Los campesinos de Tailandia, que solían buscar trabajo temporario en sectores como la construcción para solventar los insumos que requieren sus cultivos, se ven obligados a abandonar las ciudades por la crisis económica.
El gobierno pidió a los inmigrantes procedentes del campo que regresen a sus poblados para trabajar en la agricultura, que antaño era el sostén de la economía. Las autoridades promueven el retorno a una vida más autosuficiente en el sector rural, donde el dinero en efectivo no es tan indispensable.
Pero Samreng Kampaka, que espera junto con dos amigos el ómnibus de regreso a Amnatcherun, en el nordeste de Tailandia, dijo que esta fórmula no funciona, y aseguró que la escasez de trabajo en la ciudad afectará la calidad de vida de su familia.
De los 97 dólares mensuales que recibía como salario en la construcción, Samreng enviaba 73 de regreso a su pueblo para pagar el colegio de sus dos hijos, la cuenta de electricidad y los fertilizantes del arroz. Ahora no tiene ese dinero, y sus cultivos están en peligro.
Samreg y sus dos amigos no tuvieron alternativa a regresar al nordeste de Tailandia, preocupados porque debían enfrentar a su familias y decirles que ya no hay trabajo en la capital.
Los tres obreros de la construcción salieron de Amnatcherun hace casi un mes para buscar empleo en Bangkok, como todos los años. Lo hicieron cargando 100 kilos de arroz, suficiente para mantenerse durante su estancia en la capital.
Pero pasaron los días y no conseguían empleo. Entonces viajaron hacia el sur, a la provincia de Phuket, donde también les fue mal. Tailandia, golpeada por la crisis asiática, no tiene vacantes en la industria de la construcción.
Al final, se vieron obligados a vender el arroz que les quedaba y con los 36,5 dólares obtenidos les alcanzó apenas para pagar el pasaje de regreso a casa.
"Antes, la situación era tan buena que ni siquiera necesitábamos venir a Bangkok. Eran ellos los que nos iban a buscar al pueblo", dijo Samreng, de 40 años. Muchos aldeanos suelen buscar trabajo en otros lugares después de la estación de lluvias.
"Ahora ya sé que no hay más trabajo en la ciudad. No sé que podré hacer, además de cultivar de arroz", añadió.
"Este año no hay lluvia para arroz. Eso significa que no ganaremos nada. Voy a tener que pedir prestado, y la tasa de interés es de 50 por ciento por tres meses. Pero no tengo alternativa", dijo Samreng.
El desempleo en Tailandia es de cerca de nueve por ciento. El ministro de Trabajo, Trairong Suvankiri, dijo que 2.000 personas pierden su trabajo cada día, mientras se prevé que la economía se contraiga siete por ciento este año.
Como era de esperar, los desempleados se impacientan. Unos 5.000 obreros despedidos de una fábrica textil organizaron este mes una serie de protestas en demanda de compensaciones. Los 5.000 empleados del Banco de Comercio se lanzaron a las calles en defensa de sus puestos de trabajo.
El gobierno carece de una estrategia para lidiar con la pobreza, fuera de entregar pequeños préstamos de 244 dólares para que los desempleados puedan realizar algún tipo de negocio, según críticos.
"El problema es demasiado grande para que yo pueda afrontarlo solo. Todo el gobierno debe responder ante este problema", dijo el ministro Trairong.
Lampai Orampa, despedida de una fábrica textil, dijo que el gobierno envió personas a capacitarlos en la preparación de postres para vender si perdían su empleo. "Si todos estamos vendiendo postres, ¿quién se supone que los va a comprar?", se lamentó.
"Trabajé aquí 15 años y cada mes mandaba plata para mi familia en el campo. Ahora debo volver a vivir con ellos sin dinero en el bolsillo, y no sé qué será de nosotros", añadió Orampa.
"No me sorprendería que en el futuro próximo haya disturbios a causa de la pobreza", comentó Suriya Thongnuead, asesora del Foro de los Pobres, una red de organizaciones no gubernamentales y de agricultores que cubre todo el país.
El Foro de los Pobres y algunos académicos han criticado la estrategia económica del gobierno de Chuan Leekpai, que sigue las recomendaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI). La entidad recaudó el año pasado un paquete de ayuda a Tailandia por 17.200 millones de dólares.
"El gobierno, en el marco del acuerdo con el FMI, trata de resolver los problemas del sector financiero sin preocuparse por los pobres. Es injusto que los pobres paguen por problemas económicos causados por una minoría", dijo Suriya.
La representante del Foro dijo que la población ha sido afectada por medidas impuestas por el FMI, como el aumento de los impuestos a la gasolina, la eliminación de subsidios a los servicios públicos y la privatización de empresas estatales.
El costo de vida aumentó de forma drástica tras la aplicación de estas medidas, mientras la agricultura se encuentra amenazada pues depende del dinero enviado por trabajadores que migran a las ciudades en busca de empleo.
El caso de Boonta Jansri, un obrero de 30 años que solía trabajar en la industria de la construcción, es común. A comienzos de mes se vio obligado a vender sus dos búfalos para poder pagar el fertilizante del arroz, y ahora su futuro es incierto.
"Hace tres meses perdí mi empleo y ahora no nos queda nada de dinero. No sé lo que haremos si la cosecha de arroz no es buena este año. Lo único que puedo hacer es rezarle a Buda para pedirle ayuda", dijo. (FIN/IPS/tra-en/pd/js/if lb ip/lc-mj/98