CAMBOYA: Capitalismo al estilo del Jemer Rojo

Este poblado en el noroeste de Camboya, otrora bastión del Jemer Rojo y aún hoy gobernada por un ex general de ese grupo maoísta, da sus primeros pasos a través del capitalismo y la democracia pluripartidista.

El camino a Pailin es accidentado, no sólo porque el terreno es desparejo, sino porque la ruta continúa en mal estado después de décadas de guerra civil y descuido.

En los numerosos puntos de inspección que se encuentran a lo largo de la carretera, algunos legales y otros no, militares y civiles tratan de sacarle algo a los viajeros. Por ejemplo, dinero o cigarrillos.

Tanques abandonados y carteles que alertan de campos minados también marcan el camino. Son recuerdos de las décadas de conflicto que destrozaron este país de Indochina. Son, además, muestras de la distancia entre los residentes locales y el gobierno central en estos días.

Pero la imagen es completamente diferente al entrar en Pailin. La prueba más deslumbrante de los cambiantes tiempos es el casino que se erige en el centro del poblado, contrastando con su entorno.

El casino es administrado por una empresa de Macao y emplea a pobladores locales, pero tiene en la puerta un cartel que reza: "Prohibida la entrada a ciudadanos de Camboya".

El establecimiento atiende a turistas que cruzan desde la cercana Tailanda, donde el juego de azar es ilegal. El casino sólo acepta dólares y bahts, la moneda tailandesa.

Pailin era el baluarte más grande y rico del Jemer Rojo, grupo de inspiración maoísta que gobernó Camboya entre 1975 y 1979, período en el que murieron más de un millón de personas ajusticiados o a causa de la tortura, el hambre y las enfermedades.

En 1979, Vietnam invadió Camboya e impuso un nuevo gobierno. El Jemer Rojo, que obligó a la población urbana a dedicarse a las tareas agrícolas y abolió el dinero, pasó a convertirse en un grupo guerrillero.

Pailin está hoy gobernada por un ex general jemer, Ee Chhean, y se está convirtiendo en un campo de batalla empresarial, muy distante de los "campos de la muerte" con que se asociaba a su grupo en el pasado.

La inversión extranjera procedente de Tailandia, Corea del Sur, China y Macao llega este poblado, donde a inicios de los 90 hubo duros enfrentamientos entre el gobierno central y la guerrilla maoísta.

Pailin se convirtió en una zona con administración autónoma después de que el ex ministro de Relaciones Exteriores del Jemer Rojo, Ieng Sary, se pasó al bando gubernamental en 1996 y se retiró a esta zona tras un acuerdo con el gobierno instalado en Phnom Penh, la capital.

Facciones guerrilleras de línea dura que responden al actual líder jemer, Ta Mok, aún continúan luchando, pero el movimiento está virtualmente acabado tras la muerte en abril de su líder histórico, Pol Pot, según la mayoría de los observadores.

"Deseamos que esta guerra llegue a su fin", dijo Chan Youran, ex viceprimer ministro del régimen del Jemer Rojo, durante la campaña electoral para las elecciones generales celebradas el 26 de julio.

"Hubo demasiadas batallas y muertes, y el tiempo ha cambiado la actitud del pueblo, así como la nuestra", puntualizó.

Otros ex dirigentes de esa organización también hablaron a favor de la democracia y las elecciones cuando un grupo de periodistas extranjeros llegaron a esta localidad durante la campaña electoral.

"El pueblo de Pailin y yo preferimos el sistema pluralista. La única forma de atender los problemas es mediante una elección", dijo Raam Somean, un ex general del Jemer Rojo.

Ocho de los 12 candidatos al único escaño de Pailin en la Asamblea Nacional fueron guerrilleros.

Pero el opositor partido del ex ministro de Finanzas Sam Rainsy ganó ese cargo.

Pailin es uno de los distritos electorales que por primera vez tendrá representación parlamentaria. Las elecciones de julio marcaron la primera votación popular en esta zona.

Las elecciones nacionales fueron ganadas por el Partido del Pueblo Camboyano, liderado por Hun Sen, seguido por el monárquico Frente Nacional Unido (Funcinpec) y luego por el partido de Sam Rainsy.

Hoy, la retórica de los ex dirigentes del Jemer Rojo parece muy alejada de sus antiguas prácticas de impedir elecciones, intentar imponer un modelo socialista y asesinar o mandar a trabajar al campo a maestros e intelectuales.

"Hubo cambios en Pailin. Antes, los dirigentes le decían al pueblo qué hacer. Ahora no tenemos poder ni para obligarlos a votar", dijo Ireng Vuth, vicegobernador de Pailin e hijo del ex canciller Ieng Sary.

"Antes, el Jemer Rojo le daba bicletas a la gente, y ellos tenían que escuchar las instrucciones de los dirigentes. Hoy, casi todos tienen sus propios negocios, de manera que pueden hacer lo que quieran", agregó.

Pero los lugareños dicen que poco ha cambiado en cuanto a quién manda, a pesar de la derrota de los maoístas en la lucha por el gobierno.

De hecho, muchos afirman que la población sigue las órdenes de Ieng Sary, no las del gobierno central. Esto explicaría la presencia de tropas leales a Hun Sen en las afueras de Pailin.

Y aunque los soldados del Jemer Rojo bajo las órdenes de Sary se han integrado a las fuerzas gubernamentales, se cree que aún son leales a los ex jefes guerrilleros y responden al gobernador Ee Chhean.

La población de Pailin parece librada a su propia suerte. Los residentes afirman que muchos siguen viviendo del contrabando de piedras preciosas y madera hacia Tailandia.

El gobierno central tampoco parece hacer mucho por Pailin, como parece indicarlo el mal estado de las rutas que llevan a esta zona.

"Más allá de las promesas del gobierno de que mejoraría la infraestructura, la verdad es que a nadie le importa", indicó un residente.

El dueño de un restaurante que reclamó reserva de su identidad contradijo las optimistas declaraciones de los actuales dirigentes políticos en materia de democracia y negocios.

"Básicamente, Pailin aún es una jungla primitiva donde sólo sobreviven los más fuertes. Aquí no reina el derecho", comentó.

El comerciante aseguró que, si son atrapados, los delincuentes pueden ser ejecutados sin juicio previo. "¿Democracia occidental? Nos gustaría probarla pero por ahora suena como una broma para nosotros", señaló. (FIN/IPS/tra-en/ccy/di-mj/ip/98

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