El rey de Marruecos autorizó una propuesta para convertir al "zakat", el principio de caridad islámica, en un impuesto efectivo sobre las personas de mayores ingresos para ayudar a los niños de la calle.
El rey Hassan II solicitó este mes la formalización del sistema de zakat para financiar proyectos sociales para los niños desvalidos. La iniciativa obtuvo rápidamente el respaldo de religiosos islámicos que interpretan el zakat como un deber, y no como una limosna, que debe imponerse a los ricos.
En septiembre se realizará un encuentro de funcionarios y religiosos para analizar la mejor forma de implementar el zakat y garantizar la "salud, la enseñanza básica y la capacitación" de los niños de la calle.
Hace unos años, los niños de la calle eran prácticamente desconocidos en este país norafricano de 27 millones de habitantes. Pero cientos de menores de edad cayeron en la pobreza debido al rápido crecimiento demográfico y a la lenta expansión económica.
"Yo era buen estudiante, pero después de la muerte de mi padre, mi madre, que trabaja como empleada doméstica, ya no pudo mandarme a la escuela. Así que salí a la calle para ayudar a criar a mis dos hermanas menores", dijo Jalil, lustrabotas de 14 años de edad.
Teólogos como Mahmoud Waddar sostienen que si el zakat se hubiera aplicado correctamente, el problema de la mendicidad no habría aparecido.
En la actualidad, cientos de mendigos transitan por las calles y se encuentran frente a las mezquitas, sobre todo en los días sagrados y los viernes, el día santo de la religión islámica, y en las zonas donde se encuentran las oficinas públicas.
El "zakat es uno de los pilares de la religión islámica. Es un deber que los ricos tienen que cumplir porque protege a los pobres de la mendicidad, la pobreza y la depravación", sostuvo Waddar.
Los comerciantes discrepan. Hamid Merbah, propietario de una cadena de tiendas de ropa en Casablanca, opina que los ricos deben contribuir en la lucha contra los problemas sociales y la pobreza.
"La caridad ayuda a calmar a los pobres y eliminar su odio y rencor hacia los ricos. Por tanto, ayuda a preservar los intereses de todos", explicó.
Pero Jabbour Drar, otro empresario capitalino, considera que ya hay suficientes impuestos. "Depende del Estado hallar otros medios para dirimir la cuestión, en lugar de imponer nuevos impuestos", opinó.
"Es el deber del gobierno recaudar el zakat entre los ricos y emplearlo de acuerdo con los principios del Islam. El profeta Mahoma y sus califas recibían limosnas de los ricos. Incluso utilizaban la fuerza para obtenerlas de aquellos que se negaban a pagar", sostuvo el experto Omar Ennajm.
Otros consideran que el zakat es un arma en la guerra moderna contra la hegemonía del capitalismo occidental. El "zakat es una de las reformas financieras que propuso el Islam mucho antes de que predominaran los distintos sistemas occidentales", dijo el académico Abderrahim Nadil.
"El sistema de seguridad social musulmán puede ser muy piadoso si se aplican los auténticos principios de la religión", manifestó Nadil.
Algunos de los niños de la calle fueron abandonados por sus familias o dejaron la escuela.
"La cantidad creciente de estos niños, a los que vemos en la calle consumiendo drogas y siendo presas de todo tipo de desviación, es una prueba del deterioro de la moral y la solidaridad social de nuestra sociedad musulmana", dijo el profesor de estudios islámicos Omar Misse.
Sólo dos organizaciones no gubernamentales trabajan con los niños de la calle, Mi Hogar y Hora Feliz, y sólo lo hacen en Casablanca. En el resto del país no hay ayuda para los menores en estas condiciones.
Hassan II instó a la sociedad a ayudar a los niños, a los que llamó los "hombres del mañana". El psiquiatra Rachid el Jlifi, de Hora Feliz, señaló que también existe un número creciente de niñas sin hogar.
"El problema de las niñas de la calle es aun más inquietante. Antes sólo había una niña por cada 25 niños sin hogar. Ahora son una por cada siete", sostuvo.
El Jlifi advirtió que el país experimenta el nacimiento de una tercera generación de niños de la calle, nacidos de padres y abuelos que vivieron en las mismas condiciones. El desempleo es una de las causas. Los padres terminan en la calle o envían a sus hijos a conseguir su sustento en el asfalto.
La tasa de desempleo asciende a 16 por ciento, lo que equivale a 1,5 millones de personas sin empleo. La economía sólo puede generar 200.000 nuevos puestos de trabajo por año, informó el ministro de empleo Jalid Alioua. (FIN/IPS/tra-en/aa/rj/aq-ml/pr/98