/BOLETIN-DD HH/ SUDAFRICA: Ola de crímenes pone en guardia a los agricultores

Los productores agrícolas de Sudáfrica, en su mayoría blancos, se están organizando contra la delincuencia violenta, mientras acusan al gobierno de Nelson Mandela de no hacer lo suficiente para protegerlos.

Los agricultores crearon verdaderas unidades de comandos y milicias que patrullan las áreas donde viven y trabajan con la misión de detectar extraños sospechosos, con el fin de detener una ola de delincuencia que ya ocasionó el asesinato de 550 granjeros desde 1994.

La pobreza surge como factor detonante. Los trabajadores agrícolas son pobres entre los pobres, con salarios menores al mínimo, contituyénodse en su mayoría por negros (61 por ciento), y mestizos (36 por ciento), mientras que sólo uno por ciento es población blanca.

Además de la pobreza hay otro factor gravitante: los agricultores son blancos afrikaners, y para muchos negros son un símbolo del tenebroso régimen de segregación racial conocido como apartheid.

La familia del granjero Jan Uys ni siquiera cerraban con llave la puerta de su casa, cerca de esta comunidad de Sudáfrica, pero desde que mataron a su padre en el patio, hace cinco años, la vivienda se convirtió en una fortaleza.

Un perro "bull terrier" vigila el patio protegido por una cerca eléctrica. La única vía de acceso es un portón a control remoto y la casa está equipada con alarma, rejas y puertas de acero especiales. Además, cuenta con un sistema de radio para comunicarse de inmediato con los vecinos o con la policía.

Hasta ahora, Uys invirtió unos 5.000 dólares para proteger a su familia. Y en Sudáfrica hay miles de agricultores como él que están armándose.

La policía informó que en lo que va de 1998 se registraron 305 ataques contra agricultores. Solo en julio fueron asesinados 18 personas.

Los granjeros solicitaron ayuda a la comunidad empresarial y presentaron peticiones al gobierno de Mandela. La primera de ellas es la reinstauración de la pena de muerte y la segunda es destinar una partida de los impuestos que ellos mismos pagan para financiar mayor protección policíaca.

Agricultores de todo el país planean una reunión de sus representantes con Mandela en octubre, así como una protesta nacional en la que prevén tomar las calles para dar a conocer su preocupación.

"Tratamos de informarle al mundo que algo grave está ocurriendo en este país", dijo el presidente de la Unión Agrícola de Mpumalanga, Lourie Bosman, en representación de los agricultores del norte del país.

"La delincuencia está matando al país", declaró, por su parte, Graham McIntosh, presidente de la asociación de granjeros de la provincia de KwaZulu Natal, en el este de Sudáfrica.

Este país ostenta los índices de criminalidad violenta más elevadas del mundo. El informe "Pobreza y Desigualdad en Sudáfrica", auspiciado por la Organización de las Naciones Unidas y el gobierno, criticó a la policía por concentrarse en castigar los crímenes y no en prevenirlos.

El informe, difundido en mayo, reveló que siete por ciento de la población sudafricana controla 40 por ciento de la riqueza y que 72 por ciento de los pobres viven en zonas rurales.

La policía atribuye la ola de crímenes contra agricultores a la "delincuencia pura", pero también hacen notar que en muchos casos parece haber existido un nexo previo entre los afectados y los ladrones, que pueden ser o haber sido empleados en la granja.

El comisionado de policía Karel Britz, nombrado por Mandela para dirigir una comisión sobre delitos graves y violentos, sostuvo que los agricultores son vulnerables porque viven aislados.

"Son objetivos fáciles, en un país donde existe cultura de violencia. Los agricultores deben asegurar sus casas y estar alerta ante la posibilidad de un ataque", dijo Britz, quien aseguró que la policía hace lo que puede.

Los agricultores están estremecidos por la violencia de algunos crímenes. Los ladrones esperan todo el día hasta que los integrantes de las familias están de regreso a casa para entrar y matarlos, y se registraron también casos de tortura y violación antes del asesinato.

Ya es difícil encontrar un agricultor que no haya sido tocado por la delincuencia de alguna manera. Jan Uys no logra encontrar el nombre de ninguno de sus conocidos que no haya sido víctima de una manera u otra. El, por cierto, abandonó el negocio del ganado ante los constantes robos, y ahora planta árboles.

Richard Gumede, representante del Sindicato de Trabajadores Agrícolas que agrupa a unos 8.000 blancos y negros, dijo que los empleados se sienten frustrados por los bajos sueldos. "Empezamos a trabajar jóvenes y morimos jóvenes", comentó.

"No sé la causa de los asesinatos, pero sin duda es necesario que agricultores y empleados trabajen en conjunto para detenerlos", añadió Gumede. Algunos granjeros "tratan brutalmente y explotan a sus empleados, y por eso debemos reunirnos para resolver nuestros problemas", dijo.

Mientras, los informes oficiales revelan que la violencia contra los agricultores es cada día más gruesa.

A comienzos de mes, un granjero fue acuchillado hasta la muerte, una mujer logró sobrevivir a un ataque similar, un productor de leche fue baleado en su cama, otro fue acribillado por supuestos compradores de ganado en la sala de su casa, y hubo otros dos más que aparecieron muertos a tiros.

"Cuando mataron a mi padre hace cinco años, se habló del hecho durante semanas. Ahora es como parte de una rutina. Nos limitamos a comentar que 'mataron a otro'. Si nosotros actuamos de esa forma, ¿qué puede esperarse del gobierno?", dijo Uys. (FIN/IPS/tra-en/jb/pm/lc-mj/ip hd/98

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