Las obras para salvar a Venecia del imprevisto aumento de las mareas de invierno, con inundaciones que provocan graves daños materiales en esta ciudad de Italia, tendrán un costo 3.000 millones de dólares.
El proceso del proyecto "Moisés", elaborado por un comité internacional de cinco expertos, que prevé el establecimiento de barreras móviles que serán alzadas sólo en caso de emergencia, se iniciará en septiembre, al término de las vacaciones de verano.
El comité, designado en 1995 por el jefe del gobierno, Lamberto Dini, actual ministro de Relaciones Exteriores, está presidido por el francés Philippe Bordeaux, e integrado por Pier Vellinga, de Holanda, Jean Marie Martin, de Francia, Chiang Mei, de Estados Unidos, e Ignazio Musu, de Italia.
"Moisés es una iniciativa gigantesca, cuya realización demandará ocho años, requerirá el trabajo de 10.000 personas y tendrá un costo de mantenimiento y administración de 10 millones de dólares al año.
Las barreras, 79 en total, tendrán cinco metros de espesor, 20 de ancho y 30 metros de largo en la parte más profunda, y un peso de 250 a 350 toneladas. Se requerirá media hora para alzarlas, cerrar la laguna e impedir la entrada de la marea, y estarán en acción de cuatro a cinco horas, unas 12 veces al año.
Se estima que los trabajos para este proyecto que tendría el inestimable valor económico y cultural de salvar a Venecia y sus tesoros arquitectónicos, comenzarían en el año 2000 y concluirían en el 2008.
La salvación y conservación de la ciudad y su laguna fue declarada por el ministro de Obras Públicas, Paolo Costa, "problema de prioritario interés nacional".
Costa, ex rector de la Universidad de Venecia, pedirá un préstamo internacional de 7.000 millones de dólares para financiar el proyecto, así como para la recuperación y mantenimiento del patrimonio histórico de la ciudad.
El ministro italiano demandó un "gesto mundial de generosidad económico-cultural de parte de instituciones públicas y privadas".
Sobre el proceso del proyecto, en septiembre se deberá pronunciar la Comisión Nacional para el impacto ambiental y luego pasará a un gran comité formado por ministros, el presidente de la región de Veneto, Giancarlo Galan, y el alcalde de Venecia, Massimo Cacciari, y los de las ciudades cercanas.
Si las opiniones son coincidentes, el procedimiento concluye y comienza la ejecución del proyecto. En caso contrario, la palabra definitiva la tendrá el Consejo de Ministros.
A diferencia de otras barreras contra inundaciones realizadas en otras partes del mundo, las de este proyecto no se verán, porque gran parte de su estructura estará sumergida y serán alzadas sólo en caso de inundaciones de cierto nivel, cuando el agua alta supere un metro y medio de altura.
El proyecto fue calificado por los expertos como eficaz y de "mínimo impacto en el ambiente".
La obra pretende impedir que se repita un día como el del 4 de noviembre de 1966, cuando una masa de agua de dos metros de altura afectó monumentos y edificios, enlodando todo lo que encontró en su turbulento camino. Durante 23 horas, el agua de la laguna más famosa del planeta se mantuvo a un metro de altura.
Desde entonces se discute sobre la forma de evitar el problema.
El presidente de la Región del Veneto manifestó: "finalmente nos acercamos al momento histórico en el cual, después de 30 años de discusiones, llegó la hora de iniciar el proyecto que deberá poner término al problema de las aguas altas".
El Alcalde de Venecia calificó, por su parte, de serio el estudio realizado por los expertos.
"Se han necesitado 30 años para llegar a conclusiones que para los venecianos son incluso obvias", comentó Gianni De Checchi, secretario de los artesanos venecianos.
De Checchi invitó a las autoridades a tomar medidas también para descontaminar la laguna y garantizar su tejido productivo, para que cese el cierre o la transferencia a tierra firme de importantes actividades económicas. (FIN/IPS/jp/ag/cr/98
