El presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, apeló a figuras de su gobierno para respaldar un proyecto de ley que promueve el comercio y la inversión estadounidense en Africa.
El proyecto es resistido por la industria textil y varias organizaciones no gubernamentales (ONG) de este país.
En una concurrida sesión del Senado, la secretaria de Estado Madeleine Albright, el secretario de Comercio William Daley y el subsecretario del Tesoro Lawrence Summers respaldaron el proyecto de Ley de Crecimiento y Oportunidades para Africa, que Clinton defendió en marzo durante su visita de 12 días al continente.
La sesión "reveló el compromiso del gobierno. Aún queda mucho por hacer, pero queda claro que la gente quiere hacer algo", dijo Michael Williams, funcionario del Congreso que participó en la redacción del proyecto de ley y su paso por el laberinto legislativo.
Williams consideró que el proyecto tiene más de 50 por ciento de probabilidades de ser aprobado este año.
Ocho senadores y al menos 24 diplomáticos de embajadas africanas en Washington también apoyaron a la iniciativa en la sesión del Senado.
El proyecto cuenta con la oposición de sindicatos y la industria textil, y varias ONG que aseguran que los países africanos se verían obligados a adoptar políticas económicas "inadecuadas".
El proyecto de ley "es el primer intento serio de desarrollar una nueva estrategia de Estados Unidos en Africa", dijo el senador Richard Lugar, principal auspiciante de la iniciativa en el Senado.
El proyecto, aprobado por la Cámara de Representantes en marzo por un cómodo márgen de 50 votos, tiene el fin de reforzar los intereses comerciales estadounidenses en Africa, una región dominada desde hace tiempo por sus ex potencias coloniales.
Los lazos económicos entre Estados Unidos y los 48 países de Africa subsahariana son mínimos. En 1996, por ejemplo, las exportaciones estadounidenses a la región ascendieron sólo a 6.100 millones de dólares, o uno por ciento del total exportado.
Las importaciones estadounidenses desde Africa, en gran medida de petróleo, representaron 15.200 millones de dólares, o dos por ciento del total importado. A la vez, la inversión de Estados Unidos en Africa, la mayor parte en Sudáfrica y Nigeria, no llega a uno por ciento de sus inversiones en el exterior.
Entre otras cosas, el proyecto aumentará sustancialmente la cantidad de productos africanos que ingresarán al mercado estadounidense sin aranceles.
La norma también estipula que la gubernamental Corporación de Inversión Privada en el Exterior podrá ofrecer unos 650 millones de dólares en garantías de inversión y créditos a las compañías de Estados Unidos en Africa, sobre todo aquellas interesadas en proyectos de infraestructura.
Así mismo, la iniciativa indica que el presidente desarrollará una zona de libre comercio con determinados países africanos y autoriza encuentros periódicos entre secretarios del gabinete de Estados Unidos y sus pares africanos con el fin de estimular la inversión comercial.
El primero de estos encuentros tendría lugar en diciembre, en Washington.
El gobierno también quiere mantener la atención pública sobre Africa, especialmente tras el viaje de Clinton, que fue la primera gira a la región por un presidente estadounidense en ejercicio.
El secretario del Tesoro Robert Rubin viajará a Africa el próximo mes para reunirse con sus pares africanos. Daley dijo el miércoles que en septiembre viajará junto con 30 empresarios de Estados Unidos a Sudáfrica, Kenia y Costa de Marfil, entre otros posibles países.
"Las compañías estadounidenses aún no penetraron con energía en el mercado africano. Estamos en tercer lugar, tras Francia y Gran Bretaña, sólo con siete por ciento de participación en el mercado, una fracción de lo que podría y debería ser", opinó el secretario de Comercio.
Para ser beneficiados por el proyecto, el presidente de Estados Unidos debe certificar que los países africanos no cometen "graves violaciones" de derechos humanos y hacen "constantes avances hacia la economía de mercado".
Esto último se debe medir, entre otros factores, según el cumplimiento con los programas de ajuste estructural, la liberalización del comercio y los regímenes de inversión, y la protección de la inversión y los derechos de propiedad intelectual extranjeros.
ONG de Estados Unidos y Africa se oponen a este criterio porque, aseguran, favorece los intereses de compañías trasnacionales e inversores extranjeros a costas de los pobres africanos.
El presidente sudafricano Nelson Mandela consideró "inaceptable" este criterio durante una conferencia de prensa que mantuvo con Clinton en Ciudad del Cabo.
Pero funcionarios de Washington aclararon que Clinton será flexible al valorar el cumplimiento de estos requisitos, y según las palabras de Albright, "tomará en cuenta las circunstancias individuales de cada país".
El gobierno sudafricano aprueba el proyecto de ley, aunque se opone a los elementos que considera "condicionamientos". El 30 de abril, el embajador de Pretoria en Washington, Franklin Sonn, respaldó oficialmente la legislación.
Casi todos los gobiernos de Africa apoyan la iniciativa. En una carta dirigida al senador Jesse Helms, presidente de la Comisión de Relaciones Internacionales del Senado, el embajador de Djibouti, Roble Olhaye, decano del cuerpo diplomático africano, solicitó la pronta aprobación del proyecto.
Olhaye también criticó a las ONG y los dirigentes negros de Estados Unidos opuestos al proyecto por "expresar lo que consideran mejor para Africa, sin consultar antes" a los africanos.
La disposición más conflictiva del proyecto permitiría a los países africanos exportar a Estados Unidos textiles y prendas de vestir sin aranceles ni cuotas. Los intereses de la industria textil estadounidense, opuestos a la medida, tienen una fuerte presencia en el Senado. (FIN/IPS/tra-en/jl/mk/aq-lp/if-ip/98