La creciente expansión de pestes, plagas y virus no nativos en todo el planeta amenaza la supervivencia de la diversidad biológica y los ecosistemas de la Tierra, alertó el Worldwatch Institute.
Un informe de la organización de investigación ambiental sostuvo que el peligro potencial de las especies no nativas o exóticas no recibe atención suficiente de los gobiernos.
"Los intentos por tratar el problema de forma integrada han sido débiles e inconsistentes", dijo el sábado Chris Bright, investigador asociado de Worldwatch Institute y autor del informe "La vida fuera de sus límites: Bioinvasión en un mundo sin fronteras".
"Muchos científicos están preocupados por este tema, pero resulta extremadamente difícil traducir esa preocupación en una política coherente", agregó.
Las culebras marrones de árbol se trasladan desde Guam a Hawaii escondidas en la caja de las ruedas de un avión, y el mosquito tigre asiático, agente de la fiebre amarilla y otras enfermedades, pasa de un país a otro en contenedores de neumáticos usados.
La habilidad de las pestes, plagas y virus peligrosos de movilizarse alrededor del mundo no tienen precedentes, afirma el informe.
El comercio mundial y los patrones de viaje actuales permiten a estas especies pasar por encima de límites naturales como montañas, desiertos y corrientes oceánicas. Los organismos no nativos están destruyendo los ecosistemas, dijo Bright.
La expansión de las especies exóticas también pone en peligro la salud pública y cuesta a las economías millones de dólares anuales.
La bioinvasión es un tipo de contaminación "inteligente", y en relación a los organismos vivientes, los contaminantes químicos son inertes y no pueden reproducirse.
Pero una especie exótica puede proliferar en el tiempo y expandirse en nuevas áreas, dijo el estudio. Además, puede adaptarse, y tiende a ser mejor en su capacidad de explotar los recursos del área, y de desplazar a las especies nativas.
Cuando una planta y un animal es liberado en un nuevo ambiente y encuentra condiciones aptas y no hay predadores, puede producir una explosión demográfica, explicó Bright.
En el proceso, puede superar a las especies nativas en la competencia por algunos recursos esenciales. Si es un virus, puede infectar a especies nativas, o si se trata de un predador, simplemente puede comerlas.
En el lago Victoria en Africa, por ejemplo, un predador voraz eliminó unos 200 especies de peces nativos en la mayor extinción vertebrada jamás registrada, destacó el estudio.
Estas invasione pueden devastar el ambiente. En el sur de China, un jacinto acuático proveniente de América del Sur redujo de tal modo el área en el lago Dianchi, cerca de la ciudad de Kunming, que el clima se volvió más árido, y desaparecieron más de 60 especies de peces del lago.
La bioinvasión es un proceso antiguo, pero lo nuevo es que la economía mundial expande más y más criaturas en agua de lastre de barcos, contenedores, e incluso mercaderías.
El escarabajo de cuernos largos asiáticos, un insecto que mata cierto tipo de árboles, se convirtió en el centro de una disputa comercial internacional.
Debido a la capacidad del insecto de viajar e productos de madera no procesados comerciados de costa a costa del oceáno Pacífico, Estados Unidos prohibió las importaciones de estos productos desde China.
Organizaciones ambientalistas, como el Centro de Recursos Ambientales del Pacífico, alegan que las políticas comerciales que impulsan la intensificación del comercio en productos de madera aumentarán la incidencia de plagas no nativas.
La salud humana también corre riesgos. En 1991, el cólera retornó a América, a través de agua de un barco desechada en una bahía peruana. Más de un millón de personas se infectaron y murieron unas 10.000.
Otras invasiones amenazan los alimentos. Los virus de cultivos expandidos por una especie exótica de mosca blanca forzaron el abandono de más de un millón de hectáreas en América del Sur, por ejemplo. En el Mar Negro, una medusa atlántica provocó el colapso de la pesca. (FIN/IPS/tra-en/dk/mk/lp/en/98