Mujeres de Estadounidenses y Asia Oriental contra el Militarismo de Estados Unidos.
Unas 50 representantes de organizaciones de Corea del Sur, Filipinas, Japón y Estados Unidos se reunieron legisladores y representantes del gobierno en Washington para recalcar que la violencia comprende casos de asesinato, violación y explotación sexual.
La Red demandó cambios en los acuerdos, por considerar que al evitarse el procesamiento de soldados por crímenes cometidos en otros países se admite "una conducta de violencia contra las mujeres".
"Los acuerdos garantizan la protección legal del personal de las bases, pero no establecen medidas de seguridad para las comunidades vecinas ni para el ambiente", afirmó Okazawa-Rey, profesora en la Universidad de San Francisco.
Entre los acuerdos cuestionados de los que es partícipe Estados Unidos figuran los vigentes con Japón y Corea del Sur, y un convenio de fuerzas visitantes en proceso de negociación con Filipinas.
Una delegación de mujeres de la isla japonesa de Okinawa fue más allá al demandar el desmantelamiento de las 42 bases de Estados Unidos ubicadas en ese territorio hace más de 50 años.
"Cincuenta y tres años es suficiente. La verdad es que hemos sufrido", dijo Suzuyo Takazato, de un grupo de mujeres de Okinawa. La prostitución y las violaciones son parte del sistema, y sus víctimas son mujeres de la localidad, denunció la activista.
La reacción de las mujeres surgió en 1995 por la violación de una niña de 12 años cometida por tres militares de Estados Unidos. "Japón es el país del mundo donde se procesó el mayor número de infantes de marina y soldados por violación, acoso a niños y otros tipos de agresión sexual", explicó Takazato.
Los archivos de la armada y de los infantes de marina revelan que desde 1988 la corte marcial realizó 169 juicios por agresión sexual entre los 41.008 efectivos de sus bases en Okinawa.
Un informe parlamentario de Corea del Sur estimó que personal militar estadounidense cometió unos 30.000 delitos contra civiles entre 1967 y 1987, incluyendo asesinato, violación y abuso sexual, dijo la directora de la Campaña para Erradicar los Crímenes de Soldados de Estados Unidos en ese país, Yu Jin Yeong.
Yu añadió que el acuerdo que establece la presencia de fuerzas estadounidenses garantiza a los militares inmunidad contra el procesamiento por delitos que hayan cometido en Corea del Sur, y por esa razón rara vez se presentan denuncias en tribunales del país asiático.
"El ejército de Estados Unidos es arrogante cuando dice que vino a proteger a Corea del Sur, mientras le falta el respeto a los ciudadanos coreanos", añadió.
En este país la campaña también salió a la luz por un hecho de sangre, el brutal asesinato y violación de una mujer cometido por militares estadounidenses en 1992.
En Filipinas se denuncia que la presencia de los militares de Estados Unidos provocó un auge de la prostitución que no amaina a pesar de la retirada de las bases en 1992.
Las organizaciones de mujeres alegan que un acuerdo de fuerzas visitantes destinado a reanudar las maniobras conjuntas y a permitir la visita de buques de guerra a Filipinas sólo empeorará este panorama.
"Creemos que la ratificación del acuerdo va a exacerbar la explotación sexual de nuestro pueblo, en especial de mujeres y niños pobres que son vulnerables a la prostitución", afirmó Aída Santos, directora de la organización Mujeres para la Educación, Desarrollo, Productividad e Investigación.
Los grupos dijeron que los niños engendrados por militares de Estados Unidos suelen resultar abandonados y discriminados por las comunidades.
Un portavoz del Departamento (ministerio) de Defensa estadounidense, mayor Bryan Salas, aseguró que el Pentágono "toma muy en serio" las preocupaciones de estas mujeres..
Salas recalcó que "las tropas de Estados Unidos no están en la región por su beneficio, sino porque nuestro gobierno y el de Japón consideran que ese despliegue es esencial para conservar la seguridad y la estabilidad en la región de Asia y el Pacífico".
Pero Suzuyo Takazato se preguntó cuál seguridad es la que están preservando. La activista de Okinawa consideró que el concepto de seguridad debe ser reconsiderado y desmilitarizado. (FIN/IPS/tra- en/dk/mk/lc-mj/hd ip/98