La participación del ejército de Uganda en conflictos armados en países vecinos podría llevar a este país al aislamiento, advirtieron analistas y opositores.
"Las perspectivas no son buenas. Los países vecinos se despertaron y cuestionan el papel de Uganda en los conflictos en Sudán, Ruanda y la República Democrática de Congo" (RDC, ex Zaire), dijo John Barya, de la Organización Movimiento Libertad, con sede en Kampala.
El ejército de Uganda, que llevó a Yoweri Museveni al poder en 1986, lucha en varios frentes: contra la Alianza de Fuerzas Democráticas en la frontera con la RDC, contra el Ejército de Resistencia del Señor (LRA) en el norte, en el límite con Sudán, y contra un grupo de disidentes en Kampala.
Además, envió militares dentro de la RDC, que, según Museveni, luchan contra los rebeldes ugandeses que operan desde el este de ese país, donde el gobierno de Laurent-Desiré Kabila perdió el control.
Kabila acusó a Uganda y Ruanda de promover la rebelión que comenzó el 2 de agosto en la RDC, después de que el mandatario ordenó a las tropas ruandesas a retirarse del territorio.
Esas tropas, así como las ugandesas, asistieron a Kabila en el derrocamiento del fallecido ex presidente Mobutu Sese Seko, en mayo de 1997. Tanto Ruanda como Uganda niegan colaborar con los actuales rebeldes de la RDC, que también combatieron contra Mobutu.
Museveni dijo que sus tropas permanecerán en territorio congoleño hasta asegurarse de que los disidentes ugandeses no operan desde allí.
Kenia también acusó al ejército de Uganda de ingresar en su territorio durante operativos contra los rebeldes.
"Los dos países mantienen relaciones amistosas, pero bajo la superficie hay incertidumbre y sospechas", dijo Cephas Torori, del Instituto de la Democracia de Kenia.
Las relaciones entre Uganda y Sudán tampoco están en un buen momento, después del apoyo abierto de Museveni al ataque con misiles de Estados Unidos sobre Jartum el 20 de agosto.
Washington afirmó que el régimen islámico sudanés usaba una planta farmacéutica para fabricar bombas. Sudán negó la acusación.
El gobierno ugandés afirmó la semana pasada que rebeldes de su país y de Ruanda son entrenados en Sudán para pelear contra los grupos que quieren derrocar a Kabila en la RDC.
Uganda "no debe participar en las guerras de otros países cuando nosotros tenemos nuestros propios problemas", sostuvo La legisladora opositora Cecilia Ogwal.
Ogwal, dirigente del proscripto partido Congreso Popular de Uganda, atribuyó el aumento de las actividades rebeldes en el país a la "inflexibilidad" del gobierno de Museveni. "Este es un sistema dictatorial, monolítico, y no permite que la oposición se desarrolle", expresó.
El legislador Aggrey Awori advirtió que su país se convirtió en "una isla", distanciada de sus vecinos.
Uganda reforzó la seguridad en bancos y sedes diplomáticas tras una serie de ataques de milicianos en Kampala. La semana pasada estallaron tres bombas que mataron a 30 personas en autobuses que viajaban de la capital hacia el sur.
El parlamento ugandés aprobó un aumento de 26 por ciento en el presupuesto de defensa para apoyar la lucha contra los rebeldes.
Hablando ante los legisladores, Museveni dijo que no dialogará con los guerrilleros porque "son personas que cometieron crímenes de lesa humanidad".
Además, negó que haya aumentado la inseguridad en el país. "Por el contrario, está disminuyendo a medida que aumenta la capacidad del estado", dijo el mandatario.
Barya, de la Organización Movimiento Libertad, dijo que "es difícil para el gobierno contener a los rebeldes, a pesar de la superioridad del ejército" y del aumento del gasto militar. (FIN/IPS/tra-en/ja/di-mj/ip/98