La decisión de negar la ciudadanía de Estados Unidos a una mujer colombiana porque su inglés era deficiente generó una ola de protestas en el sur del estado de Florida, donde el español es un idioma importante, incluso cuando se trata de obtener un empleo.
La negación de la ciudadanía a la trabajadora doméstica Berta Capellán fue criticada por columnistas de diarios, comentaristas de radio, abogados especializados en inmigración, políticos y parlamentarios.
La ola de protestas reveló una vez más la existencia de una comunidad de inmigrantes latinoamericanos organizada y comprometida. Por otra parte, evidenció que en Florida la población tiene una relación especial con el tema de los idiomas y el bilingüismo en Estados Unidos.
Poco antes de que se produjera el incidente de Capellán, los votantes de California aprobaron eliminar el sistema de educación bilingüe en ese estado, una decisión que ahora será desafiada en los tribunales.
Los tribunales también se convirtieron en escenario de una disputa idiomática en Arizona, donde se acordó por votación que es ilegal utilizar un idioma distinto al inglés en las gestiones ante la administración pública.
En cambio, el Comité de Educación del condado de Miami-Dade aprobó inversiones adicionales por 2,3 millones de dólares para ampliar los programas de educación bilingüe en la zona.
El programa del condado considera aumentar el número de clases bilingües y de escuelas donde se enseña en inglés y español. En el 2010 se exigirá a todos los egresados de secundaria demostrar el conocimiento de un idioma extranjero.
Se pondrá énfasis en español, francés y creole haitiano, pero también se considerarán otros como el japonés o el alemán. El comité escolar estimó que el bilingüismo es un asunto de supervivencia en el sur de Florida.
Sin embargo, no siempre fue así. A comienzos de los años 60, apenas dos por ciento de la población hablaba español. Pero las oleadas migratorias procedentes de Cuba y luego de otras naciones alteraron la demografía y permitieron a Miami alcanzar un comercio de 37.000 millones de dólares con América Latina.
En los años 70 y 80, las iniciativas para promover el bilingüismo tropezaron con la resistencia de grupos conservadores que lograron declarar el inglés como idioma oficial, mientras se prohibía el uso de español en asuntos públicos.
La medida fue revertida en 1993, cuando una redistribución de distritos permitió la elección de seis comisionados de origen latinoamericano para el comité escolar del condado.
Pero la preocupación de esos comisionados que promovían bilingüismo ahora es enarbolada por 350 empresas multinacionales, 53 consulados y 23 oficinas de comercio internacional. Y uno de los problemas que encuentran es la escasez de empleados que hablen más de un idioma.
Un estudio realizado por una experta en bilingüismo de la Universidad de Miami, Sandra Fradd, demostró que sólo dos por ciento de los egresados de escuelas públicas en Miami-Dade son capaces de usar dos idiomas.
"Para desempeñarse en forma efectiva en el campo de los negocios internacionales es necesario leer y escribir en más de un idioma, además de conversar", advirtió Fradd, cuyo estudio estableció que tres cuartas partes de las empresas de la zona opera en español la mitad del tiempo de trabajo.
Estas empresas señalaron que los empleados capaces de conversar con clientes en un idioma distinto al inglés fallan cuando deben escribir informes o memorandos en ese segundo idioma.
Fradd destacó que Florida basa su desarrollo económico en el comercio internacional, un factor que aumenta la necesidad de contar con personal bilingüe. El más importante es el español, pero también sirven el portugués, francés, alemán o japonés, cada vez más frecuentes en Miami-Dade.
Una investigación realizada por el profesor Thomas Boswell evidenció que existe una relación entre el bilingüismo y la situación económica de las familias.
En los grupos familiares latinoamericanos que hablan español en casa e inglés fuera de ella, el ingreso anual era 17.500 dólares superior al de grupos del mismo origen que usan el inglés en todo momento. El ingreso más bajo lo registraron quienes hablan solamente español.
El hallazgo plantea un importante desafío para la comunidad anglófona del Caribe. Algunos inmigrantes de esta región ya se preocuparon por aprender español o por tomar clases para adoptarlo como segundo idioma en una zona de Estados Unidos donde les puede ayudar a obtener mayores ingresos.
Pero quienes aprenden español son la excepción. La mayoría de los caribeños asumen que en Estados Unidos se habla su mismo idioma, el inglés, y que por lo tanto no necesitan aprender ninguna otra lengua para progresar. (FIN/IPS/tra-en/ps/cb/lc-ml/pr/98