ESTADOS UNIDOS: Legisladores opuestos a política hacia China

Legisladores de Estados Unidos critican el "compromiso integral" que Washington mantiene hacia China mientras se aproxima la visita de Bill Clinton a Beijing, la primera de un presidente de este país desde la masacre en la plaza Tiananmen hace nueve años.

Legisladores republicanos, y algunos demócratas, criticaron la política de Clinton hacia China por entender que traiciona el respeto por los derechos humanos, la no proliferación nuclear e incluso la seguridad nacional.

Clinton se preocupa demasiado por los aspectos comerciales de la relación bilateral, aseguran los legisladores, y hasta sugieren que la corrupción podría ser la causa.

El presidente prevé viajar a China a fin de mes y descartó los pedidos de republicanos para que cancele la visita o al menos el trecho que le exige aparecer cerca de la plaza de Tiananmen, en Beijing, donde, en junio de 1989, la represión del gobierno mató a cientos de manifestantes por la democracia.

La Cámara de Representantes aprobó esta semana una resolución que pide a Clinton evitar la visita a la plaza, a pesar de la práctica habitual de Beijing de recibir a los jefes de Estado visitantes en el Gran Salón del Pueblo, junto al lugar en cuestión.

La resolución indica que Clinton aparecerá en la plaza sólo si Beijing promete no repetir este tipo de represión y liberar a los estudiantes aún encarcelados por los acontecimientos de 1989. Es poco probable que el gobierno chino cumpla con estas condiciones.

"Es una forma superficial de tratar un asunto complejo", sostuvo el diputado demócrata Lee Hamilton, integrante del Comité de Relaciones Exteriores.

Las relaciones entre Washington y China se tornaron más complejas desde que Clinton llegó a la presidencia.

Washington defiende una "asociación estratégica" con Beijing a partir de 1994, cuando Clinton modificó su posición de que las relaciones comerciales entre ambos países deben depender de la mejoría en China de la situación de los derechos humanos, la no proliferación nuclear y otros intereses estadounidenses.

"Nuestro compromiso con China le sirve a los intereses de Estados Unidos", dijo Clinton esta semana cuando anunció la renovación del tratamiento preferencial, o estatuto de nación más favorecida, para las exportaciones chinas.

Beijing aporta "estabilidad a China, impide la expansión de las armas de destrucción masiva, combate la delincuencia internacional y el tráfico de drogas y protege el ambiente", sostuvo Clinton.

China es demasiado poderosa e importante en los ámbitos económico y estratégico para que Washington la aísle, sostiene Clinton, con el respaldo de grupos de presión empresarial.

Consolidar una fuerte relación comercial bilateral es, en sí misma, una "fuerza de cambio en China, que expone al país a nuestra ideas e ideales" e integra a Beijing a la economía mundial, añadió Clinton.

En 1997, Clinton creyó que había logrado persuadir a la mayoría del Congreso de aceptar su punto de vista.

En junio del año pasado, Clinton venció el primer desafío importante a su decisión de renovar el tratamiento preferencial para China.

Activistas laborales y de derechos humanos se unieron a dirigentes de la derecha religiosa y grupos anticomunistas de Washington para impedir la renovación.

Pero gracias a la campaña del gobierno y los intereses empresariales, la misma fue aprobada en la Cámara de Representantes, donde el sentimiento contra Beijing es más fuerte.

La devolución sin problemas de Hong Kong a China por parte de Gran Bretaña en julio, la cumbre entre Clinton y el presidente chino Jiang Zemin en octubre y la liberación del prisionero político Wei Jingsheng en noviembre también ayudaron a incrementar la confianza de Washington en su postura.

Pero la oposición a la relación de "compromiso integral" se mantuvo debido a la supuesta entrega de tecnología de armas nucleares de China a Irán y Pakistán, así como la permanencia en la cárcel de prisioneros políticos y la represión de budistas de Tíbet y otras minorías religiosas.

Por el temor de que las elecciones parlamentarias en noviembre creen una atmósfera más partidaria, Clinton adelantó su viaje previsto para fines de año a junio con la esperanza de mantener la política hacia China fuera de la campaña.

Pero las esperanzas se desvanecieron el mes pasado cuando se denunció que una ejecutiva de la Corporación Aeroespacial China, hija del comandante de las fuerzas armadas chinas, había aportado en forma ilegal unos 100.000 dólares a la campaña.

Otro informe publicado en el diario The New York Times sugirió un escándalo mayor. Una empresa estadounidense de armamentos, Loral Space and Communications, habría proporcionado a Beijing tecnología de misiles sin autorización del gobierno, como lo exige la ley.

A pesar de una investigación en curso del Departamento de Justicia, Clinton aprobó en febrero el lanzamiento chino de un satélite de Loral. El presidente de la compañía, Bernard Schwartz, es el mayor contribuyente del Partido Demócrata. Washington y Loral niegan la existencia de irregularidades.

Clinton recordó que su antecesor republicano, George Bush, también permitió el lanzamiento de satélites chinos como forma de alentar la profundización de relaciones con Beijing y garantizar la ventaja de las firmas estadounidenses frente a la competencia europea en la industria satelital.

Pero los legisladores republicanos sostienen que hubo irregularidades y, tras el informe de la prensa, la Cámara de Representantes aprobó una norma que prohibiría las exportaciones de satélites a China.

"Ocurrió algo terrible y todo hombre, mujer y niño podría estar en peligro" gracias a la violación de la seguridad de Loral, advirtió la representante Dana Rohrabacher.

Washington y analistas independientes descartan que Clinton haya comprometido la seguridad nacional a cambio de aportes electorales, pero legisladores republicanos ya están formando comités de investigación y solicitaron documentos de la CIA (Agencia Central de Inteligencia) y otras fuentes.

El viaje de Clinton a China "quedará relegado por el escándalo", opinó un alto funcionario. Además, la controversia unió a las fuerzas que se oponen a la política de compromiso integral para intentar cancelar el actual estatuto comercial de Beijing.

Algunos republicanos, como el presidente de la mayoría del Senado, Trent Lott, que respaldaban el comercio con China, ahora dicen que podrían oponerse. (FIN/IPS/tra-en/jl/mk/aq-mj/ip/98

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