Nicaragua podrá continuar exportando camarones a Estados Unidos, su principal mercado, luego de demostrar a Washington que su flota pesquera cuenta con equipos que impiden la captura accidental de tortugas.
Este sistema, que se instala en barcos pesqueros, evita que las tortugas verdes marinas, en peligro de extinción, mueran asfixiadas, pues les permite escapar por una compuerta de salida.
"Nicaragua cumplió con esta regulación internacional, superando a países con más tradición pesquera y mayores recursos", como Brasil y Venezuela, dijo a IPS Miguel Marenco, director de Pesca del Ministerio de Economía.
"Si Nicaragua no hubiera cumplido con este requisito internacional, su exportación de camarones habría sido embargada, habría entrado a una lista negra y se le habrían cerrado otros mercados, como el europeo", afirmó Marenco.
Este país centroamericano exportó el año pasado más de 90 millones de dólares en productos pesqueros, de los cuales los camarones representaron alrededor de 50 millones. Las autoridades estiman que la exportación aumentará este año a 120 millones de dólares.
"Nuestro principal mercado es Estados Unidos, país al que ingresa aproximadamente 85 por ciento de nuestras exportaciones marinas", afirmó el funcionario.
La industria pesquera, uno de los sectores más dinámicos de la economía nicaragüense, exportaba apenas ocho millones de dólares a inicios de la década del 90. Hoy genera unos 40.000 empleos directos e indirectos.
Pero Nicaragua no alcanza aún su potencial máximo de exportaciones, calculado en alrededor de 400 millones de dólares anuales, sin poner en peligro los recursos marinos.
Marenco explicó que la primera inspección de las autoridades del Servicio de Pesca estadounidense en persona se realizó a finales del año pasado. En esa oportunidad, los funcionarios informaron que Nicaragua no cumplía con los requisitos de la certificación.
Por lo tanto, las autoridades nicaragüenses lanzaron una campaña política para obligar a los barcos pesqueros, nacionales y extranjeros a invertir en la compra y el uso del sistema de exclusores de tortugas.
"Nicaragua hizo una gran esfuerzo, una gran inversión de tiempo y de recursos humanos", señaló Marenco. En las redes de cada uno de los 80 barcos registrados se colocaron dos exclusores, avaluados en 300 dólares cada uno.
Los funcionarios estadounidenses inspeccionaron en abril alrededor de 82 por ciento de la flota camaronera y corroboraron que estaban empleando los exclusores de tortugas.
El Departamento de Estado (cancillería) de Estados Unidos extendió en mayo a través de su embajador en Nicaragua, Lino Gutiérrez, la certificación correspondiente al presidente Arnoldo Alemán y a Marenco, quien consideró que se trataba de "un hecho histórico".
No obstante, el funcionario admitió que centenares de estos animales son sacrificados en la costa atlántica nicaragüense, pues las comunidades indígenas consumen su carne.
"Es una forma de alimentación. Lo que sí vamos a evitar es la sobrematanza. A estas especies hay que cuidarlas a toda costa y si queremos exportar tenemos que cumplir", insistió.
Marenco anunció que en los próximos meses se realizará un estudio científico para determinar el número de tortugas verdes marinas que llegan a Nicaragua en busca de pastos marinos.
"Hay interés en conocer sus zonas de alimentación y otros factores para establecer un plan de manejo que permita el equilibrio entre el ecosistema y la gestión empresarial", informó.
Los trabajos científicos podrían comenzar en los próximos tres o cuatro meses, con el apoyo de la comunidad internacional y de las organizaciones ambientalistas que protegen a la tortuga verde marina.
"Estoy haciendo un programa para reunirme con estas organizaciones mundiales, para decirles que estamos dispuestos a desarrollar planes de manejo para proteger los recursos marinos, como es el caso de la tortuga", dijo.
Marencó firmó hace poco en Washington un acuerdo para proteger al delfín, otra especie marina víctima de pescadores inescrupulosos. (FIN/IPS/rf/mj/en/98