El médico español José Manuel Reverte Coma, experto de la Universidad Complutense de Madrid, participará como observador en la exhumación y nueva autopsia del obispo de Guatemala Juan Gerardi, asesinado el 26 de abril.
Reverte, experto de la Universidad Complutense de Madrid, consideró, tras observar las fotos que le envió el Ministerio Público de Guatemala en julio, que las heridas que sufrió Gerardi en la cabeza, cuello y manos, "fueron causadas, aparentemente, por un animal grande".
Las sospechas recayeron entonces sobre Baloo, el perro pastor alemán del sacerdote Mario Orantes, único detenido como sospechoso del asesinato, residente de la casa parroquial de la iglesia San Sebastián, donde se cometió el crimen y donde también vivía Gerardi.
Sin embargo, el médico guatemalteco Mario Guerra, con 20 años de experiencia como forense, manifestó tras realizar la autopsia de Gerardi que no había observado en el cadáver mordeduras de perro.
El perro también será sometido a estudios para establecer, entre otras cosas, si es capaz de atacar, tal como lo solicitó el abogado defensor de Orantes, quien dijo temer la muerte de la mascota a causa de su delicado estado de salud.
Reverte llegó el martes pasado a Guatemala, reveló el diario Siglo Veintiuno.
Gerardi fue asesinado con un bloque de cemento que le destrozó el cráneo y rostro. El crimen ocurrió dos días después que la Oficina de Derechos Humanos (ODHA), que él coordinaba, presentara un exhaustivo informe sobre violaciones de derechos humanos cometidas durante el conflicto armado interno.
El informe titulado "Guatemala: Nunca más" responsabiliza al ejército de la mayoría de atrocidades cometidas en la guerra que duró 36 años y dejó un saldo de más de 150.000 muertos, 200.000 desaparecidos, un millón de desplazados internos y 45.000 refugiados reconocidos.
La detención como sospechoso del compañero de vivienda del asesinado Gerardi y de la doméstica Margarita López, a quien acusaron de encubrimiento por haber ayudado a limpiar la escena del crimen, al día siguiente, cuando aún se recopilaban evidencias, fue sorpresiva.
Sin embargo, ninguno de los militares cuyos nombres trascendieron como posibles involucrados en el crimen fueron investigados. Por este motivo, el obispo Mario Ríos Montt, sucesor de Gerardi, solicitó la separación del fiscal Otto Ardón, a cargo del caso, a quien acusó de parcialidad.
Pero el fiscal general, Adolfo González Rodas, consideró que Ardón "está realizando bien su trabajo, por lo que no existe razón para separarlo del caso".
La fecha exacta para la exhumación aún no ha sido fijada porque la fiscalía, la ODHA y la defensa deben proponer sus expertos y señalar qué se pretende establecer con la diligencia, aunque el más urgente es comprobar si existen en el cadáver mordeduras de perro.
Carlos Aldana, coordinador de la Pastoral Social del Arzobispado, dijo el lunes pasado que "la Iglesia Católica no ha dejado de ser atacada por sectores fundamentalistas, militares de línea dura, políticos conservadores y por una parte del poder económico".
Aldana señaló que la iglesia siempre ha sido atacada, pero esta situación se agudizó por el trabajo en derechos humanos y la asistencia brindada a la población desplazada y a los refugiados.
"El asesinato de monseñor Gerardi evidencia este ataque, lo pone a flote", indicó.
El domingo, en varias iglesias de la capital, se leyó la carta que el sacerdote Orantes escribió desde la cárcel, en la que reitera su inocencia. (FIN/IPS/cz/mj/ip hd/98