Los incendios usuales en el verano se multiplicaron este mes en los bordes amazónicos de Brasil, amenazando el Parque Nacional de Xingú, donde viven 16 grupos indígenas, y otras áreas protegidas.
Más de 29.000 focos de incendios, una cifra sin precedentes, fueron observados por el Centro de Estudios Climáticos del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE) a través de imágenes de satélites.
La intensificación de las "quemadas", uso del fuego para preparar siembras y pastizales, ya era esperada desde el año pasado ante la prolongada sequía provocada por el fenómeno climático de El Niño.
El área más afectada es Bananal, la mayor isla fluvial del mundo, con dos millones de hectáreas rodeados por el Río Araguaia, en el estado de Tocantins. Un gran incendio ya se extendió por casi 20 por ciento de la isla ocupada por el Parque Indígena del Araguaia.
La situación del Xingú preocupa porque es un símbolo de la política de protección a los indígenas en Brasil. Numerosos focos de "quemada" se acercan al territorio, en el norte del estado de Mato Grosso, que concentra cerca de 6.000 personas de 16 tribus.
El gobierno debe enviar en los próximos días un refuerzo de 500 hombres a la región, entre bomberos de Brasilia y soldados del Ejército y la Fuerza Aérea, para evitar la destrucción de los bosques del Parque de Xingú.
Creado en 1961, el parque de 2,8 millones de hectáreas se convirtió en un ejemplo exitoso de los territorios reservados a las poblaciones indígenas. Su existencia se debe a la lucha de los tres hermanos Villas-Boas, conocidos defensores de los indígenas brasileños.
Pero la acción de la industria maderera se acerca al area protegida y amenaza los bosques del parque, denunció el Instituto Socioambiental, una organización no gubernamental con sedes en Sao Paulo y Brasilia.
La extracción de maderas podría alcanzar las fronteras del parque dentro de dos años, según el instituto, que está elaborando un mapa del área ya deforestada en los alrededores de Xing y capacita a los propios indígenas para inspeccionar y proteger los bosques.
El fuego ya quemó más de 300.000 hectáreas de pastizales y bosques en municipios vecinos, avanzando cuatro kilómetros por día en seis frentes, algunos de los cuales en dirección al Parque de Xing, evaluó el Cuerpo de Bomberos del estado de Mato Grosso.
En Goiás, otro estado duramente afectado por la sequía, además de los incendios, unas 40 ciudades enfrentan la escasez de agua. La capital provincial, Goiânia, está entre las amenazadas de un colapso, ya que en los dos ríos que la abastecen el caudal se redujo a la mitad del normal.
Desde mayo no llueve en muchas áreas del estado y este mes empezó un período más seco aún, según la Compañía de Recursos Hídricos local.
Goiás, tal como Brasilia, queda en el centro de la región de clima semiárido brasileño, en que la vegetación de sabanas y pocos bosques suele quemarse espontáneamente cuando la sequía usual, entre junio y octubre, se hace más fuerte.
En Brasilia, la humedad del aire bajó a 14 por ciento en los últimos dias, un índice crítico cercano al de desiertos.
La mayor cantidad de incendios parece afectar, por ahora, áreas de ese tipo de vegetación, los llamados "cerrados" y las zonas amazónicas ya deforestadas.
Aún es imposible identificar, por imágenes satelitales, el área boscosa atacada por los incendios, dijo Carlos Nobre, jefe del Centro de Estudios Climáticos del INPE.
El calor y la baja humedad son la causa del gran aumento de focos de fuego en los estados de Goiás, Maranhao, Mato Grosso, Pará y Tocantins, en el centro-oeste y centro-norte de Brasil, donde no se prevé la caída de lluvias por lo menos en los próximos cinco días, informó Nobre.
El fuego se extiende también a estados vecinos menos afectados. En Bahía, en el Nordeste, focos de fuego amenazan la Chapada de Diamantina, un area de importancia ambiental y turística. (FIN/IPS/mo/ml/en/98