Soldados de Israel mataron al menos a ocho manifestantes, entre ellos un niño de ocho años, en enfrentamientos desatados hoy en Cisjordania y Gaza, lo que enardeció aun más a la población a pesar del llamado a la paz del presidente de Palestina, Yasser Arafat.
La violencia se desencadenó cuando miles de manifestantes palestinos, que conmemoraban 50 años de privación desde la fundación de Israel, arrojaron piedras y bombas incendiarias a asentamientos judíos en Gaza.
El enfrentamiento fue el más grave ocurrido en el pequeño territorio gobernado por la Autoridad Nacional Palestina (ANP) desde que Israel abrió en 1996 una entrada a un controvertido túnel arqueológico en Jerusalén y provocó cinco días de cruentos disturbios.
Los soldados israelíes que hacen guardia en los asentamientos en Gaza dispararon a los manifestantes gases lacrimógenos y balas convencionales y de acero recubiertas de caucho, matando a tres palestinos, según testigos.
Soldados israelíes apostados en el punto de control de Erez, que conduce a Gaza, mataron a dos palestinos más, añadieron. Al final del día, los medios de comunicación afirmaban que fueron ocho los muertos. El ejército israelí no confirmó la cifra.
Decenas de palestinos resultaron heridos en enfrentamientos similares en la mayoría de las aldeas cisjordanas, cuando decenas de miles de palestinos se congregaron en los centros locales para conmemorar el cincuentenario de los hechos históricos conocidos como "La Catástrofe" ("al-Nakbeh").
La Catástrofe ocurrió en 1948, cuando unos 750.000 palestinos huyeron o fueron obligados a abandonar sus viviendas durante la guerra tras la cual fue creado el estado de Israel.
Muchos de los manifestantes portaban la bandera verde y roja de Palestina, banderas negras de luto y pancartas con las leyendas "¡No a los asentamientos!" y "¡Sí a una paz justa y total!".
Al mediodía, las sirenas sonaron durante dos minutos de silencio, una conmemoración que recuerda a la que practican los israelíes durante la jornada de recordación anual del Holocausto judío en la segunda guerra mundial.
Los palestinos recuerdan el hecho el 14 de mayo porque éste fue el día en que Israel declaró su independencia en 1948, tras el final de la autoridad británica sobre Palestina.
Al día siguiente, los países árabes, opuestos a la resolución de la Organización de las Naciones Unidas que creó un estado judío, atacaron a Israel, pero perdieron la guerra y también el control de parte de su territorio, incluso la zona occidental de Jerusalén.
Israel celebró los 50 años de su independencia el 30 de abril, la fecha indicada según el calendario lunar hebreo.
La violencia resurgió luego de un poco habitual y emotivo llamado del presidente de la ANP, Yasser Arafat, para que los palestinos tengan su "lugar bajo el sol".
En el discurso salpicado de referencias a la paz, la independencia política y los derechos palestinos, el político de 69 años, ex guerrillero convertido en pacificador, pidió a su pueblo que deje el pasado atrás y se concentre en el futuro.
"Debemos dejar la Catástrofe atrás y construir un estado con Jerusalén como capital", dijo Arafat en su discurso transmitido por la radio Voz de Palestina, altoparlantes y bocinas ubicados en minaretes de toda Cisjordania y Gaza.
"El pueblo palestino debe vivir en su patria, para construir su vida y emprender el futuro sin temor. La patria no se trata sólo de una piedra o un árbol o el espacio o el mar. Es la soberanía y la libertad", declaró.
"No luchamos sólo por luchar. Luchamos por la paz. Tenemos derechos y ya es hora de que los consigamos", añadió Arafat.
El llamado ocurre cuando pocos creen que tendrán éxito las renovadas gestiones de Estados Unidos para revertir la parálisis que desde hace 14 meses afecta a las negociaciones de paz entre israelíes y palestinos.
Este jueves, el primer ministro israelí Binyamin Netanyahu se reunió por segundo día en Washington con la secretaria de Estado (canciller) de Estados Unidos, Madeleine Albright, para discutir el demorado retiro de los soldados israelíes del territorio de Cisjordania.
En Jerusalén, el secretario del gabinete de Netanyahu, Danny Naveh, declaró que no se habían logrado avances para cerrar la brecha existente entre la propuesta de Washington, de un retiro de 13 por ciento del territorio, y la oferta israelí, de nueve por ciento.
En las calles, palestinos desencantados con un proceso de paz que sólo les concedió un gobierno con escasa soberanía territorial concentran su esperanza en la advertencia de Arafat de declarar en forma unilateral el estado palestino cuando venzan los plazos de los acuerdos de paz, dentro de menos de un año.
Pero muchos temen que la declaración unilateral de soberanía provoque la anexión de Israel de partes del territorio cisjordano aún bajo su control, algo que Netanyahu sugirió en los últimos tiempos.
"Si la paz no funciona, habrá otra intifada", dijo Mohamed Ziad, palestino de 19 años de edad, residente en el campamento de refugiados de Jalazon, cerca de Ramallah.
La intifada fue un levantamiento encabezado por jóvenes palestinos armados con piedras contra la ocupación militar israelí que duró siete años y terminó en 1993 con el acuerdo de paz interino.
"Pero esta vez será una intifada con armas, no con piedras, eso es seguro. Será la guerra", auguró el joven.
En su discurso, Arafat se concentró más en la expansión de los asentamientos judíos, Jerusalén, los prisioneros palestinos y el derecho que tienen 3,5 millones de refugiados de volver a sus hogares, en lugar de la negociaciones sobre los porcentajes.
Estas cuestiones espinosas fueron postergadas hasta que se inicien las denominadas negociaciones de "estatuto definitivo", que deberían haber comenzado hace dos años.
"Pedimos que los exiliados puedan volver a su patria para construir un estado palestino independiente en nuestra tierra, en nuestra tierra, en nuestra tierra, como todos los humanos, y para celebrar en nuestra capital eterna, Jerusalén", dijo Arafat ante una multitud que lo aclamaba.
"Prometemos que no cederemos sobre la cuestión de Palestina y les decimos a nuestra gente en los campamentos de refugiados en tierras cercanas y distantes que seguiremos reclamando por sus derechos", manifestó.
Sus palabras agradaron a los palestinos, muchos de los cuales portaban llaves de madera y cartón durante las protestas de este jueves como símbolo de sus viviendas perdidas y el traslado a los campamentos para refugiados hace 50 años.
"Debemos seguir con la tarea durante este último cuarto de hora", en lo que muchos palestinos interpretaron como la recta final de una larga lucha. "La victoria está en camino, la victoria está en camino", concluyó Arafat. (FIN/IPS/tra- en/dho/rj/aq-mj/ip/98