/BOLETIN-INTEGRACION/ MERCOSUR: Polémica en Uruguay ante inversiones extranjeras

Las inversiones extranjeras en empresas de Uruguay, especialmente en hipermarcados, desataron una polémica con efectos políticos cuando miles de comerciantes minoristas denunciaron riesgo de quiebra y aumento del desempleo.

Uruguay, con 3,1 millones de habitantes, es el más pequeño de los cuatro países del Mercado Común del Sur (Mercosur), integrado también por Argentina, Brasil y Paraguay.

El interés de las inversiones extranjeras cambió a partir de 1995, cuando los cuatro países formalizaron la unión aduanera y convirtieron a esta región de más de 200 millones de habitantes en la cuarta potencia comercial del mundo.

La ubicación estratégica de Uruguay, entre Argentina y Brasil, fue el imán para los inversores, que llegaron con una nueva visión que modificó las tradiciones comerciales locales.

Una compañía extranjera no busca en Uruguay mayor rentabilidad que en su país sino que desarrolla "planes estratégicos globales. Están comprando consumidores de bebidas, alimentos o tarjetas de crédito", dijo el abogado de empresas Daniel Ferrer.

En los últimos dos años las inversiones en Uruguay registraron un fuerte aumento.

La filial argentina del Exxel Group, de Estados Unidos, compró la cadena de supermercados Devoto, la mayor del país, el Clearing de Informes, el mayor banco de datos de créditos, y busca asociarse con Conaprole, la mayor empresa de productos lácteos.

El grupo francés Casino Geant está a punto de concretar la compra de la cadena de supermercados Disco y el grupo Bank Boston compró Oca Card, la tarjeta de crédito uruguaya de mayor uso en el marcado local.

Granja Moro, la mayor empresa productora de aves del país fue comprada por el grupo argentino Rasic luego de una severa crisis financiera y argentinos también compraron productoras de especias y una de las dos mayores fabricantes de productos de limpieza.

Capitales chilenos adquirieron la papelera Ipusa y la transnacional estadounidense Colgate Palmolive compró la fábrica de jabón Bao, una marca tradicional en Uruguay. El 62 por ciento de Funsa, una fábrica de neumáticos con 60 años de historia, también fue vendido al grupo estadounidense Titan.

Especialistas consultados por IPS estimaron en casi 400 millones de dólares las inversiones extranjeras en esas compras.

Las inversiones extranjeras directas en los 11 países de la Asociación Latinoamericana de Integración (Aladi) fue de 43.000 millones de dólares en 1997, de los cuales Brasil captó 17.000 millones.

Las inversiones en Uruguay forzaron la reconversión de muchos de los pequeños comercios, ante el mayor horario de atención al público de los centros comerciales y de los precios más bajos de los grandes comercios.

Gremios empresariales de almaceneros, baristas, panaderos, carniceros, fabricantes de pastas, farmacéuticos y confiteros se unieron a mediados de este nes para denunciar que miles de trabajadores pueden quedar desempleados ante el crecimiento de los hipermercados.

"Está demostrado internacionalmente que por cada plaza de trabajo que genera esa modalidad comercial provoca la pérdida de seis empleos" en los pequeños comercios, muchos de los cuales se ven obligados a cerrar, dijo a IPS un vocero del Centro de Almaceneros Minoristas, Baristas y Afines del Uruguay.

El desempleo en Uruguay ha venido cayendo en los últimos años. En el trimestre abril-junio se ubicó en 9,8 por ciento, mientras que en 1996 fue de 13 por ciento y en 1997 de 11,4 por ciento.

Los pequeños comerciantes, que aseguran que está en riesgo su futuro, dijeron defender a "las familias que poseen poco capital y que tienen como medio de vida su pequeño comercio".

En 1996, Devoto instaló por primera vez un hipermercado en Sayago, un barrio obrero de Montevideo, lo que determinó el cierre de varios pequeños comercios de la zona, dijeron los comerciantes minoristas.

El Centro de Almaceneros Minoristas organizó el año pasado compras en conjunto de varios comercios de barrio como forma de combatir la competencia de los grandes supermercados y alentó a sus asociados a dar "una atención personalizada" de la que carecen sus grandes competidores.

La presión de los gremios de pequeños comerciantes despertó el interés de políticos, que ahora estudian reglamentar la instalación de comercios de grandes superficies.

"La concentración comercial está haciendo correr el riesgo de que se caiga en oligopolios", alertó el presidente de la Cámara de Diputados, Jaime Trobo.

Pero la Asociación de Supermercados del Uruguay se opone porque esto sería "frenar el progreso", según su presidente, Luis Eduardo Cardoso, quien aseguró que "la libertad, tanto del empresario como del consumidor, es un principio fundamental para el desarrollo del sector". (FIN/IPS/rr/ag/if/98

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