Manifestantes contra el régimen del presidente de Indonesia, Alí Suharto, incendiaron hoy vehículos militares y saquearon establecimientos en Yakarta, tras la muerte de seis estudiantes universitarios baleados por la policía y la eliminación de subsidios de productos básicos.
Pius Lustrilanang, coordinador de la Alianza Democrática del Pueblo (SIAGA), que respalda a los dirigentes opositores Megawati Sukarnoputri y Amien Rais, aseguró que la matanza, ocurrida el martes, en realidad fortaleció la posición de los estudiantes que protestan contra Suharto.
"Tras las muertes de los estudiantes, creo que no tendremos que esperar más", para que termine la dictadura de Suharto que ya lleva casi 33 años en el poder. "Quizá lleve semanas o meses, pero no años. Creo que los militares no podrán controlar la situación", sostuvo.
Este jueves Suharto dejó El Cairo, tras suspender su participación en una reunión del Grupo de los 15, para retornar a Yakarta, donde portavoces del gobierno anunciaron que el presidente no renunciará.
La crisis económica que afecta al país frustró a las clases medias y altas, lo que presiona a las fuerzas armadas para que retiren su apoyo a Suharto, aseguró Lustrilanang.
"Los militares indonesios son el elemento más oportunista" del país, sostuvo el activista. Lustrilanang declaró la semana pasada ante un subcomité de la Cámara de Representantes de Estados Unidos que fue secuestrado en febrero, detenido y torturado durante dos meses por las fuerzas armadas de Indonesia.
"Si las fuerzas armadas creen que los vientos del cambio soplan hacia los estudiantes, creo que los apoyarán", opinó.
La muerte de los seis estudiantes también puede provocar el aislamiento del gobierno de Suharto.
En un momento en que la rupia indonesia vale 70 por ciento menos que a mediados de 1996, la creciente brutalidad del régimen multiplicó los pedidos en Estados Unidos, importante socio comercial y fuente de equipos militares de Indonesia, para que cese su ayuda a Yakarta.
"El régimen de Suharto no debería recibir una bala, arma o dólar más de Washington", arguyó John Miller, portavoz de Red de Acción para Timor Oriental, organización de derechos humanos que el miércoles pidió al Congreso que congele el envío de armas, repuestos y municiones a Indonesia.
"No daríamos un arma a un padre que mató a su hijo o hija. Tampoco deberíamos armar a un gobierno que asesina brutalmente a sus hijos en las calles", exclamó Miller.
Estados Unidos prohíbe la venta a Indonesia de armas ligeras, vehículos blindados de transporte de personal y armas de helicópteros.
Pero Washington le proporciona a Yakarta otros tipos de ayuda militar, como un programa de entrenamiento conjunto (JCET) que adiestró a los soldados indonesios en técnicas de francotiradores, operaciones psicológicas y guerrilla urbana.
La semana pasada, el Pentágono (ministerio de defensa) anunció la suspensión de los ejercicios de JCET, debido a la violencia en Indonesia.
Pero el programa JCET no está prohibido formalmente aún, aunque la legisladora de Nueva York Nita Lowey auspicia un proyecto de ley que lo prohibiría en países que no pueden recibir ayuda militar.
Lustrilanang reconoció la dificultad de que Estados Unidos cambie su política hacia Suharto. No obstante, "exhorto al gobierno de Washington que utilice todo medio a su alcance para que Yakarta y los militares no utilicen la violencia contra el movimiento estudiantil", expresó.
A pesar de su optimismo de que los militares finalmente respaldarán a los estudiantes, el líder estudiantil de 30 años de edad advirtió que existen señales de una represión severa en Yakarta y el resto de Indonesia.
En el período antes de que fuera anunciada en marzo la reelección de Suharto, al menos 12 personas más fueron secuestradas y 35.000 soldados adicionales se emplazaron en Yakarta, aseguró Lustrilanang.
Desde entonces, "celebrar una manifestación pacífica en las calles de Yakarta es casi una imposibilidad", sostuvo.
La atmósfera en Indonesia en los últimos días inquietó a varios gobiernos que respaldan al régimen de Suharto.
El viceprimer ministro británico Gordon Brown pidió a Yakarta que modere sus acciones, durante una visita a la capital indonesia.
Mientras, la secretaria de Estado Madeleine Albright advirtió a Indonesia el martes que debe "romper el ciclo de violencia que parece estar surgiendo. La reforma política sólo se puede lograr con el diálogo entre el gobierno indonesio y sus ciudadanos". (FIN/IPS/tra-en/fah/aa/aq-lp/ip hd/98