El gobierno, dirigentes políticos y hasta la Iglesia Católica de México acusan al obispo del conflictivo estado de Chiapas, Samuel Ruiz, candidato al premio Nobel de la Paz, de favorecer a la guerrilla zapatista, de intolerancia y de responder a "intereses internacionales".
Los opositores declarados de Ruiz y quienes lo veían con recelo, pero decían respetarlo, se unieron en las últimas semanas en coro para cuestionarlo. Algunos incluso pidieron su renuncia como obispo y como presidente de la Comisión Nacional de Intermediación (Conai).
Mientras, grupos indígenas, organizaciones humanitarias y políticos de centro e izquierda, algunos de los cuales postulan desde 1994 al premio Nobel de la Paz, creen asistir a una concertada campaña contra Ruiz.
De 74 años, 35 de los cuales ha sido obispo de la diócesis de San Cristóbal, la tercera ciudad de Chiapas, Ruiz se mantiene cauteloso frente a la ola de críticas y sólo emite opiniones a través de la Conai, un organismo de mediación entre el gobierno y el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).
El obispo dijo el domingo pasado que "al parecer se ha escogido un camino que no es el del diálogo" para solucionar el conflicto de Chiapas, pero aún hay esperanzas de reactivar las negociaciones de paz.
El gobierno de Ernesto Zedillo sostiene que la Conai y Ruiz, que se identifica con la Teología de la Liberación, desvirtuaron su papel de mediadores y favorecen las posturas del EZLN. Las autoridades advirtieron que se podría crear una nueva instancia de mediación.
La Conai, un grupo que colabora con el diálogo en Chiapas, según lo indica una ley promulgada en 1995 para alentar el proceso de pacificación, afirma que el gobierno ha optado por una estrategia de enfrentamiento y exhorta a la comunidad internacional a seguir los acontecimientos.
Los analistas recuerdan que la creación de la Conai se debió al acceso que tenía Ruiz a la guerrilla y que nunca se objetó a la diócesis de San Cristóbal por manejar posturas similares a las del EZLN al momento de explicar los problemas de Chiapas.
"La secretaría de Gobernación (Interior) al parecer se ha dado cuenta súbitamente de que la Conai es parcial (…) y es sorprendente que ahora pretenda eliminar la única instancia que de momento le permite la comunicación con el grupo armado", señaló el columnista Sergio Sarmiento en el diario Reforma.
Ruiz y su equipo pastoral fueron actores centrales del diálogo de paz, desde que el conflicto estalló, en 1994. Los primeros contactos entre representantes del gobierno y del EZLN se realizaron en la catedral de San Cristóbal.
Desde 1996, cuando se interrumpieron las negociaciones de paz, la Conai y Ruiz han intentado restablecer el diálogo, pero su propósito fue frustrado por el desacuerdo entre gobierno y guerrilla sobre el contenido de una ley sobre derechos indígenas, la militarización de Chiapas y la violencia que reina en estado.
Para el cardenal Juan Sandoval, "la Iglesia no puede estar sujeta a los caprichos de Samuel Ruiz y sus protagonismos. Si él es un obstáculo para la paz, que se haga a un lado".
También el cardenal Norberto Rivera solicitó a Ruiz que abandone la mediación, para entregarse de lleno a la labor pastoral.
"El sentir generalizado es que Samuel ha equivocado el camino y ha perdido la imparcialidad", dijo por su parte el obispo Genaro Alamilla.
Según Adoniram Gaxiola, portavoz de las Iglesia Evangélicas, no se puede pedir imparcialidad a Ruiz, quien en 1995 y 1996 fue objeto de una investigación especial del Vaticano por supuestas desviaciones doctrinarias, pues ese obispo "ya tomó partido", demuestra intolerancia y responde a intereses internacionales.
En el estado de Chiapas existe la mayor proporción de evangélicos del país. Su presencia ha desatado conflictos y divisiones y abundan la quema de templos y los enfrentamientos armados por motivos religiosos.
Ruiz, quien ha recibido diversos galardones en Europa y América en reconocimiento a su labor pastoral, rechazó la acusación de los evangélicos de promover enfrentamientos y dijo que sólo trabaja por la paz, la tolerancia y la justicia.
Sobre la ayuda que recibe de organizaciones no gubernamentales extranjeras para financiar su obra religiosa y el trabajo de agrupaciones humanitarias, niega que implique la imposición de ideologías foráneas o que tenga relación con la guerrilla zapatista.
Pero el gobierno no parece estar convencido de la argumentación del obispo, y comenzó una investigación de los fondos de ayuda, de su destino y la posible implicación de extranjeros en tareas de apoyo a la guerrilla.
Las autoridades expulsaron de Chiapas en los tres últimos años a varios extranjeros, entre los que se contaban algunos religiosos, por supuesta participación en actividades políticas. Los historiadores sostienen que la guerrilla zapatista tiene origen en el trabajo de la Iglesia y de algunos extranjeros en la zona. (FIN/IPS/dc/ff/ip/98