La fragilidad de la paz entre India y Pakistán queda evidenciada por el eco de los disparos que se escuchan a diario en la larga frontera binacional del disputado estado indio de Jammu y Cachemira.
Las ametralladoras de alto calibre resuenan en la "línea de control" de la frontera que recorre montañas de rara belleza, selvas espesas y ríos, escenario de 50 años de antagonismo que han provocado ya tres guerras.
El intercambio de disparos comenzó hace 10 años, cuando los militantes musulmanes iniciaron una lucha que ya causó 20.000 muertes por el único estado indio de mayoría islámica. Pero las detonaciones aumentaron tras las pruebas nucleares de India y Pakistán en mayo.
El traqueteo incesante de las ametralladoras a veces se alterna con el lanzamiento de morteros, granadas, cohetes o bombas, mientras miles de soldados de ambos países con capacidad nuclear se protegen en refugios o trincheras.
"India y Pakistán no están en paz, pero tampoco están en guerra", afirmó el coronel M.S. Kauchur, oficial a cargo de una larga porción de la Línea de Control en Rajouri.
Los refugios antibombas que han sido dañados son reparados por la noche, como una forma de ocultarse de los francotiradores que abundan a ambos lados de la frontera.
La línea común se estableció al concluir la primera guerra por Cachemira en 1948, cuando apenas había transcurrido un año desde la independencia de los colonizadores británicos.
Desde entonces, sólo experimentó pequeños cambios, originados en los otros dos conflictos bélicos de 1965 y 1971.
Las autoridades indias aseguran que los disparos procedentes de Pakistán tienen por objeto dar cobertura al ingreso de militantes musulmanes a Cachemira, con la finalidad de profundizar la guerra civil provocada por las demandas de establecer un estado islámico en la región.
Precisaron que el ingreso de estos militantes provenientes de lugares como Afganistán, Sudán y por cierto de Pakistán ocurre al atardecer, justamente cuando se intensifica el intercambio de disparos, con el fin de utilizar la noche para alcanzar bases clandestinas en la Cachemira india.
"Estamos involucrados en una contienda muy peligrosa, y cualquier paso en falso puede ser el último paso", dijo un oficial a cargo del puesto de Nangi Tekri, desde donde se vigila parte de la Cachemira pakistaní. "Es como si estuviéramos en guerra", añadió.
Pakistán, por su parte, niega que esté auxiliando a combatientes musulmanes de Cachemira, y asegura que sus disparos son simplemente una respuesta a la beligerancia demostrada por India en la zona de frontera.
Los musulmanes de Cachemira aliados de Pakistán, que tiene la tercera parte de la región, demandan un plebiscito supervisado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para decidir sobre la autodeterminación de la región.
India prometió aceptar esa consulta hace 50 años, pero hasta ahora no cumplió, y arguye que el tema fue resuelto por tratados posteriores.
El objetivo de los musulmanes es lograr la unión de todo el territorio, que en el pasado formó un principado regido por un maharajá hindú. En 1947, dos meses antes de la independencia, los pathans procedentes del noroeste de Pakistán invadieron y ocuparon la tercera parte de Cachemira.
Los pathans violaron el plazo de seis meses acordado entre Pakistán e India para que el maharajá pudiera determinar a cuál país sumaba su territorio o si se mantenía independiente.
Cuando los invasores se acercaban a la capital veraniega de Srinagar, el maharajá entró en pánico y solicitó la ayuda de India, que envió a sus tropas y detuvo el avance de los pathans.
La ONU auspició un acuerdo de cese al fuego que implicó el compromiso de India de convocar al plebiscito, lo que nunca ocurrió.
Después de la tercera guerra de 1971, que dio origen a la división de Pakistán y el nacimiento de Bangladesh, se firmó el acuerdo de Shimla para abordar el asunto de Cachemira en forma bilateral, un convenio que en la práctica anuló la opción del plebiscito.
La Constitución india consideró a Cachemira como una región autónoma, pero una sucesión de autoridades corruptas sumadas a la intervención federal deterioraron la situación y generó un resentimiento que se tradujo en la rebelión armada de los militantes musulmanes, iniciada en 1989.
Este hecho terminó con la tranquilidad en la línea de control. Los oficiales de Rajouri estiman que desde enero de este año los dos países dispararon 1,53 millones de veces. (FIN/IPS/tra-en/rb/an/lc-ml/ip/98