La ministra de Hacienda de Venezuela, Maritza Izaguirre, anunció hoy el tercer ajuste del año en el cálculo del valor promedio del barril del petróleo tras el nuevo derrumbe de los precios internacionales, lo que agudiza la crisis económica interna en medio de una incierta campaña electoral.
El gobierno presentará la semana próxima al Congreso la nueva estimación de ingresos, que representa una merma de 1.100 millones de dólares sobre el nivel establecido en junio, pero aún confía en no tener que reducir el presupuesto de gastos, gracias a diferentes maniobras financieras en estudio.
Venezuela ha realizado dos recortes en los gastos a medida que fue bajando la estimación de los ingresos fiscales del petróleo, basados inicialmente en un valor del barril de exportación de 15,5 dólares, casi seis dólares más que su nivel actual.
Izaguirre dijo que la nueva estimación del barril promedio se situará entre 11,5 y 11,6 dólares.
Hasta ahora, la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) se comprometió a entregar al fisco unos 7.000 millones de dólares, como si el barril se vendiera a un promedio de 13 dólares, en base a cortes propios en sus gastos e inversiones por unos 2.400 millones de dólares.
Pero PDVSA habría notificado que el nuevo derrumbe de los precios observado este mes, en combinación con el recorte de 525.000 barriles diarios con el que paulatinamente se comprometió a colaborar para impulsar los precios, le impiden mantener esa oferta fiscal.
De todos modos, el ministro de Planificación, Teodoro Petkoff, anticipó que entre los escenarios que se estudian para enfrentar el nuevo corte en los ingresos es el de una nueva reducción de los gastos de PDVSA y otras empresas públicas no financieras.
El presupuesto quedó fijado tras la última revisión en 20.300 millones de dólares, en un país con 23 millones de habitantes, de las que 68 por ciento viven en pobreza, según cifras oficiales, 15 puntos porcentuales más que cuando comenzó el gobierno del independiente socialcristiano Rafael Caldera, en 1994.
El año pasado fue el único de su quinquenio en que la economía tuvo un neto incremento de más de cinco por ciento, tras la confianza internacional y nacional por el retorno de Caldera a la senda neoliberal un año antes y el efecto de la apertura petrolera a las transnacionales.
Este año la economía se contraerá 1,5 por ciento, según la última estimación, mientras que el deficit público se elevaría a 4,6 por ciento del producto interno bruto, equivalente a 4.600 millones de dólares, si no se toman medidas, tal como exige el Fondo Monetario Internacional.
El presidente del Banco Central, Antonio Casas, acotó este jueves que la situación es "terrible", por la caída general de la economía mundial tras el ahondamiento de la crisis asiática y su impacto sobre el petróleo, sostén financiero del país.
Casas también admitió que "el escenario político" dificulta la eficiencia de medidas que no sean de muy corto plazo para contener variables monetarias de la crisis, por la expectativa negativa que se ha generado en torno a las elecciones presidenciales de diciembre.
Los inversores externos e internos y los agentes productivos mantienen una percepción negativa sobre Venezuela que está muy influida por la posible victoria electoral del ex líder golpista y militar retirado Hugo Chávez, el favorito, según las encuestas.
Chávez despierta temor en el voluble y determinante mundo del capital más que por haber atentado contra la democracia en una cruenta asonada en 1992, por sus propuestas de nacionalismo político e intervencionismo económico, pese a las garantías de mantener postulados neoliberales con que matiza su discurso.
La confusión sobre lo que sucederá en las elecciones y el escenario que se abrirá en el país si gana Chávez y su heterógeneo Polo Patriótico, si es derrotado o si llegara eventualmente a desconocerse su triunfo ahonda los problemas de la vapuleada economía y el impacto social de la crisis.
El cálculo oficial de la desocupación al cierre de junio se situó en 11,3 por ciento, pero no contabiliza despidos masivos desde julio y encubre parte del desempleo, según portavoces sindicales. De los 8,6 millones de personas con empleo, casi 49 por ciento se desempeñan en el sector informal.
Casas rechazó por enésima vez que el Banco Central piense establecer un control de cambios para contener la depreciación del bolívar, después que su paridad con el dólar se situó por encima de 570 unidades, frente a 505 en enero y 540 en junio.
Tan solo en la jornada del miércoles, se adquirieron 140 millones de dólares. Diferentes fuentes aseguraron este jueves que desde ahora hasta noviembre se espera una fuga de capitales superior a 1.600 millones de dólares.
Pese a la merma de ingresos petroleros de unos 7.000 millones de dólares, Venezuela cuenta con el aval de un monto de reservas de 14.700 millones de dólares, comentó Casas, pero es difícil prever la situación en los próximos meses.
Otra distorsión de la economía con alto impacto social es la abrupta subida de las tasas de interés para empréstitos a más de 50 por ciento, 15 puntos por encima de la inflación prevista, lo que produjo un gran frenazo en la demanda de bienes y amenaza a muchas familias que temen no poder afrontar sus deudas. (FIN/IPS/eg/mj/if/98