Cuatro de los cinco estados de Asia central celebrarán este viernes una reunión cumbre para analizar los posibles riesgos de la crisis económica que afecta a Rusia.
Aunque el poder de Rusia sobre los estados de la ex Unión Soviética terminó en 1992, la influencia de Moscú sobre las economías de sus vecinos sigue siendo poderosa.
Los presidentes de Kazajstán, Kirguistán, Uzbekistán y Tajikistán se reunirán en el balneario de Cholpon-Ata, cerca del lago Issyk-Kul, en Kirguizstán, para fortalecer la Unión de Asia Central (UAC), una organización económica creada para reforzar las economías de los cuatro países, con independencia de Rusia.
La UAC fue establecida en enero de 1994 por los presidentes de Uzbekistán y Kazajstán. Kirguizstán se incorporó tres meses después y Tajikistán lo hizo este año.
La cumbre de este viernes brinda a Tajikistán la primera oportunidad de participar en la UAC como miembro pleno, un importante acontecimiento para un país que aún se debe recuperar de una guerra civil que duró cinco años.
Aunque el tratado de paz firmado por ambos bandos de Tajikistán en junio de 1997 se implementó con dificultades, sus vecinos regionales e instituciones como el Banco Mundial están dispuestos a asistir a la economía tajika para garantizar la paz.
Tras su independencia en diciembre de 1991, las repúblicas centroasiáticas de Kazajstán, Kirguizstán, Tajikistán, Turkmenistán y Uzbekistán se incorporaron a la Comunidad de Estados Independientes (CEI), encabezada por Rusia, y a la zona de influencia del rublo ruso.
Pero Moscú impuso severas condiciones a los integrantes de la zona del rublo, lo que obligó a algunos estados de Asia central a acuñar sus propias monedas, aun cuando las circunstancias no eran propicias.
Kazajstán lanzó el tenge en noviembre de 1993, al cambio oficial de 4,5 unidades por dólar estadounidense. Pero debido a la tasa de inflación anual de 75 por ciento y a la caída de 17 por ciento del producto interno bruto de ese año, la moneda se depreció drásticamente.
Para frenar la caída, en enero de 1994 el presidente Nursultan Nazarbayev forjó la unión económica con Uzbekistán, en mejor situación económica que Kazajstán, comenzando por la eliminación de los aranceles aduaneros.
Kirguizstán, con una economía más pequeña pero con buenos resultados al reducir la tasa de inflación de 40 por ciento anual a cinco por ciento en doce meses, agregó su propia experiencia.
Los tres estados pretendían establecer una organización regional para afirmar su identidad no eslava y realizar su potencial económico a través de la cooperación mutua y fuertes vínculos comerciales con países ajenos a la CEI.
Los tres apoyaron la ayuda de Rusia a los neocomunistas laicos de Tajikistán frente a sus oponentes islámicos, pero cuando la victoria militar no se concretó y Moscú optó por una solución política, Kazajstán y Kirguistán aceptaron la transacción.
Uzbekistán se opuso, debido a su férrea posición contra el islamismo.
Tras la creación a principios de este año de una administración tajika de unidad nacional que incluyó a los islamistas, la UAC, reunida en marzo en Tashkent, la capital uzbeka, aceptó incorporar a Tajikistán.
El establecimiento del nuevo gobierno tajiko aumentó las posibilidades de obtener préstamos blandos del Banco Mundial destinados a la reconstrucción de posguerra.
Pero la decisión de incorporar a Tajikistán a la UAC fue más política que económica, porque supuso que los líderes de Kazajstán, Kirguistán y Uzbekistán aceptaran la participación islamista en el gobierno de unidad nacional.
Cada uno de los tres países consideró prudente absorber a Tajikistán en la UAC para influir sobre su comportamiento si la oposición islamista llegaba al poder.
Resultó significativo que el presidente tajiko Imamali Rahmanov llevara a su otrora adversario Sayyid Abdullah Nouri, dirigente islámico presidente de la gubernamental Comisión Nacional de Reconciliación, a la sesión en mayo de los directores del Banco Mundial, en París.
El Banco decidió otorgar a Tajikistán 280 millones de dólares durante los 18 meses siguientes.
La decisión de admitir a Tajikistán en la UAC también tuvo una derivación práctica al obstaculizar el tráfico de drogas que, procedente de Afganistán y dirigido a Rusia y otros puntos occidentales, pasaba por territorio tajiko.
Al integrar a Tajikistán en la unión aduanera, los líderes de la UAC razonaron que podrían controlar con mayor efectividad el tráfico de drogas.
En el ámbito económico, los cuatro estados de la UAC firmaron acuerdos de cooperación económica, crearon mercados bursátiles en común y fundaron un consorcio internacional de energía hidroeléctrica para compartir recursos de agua con fines de irrigación y generación de energía.
Tajikistán y Kirgistán son ricos en recursos hídricos, a diferencia de Uzbekistán y Kazajstán. (FIN/IPS/tra-en/dh/rj/aq-ml/if/98