KAZAJSTAN-CHINA: Vínculo consolidado preocupa a EEUU y a Rusia

Kazajstán y China firmaron un acuerdo que pone fin a un prolongado conflicto fronterizo y los libra del último obstáculo para establecer fuertes vínculos económicos y diplomáticos, lo cual genera preocupación a Estados Unidos y Rusia.

El acuerdo fue firmado el sábado, al cabo de una reunión que congregó a altos funcionarios de China y las repúblicas con las que comparte los 8.000 kilómetros de la antigua frontera con la hoy disuelta Unión Soviética, o sea Rusia, Kazajstán, Kirgizstán y Tajikistán.

En la primera parte de la cumbre de dos días en Alma Ata, se dividió casi en mitades iguales dos territorios en disputa en los 1.900 kilómetros de frontera kazajo-china.

Los presidentes Nursultán Nazarbayev, de Kazajstán, y Jiang Zemin, de China, también lanzaron un programa de cooperación de 15 años cuya firma dejó en evidencia el acelerado desarrollo del costado comercial de las relaciones.

Luego de 74 años como república soviética bajo el dominio de Rusia, Kazajstán está dispuesta a consolidar su independiencia mediante el fortalecimiento del vínculo con China. La compatibilidad de ambas economías ha facilitado en esta década la concreción de ese objetivo.

Kazajstán, una república de escasa densidad de población, cuenta con petróleo y gas natural para la exportación. La demanda de esos productos es cada vez mayor en una China que ha planificado una rápida industrialización.

El gobierno kazajo firmó un contrato por 9.200 millones de dólares con la empresa estatal Corporación Nacional Petrolera de China para desarrollar un campo petrolero en la cuenca del mar Caspio y construir un oleoducto de 3.000 kilómetros hacia la región de Xinjiang, en el occidente chino.

El contrato minimizó los esfuerzos de consorcios occidentales para incursionar en el subsuelo de la disuelta Unión Soviética, en especial la muy promocionada explotación de los campos de Azerbaiján, e incluso los de Rusia, que pretendía que la estatal Compañía Lukoil tuviera trato preferencial en Kazajstán.

También fue un avance psicológico importante para los kazajos, que durante medio siglo percibían a China como una amenaza. Al firmar el acuerdo, Kazajstán también confirmó su viraje hacia Oriente en su búsqueda de dinero, tecnología y energía, en especial a China, Japón y Corea del Sur.

El potencial de las exportaciones de petróleo queda en evidencia cuando se considera el consumo actual y se las compara con el mercado mundial. Cada chino consume tres barriles anuales de petróleo en promedio. Esa cifra sube a 66 barriles en el caso de Estados Unidos.

Las reservas de petróleo ya constatadas en el subsuelo de Kazajstán, un país de 2,75 millones de kilómetros cuadrados con una población de apenas 19 millones de personas, ascienden a 8.000 millones de barriles. China cuenta con el triple, pero tiene una población 65 veces mayor.

Entre 1993, año en que China se convirtió en importador neto de petróleo, y 1996, las compras se multiplicaron por 18, de 25.000 barriles diarios a 445.000, y desde entonces casi se duplicaron hasta alcanzar 800.000 barriles diarios en 1997.

Al suministrar petróleo de forma directa y por vía terrestre a su nuevo cliente, Kazajstán, que carece de costa oceánica, eludió puntos de conflicto en Asia central como los oleoductos a través de Irán o bajo el mar Caspio y evitó así el transporte por mar a través de puertos rusos como alternativa para la exportación.

Al destinar petróleo kazajo a la Región Autónoma de Xinjiang, Beijing impulsa la industrialización de la zona y fortalece su autoridad sobre los musulmanes uigures, muchos de los cuales proclaman la independencia de un estado al que denominan Turkestán Oriental.

Las bombas de los separatistas uigures ya llegaron a Beijing. Muchos líderes rebeldes residen en Kazajstán, que tiene su propia minoría uigur.

Pero los funcionarios que asistieron a la cumbre en Alma Ata llamaron a acabar con los movimientos separatistas motivados por motivos étnicos o religiosos. Con esta declaración y con la solución del conflicto limítrofe, China espera que el gobierno kazajo reprima a los separatistas de uigures exiliados.

Los movimientos secesionistas son, además, una prorufnda preocupación del gobierno kazajo, pues 44 por ciento de la población de la república es de origen ruso.

La población rusa se concentra en el norte del país, en los 4.300 kilómetros de frontera con la Federación Rusa, donde el gobierno de Nazarbayev ubicó en noviembre la nueva capital, Akmola, en previsión de actividades separatistas.

Al igual que Moscú, Washington también está preocupado por el auge de las relaciones entre Kazajstán y China. El gobierno de Bill Clinton aspira a que las antiguas repúblicas soviéticas ganen independencia de Rusia, pero no oculta su pesar de que las compañías petroleras occidentales hayan perdido pie en Kazajstán.

Clinton se ha referido a la cuenca del mar Caspio como el Golfo del siglo XXI y afirmó que la mayor parte de ese petróleo se dirigiría a su país.

Pero eso no sucederá. Cada barril que se dirige a China es un barril que no se dirige a Estados Unidos, que acabará con sus reservas en apenas un decenio, lo que aumentará su dependencia del cada vez más inestable Medio Oriente, donde gana cada día más enemigos por su cercanía con Israel. (FIN/IPS/dh/rj/mj/ip if en/98

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