Las pruebas de armas nucleares de India y las crisis políticas y financieras del sudeste de Asia dominan la agenda de la cumbre del Grupo de los Ocho (G-8) países más industrializados del mundo, que se celebrará en esta ciudad británica del viernes al domingo.
En los últimos años, pocas cumbres del G-8, formado por Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Italia, Japón y Rusia, tuvieron que lidiar con cuestiones políticas y económicas tan graves.
Los líderes de los ocho países deberán presentar un frente unido ante las cinco pruebas bélicas nucleares realizadas por India esta semana y que generaron el rechazo de la comunidad internacional.
Además, los jefes de gobierno discutirán la forma de fortalecer el sistema financiero internacional, en el marco de la creciente violencia política en Indonesia, el país del sudeste asiático más afectado por la crisis financiera desatada en julio.
Las dos cuestiones amenazan con dominar la cumbre que, en un principio, iba a analizar otros asuntos como el empleo mundial, la delincuencia, la deuda externa, la pobreza y la seguridad nuclear en Ucrania, además de la crisis económica asiática.
Pero la crisis asiática ya provocó consecuencias en el terreno político, según observadores.
Mientras, hay claros indicios de que los líderes de los gigantes económicos del mundo discrepan sobre la forma de responder a las pruebas nucleares de Nueva Delhi.
Aunque Estados Unidos ya adoptó un paquete de sanciones y Japón tomó severas medidas para recortar su ayuda bilateral, Francia, Gran Bretaña y Rusia solo respondieron con calladas protestas.
Todos los países del G-8 tienen mucho que perder con India. En el grupo se encuentran cuatro de las cinco potencias nucleares declaradas, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y Rusia.
Además, Japón es el mayor donante de India y Estados Unidos es el principal inversor privado del país, mientras Gran Bretaña y Alemania están en segundo y tercer lugar.
El presidente estadounidense Bill Clinton sugirió en Alemania el miércoles que intentará persuadir a sus pares del G-8 para que adopten una respuesta más fuerte a las pruebas nucleares de India.
"Es imperioso que dejemos en claro nuestro oposición categórica. Pediremos a otros países que hagan lo mismo", declaró Clinton.
El asesor de seguridad nacional de Clinton, Sandy Berger, dijo el miércoles que espera que la cumbre adopte "acciones concretas y tangibles para que quede muy claro que la época de las pruebas nucleares está llegando a su fin y que India está nadando contra la corriente".
El primer ministro británico Tony Blair dijo que su país no tiene intención de imponer sanciones, pero a pesar de ello, Gran Bretaña convocó este jueves a su embajador en India, anunció el canciller Robin Cook, en la Cámara de los Comunes.
Cook explicó que la cumbre del G-8 analizará la forma en que Gran Bretaña y Europa puedan comunicar en forma efectiva a India su ansiedad sobre el daño causado por las pruebas nucleares a la estabilidad de Asia. Durante el debate de la Cámara de los Comunes se escucharon varios pedidos de sanciones.
El presidente de Rusia, Boris Yeltsin, también se pronunció por utilizar "medios diplomáticos" para presionar a India y Francia, que se opone a las sanciones luego de haber sufrido también críticas internacionales por las pruebas nucleares que desarrolló en sus dominios del océano Pacífico en 1995 y 1996.
Las sanciones "no son, con seguridad, el método adecuado para asegurar que India se una a las naciones que aspiran a firmar el tratado de no proliferación nuclear", dijo un portavoz del gobierno de Francia el miércoles en París.
El canciller (jefe de gobierno) de Alemania, Helmut Kohl, dijo que las pruebas nucleares son una medida "equivocada", pero adelantó que cualquier eventual sanción que su país adopte deberá ser estudiada con cuidado.
"India, para mejor o peor, se puso en la cúspide de la agenda, pero no será el único asunto", dijo Richard Haas, asesor de seguridad del ex presidente de Estados Unidos George Bush.
El otro gran asunto que se considerará en la cumbre es el caos político en Indonesia, que revela la inquietud social que cunde tras la crisis económica que golpeó el año pasado al sudeste de Asia.
Los líderes tendrán antes sus ojos una serie de estudios económicos preparados por ministros de Finanzas del G-7 (representantes de los países reunidos Birmingham, menos Rusia) en una reunión preparatorio a comienzos de mes.
Las propuestas, denominadas "Proceso de Birmingham", tienen la intención de dar mayor estabilidad y transparencia a los negocios financieros internacionales e incluyen un código de políticas monetarias y financieras.
Entre sus normas, figura la publicidad de información completa sobre las reservas utilizables, según el canciller del Exchequer (ministro de Finanzas) de Gran Bretaña, Gordon Brown. La propuesta será discutida por agencias multilaterales de crédito como el Fondo Monetario Internacional.
Brown también se refirió a un código de conducta empresarial, que incluye "principios de auditoría, responsabilidad y transparencia".
Organizaciones no gubernamentales desarrollan en Birmingham su reunión alternativa denominada P-8 (Pobres Ocho) para considerar los problemas de deuda y desarrollo de los países de menor industrialización del mundo.
A la cumbre alternativa asistirán representantes de organizaciones de Bangladesh, Bolivia, Etiopía, Jamaica, Malawi, Mozambique, Nicaragua y Tanzania. (FIN/IPS/tra-en/ddes/rj/aq-mj/ip if dv/98