Japón está lejos de ser el país más progresista en la condición de la mujer, pero los viejos obstáculos para la igualdad de género podrían estar más profundamente enraizados de lo que se cree.
La sociedad japonesa aún piensa que las mujeres sólo pertenecen al hogar, y muy pocas ocupan altos puestos en el sector privado y el gobierno, indica en estudio del gobierno presentado la semana pasada.
A pesar de una creciente conciencia entre el público sobre la igualdad de oportunidades, la idea generalizada en Japón es que en hogares en que el hombre y la mujer trabajan, es ella quien debe hacer las tareas domésticas.
Esta idea es "un gran obstáculo para alcanzar la igualdad de género", dijo Natsuko Horii, directora de la Oficina de Iguladad de Género de la oficina del primer ministro.
Encuestas del gobierno revelan que esta percepción se ha fortalecido durante los últimos cinco años, con 85,6 por ciento de los entrevistados de acuerdo con la idea en 1992 y 86,4 por ciento en 1997.
Los papeles de género estereotipados y la discriminación en el hogar, el lugar de trabajo y la comunidad son los principales impedimentos para que las mujeres se invlucren más en política y altos cargos.
El documento, que presenta al Plan para la Igualdad de Género en el 2000, compara los avances en Japón con la plataforma de acción adoptada en la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer, realizada en Beijing en 1995, y el informe "Visión de la Igualdad de Género" de Tokio.
El documento utiliza el último índice de desarrollo humano (IDH) del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo e informa que Japón pasó del tercer lugar en 1996 al séptimo lugar en 1997, entre 175 países.
Japón se colocó en los últimos años en el 12 lugar del Indice de Desarrollo Relativo al Género, construido en base a indicadores como expectativa de vida, educación y salud.
Pero en relación a la Medida de Potenciación de Género, se ubica muy por debajo, en el 34 lugar, y después de países como Malasia y Zimbabwe. Esta Medida considera factores como participación en el ingreso y altas posiciones en el parlamento y en el sector profesional.
Pero hay más estadísticas poco estimulantes. El informe dice que las empleadas en puestos altos o gerenciales en el gobierno central sólo son 1 por ciento, mientras la proporción de integrantes de asambleas locales sólo es 4,6 por ciento.
En la Dieta o Parlamento, antes de la elección parcial del domingo, había 60 parlamentarias, un nivel sin precedentes en la política japonesa. Pero la proporción de las legisladoras era sólo de ocho por ciento.
El informe indica que las estructuras y operaciones diseñadas en favor de los hombres son el motivo de presión por el cual las mujeres no se involucran en órganos de decisión políticos y empresariales.
Casi 50 por ciento de las mujeres en asambleas locales y cargos gerenciales que respondieron a la encuesta del gobierno citaron como dificultades personales grandes cargas de trabajo hogareño, la crianza de los niños y el cuidado de los ancianos, aún considerado una responsabilidad familiar.
Los hombres japoneses sólo dedican 20 minutos diarios a las tareas domésticas, aunque sus esposas trabajen. Japón firmó la Ley de Igual Oportunidad de Empleo hace 10 años, pero el gobierno fue forzado a enmendarla y la nueva versión entrará en vigor en abril de 1999.
La nueva ley prohíbe la discriminación de parte de las empresas en la contratación y promoción de las mujeres, e incluye una prohibición al uso de anuncios de oferta de empleos que especifiquen el sexo.
La norma es vista como un paso adelante a partir de la ley actual, que no incluye castigos en casos de discriminación.
Pero las activistas que han peleado por iguales oportunidades de empleo afirman que la ley no encara las reaíces de la desigualdad de género en el lugar de trabajo. Los problemas cierran el paso a las mujeres mucho antes de que ingresen a la fuerza de trabajo, alegan.
Hay 21,47 millones o 40 por ciento de las mujeres japonesas empleadas en empresas. Pero el Ministerio de Trabajo informa que sólo dos por ciento ocupan posiciones como jefaturas de secciones, y sólo 1,2 por ciento de las jefas de departamentos son mujeres.
Las mujeres que trabajan a tiempo completo reciben 63 por ciento de los salarios de sus colegas hombres.
Más de 80 por ciento de las trabajadoras tienen entre veinte y treinta y pocos años, lo cual ayuda a explicar porqué hay tan pocas mujeres en altos cargos. (FIN/IPS/tra-en/sk/js/lp/hd lb/98