/BOLETIN-DD HH/ KENIA: Violencia interétnica a punto de estallar

Los enfrentamientos entre grupos étnicos convirtieron a Kenia en un "barril de pólvora" que explotará si el gobierno no deja de emplear tácticas para "dividir y vencer", advirtieron grupos defensores de los derechos humanos.

Más de 100 personas perdieron la vida y miles debieron abandonar sus hogares desde que la última ola de violencia surgiera en enero en la provincia de Rift Valley, protagonizada por kikuyus, el mayor grupo étnico de Kenia, y kalenjins, el pueblo indígena local.

Edge Kanyongolo, portavoz de los grupos, informó a la prensa de Nairobi que representantes de Amnistía Internacional, Article 19, y Human Rights Watch, entrevistaron durante 10 días a más de 200 personas, entre ellas sobrevivientes de la violencia y funcionarios de gobierno.

La delegación declaró que la situación es de especial gravedad en Rift Valley, donde las matanzas continúan esporádicamente tras recientes ataques masivos.

"La espiral de violencia y odio entre los grupos étnicos multiplicó las violaciones a los derechos humanos y no terminará hasta que el gobierno deje de usar las tácticas de 'divide y vencerás' ", declaró Kanyongolo.

Como los conflictos ocurridos en 1992 en la misma provincia, la disputa actual, por derechos territoriales, es considerada como parte del intento deliberado del gobierno de expulsar de la zona a los kikuyus, quienes tienden a apoyar a la oposición.

Una gran parte de la población de la zona pertenece a la comunidad kalenjin del presidente Daniel Arap Moi y a los grupos pastorales de masaais, turkanas, samburus y pokots, que respaldan al gobierno.

Hilary Fisher, de Amnistía Internacional, señaló que la coalición halló, entre otras cosas inquietantes, el aumento del uso de armas más complejas y la violación y asesinato sistemáticos de las mujeres. "Los ancianos y niños tampoco se salvan" de la violencia, dijo.

Fisher advirtió que el bajo precio y la facilidad de acceso a las armas de fuego en Kenia sólo agravarán el ciclo de venganzas en la región.

Con el fin de detener la violencia, Moi decretó un toque de queda nocturno en febrero, en Nakuru, una semana después de desatado el conflicto. El líder acusó a las "autoridades comerciales y locales de un grupo residente" de financiar los ataques.

Nakuru, unos 156 kilómetros al noroeste de Nairobi, es la ciudad principal de la provincia de Rift Valley, donde están ubicadas las localidades de Njoro y Laikipia, escenarios de la violencia.

Muchos sobrevivientes temen volver a sus hogares por la inseguridad reinante y la aparente falta de voluntad de las autoridades para evitar los ataques futuros.

"El gobierno omitió en forma sistemática investigar y castigar a agresores armados, y proteger a las personas atemorizadas, enojadas y desplazadas de sus hogares", sostuvo Binaifer Nowrojee, de Human Rights Watch.

Los partidarios de la gobernante Unión Nacional Africana de Kenia (KANU) incitan la violencia política, sostuvo la activista.

La coalición de grupos de derechos humanos señaló que la violencia actual es similar a la ocurrida entre 1991 y 1994, cuando partidarios del partido de gobierno atacaron a integrantes de grupos étnicos que, suponían, respaldaban a la oposición política.

"La participación de altos funcionarios fue comprobada en dichos actos de violencia", aseguró Nowrojee. "Esta vez, la evidencia sugiere que los primeros ataques fueron organizados desde el exterior de los grupos" en conflicto.

"Los ataques ocurrieron sólo en los lugares donde el opositor Partido Democrático (PD) obtuvo bancas en el parlamento. La violencia comenzó días después de que políticos del KANU visitaron el lugar y amenazaron verbalmente a los partidarios del PD", dijo Nowrojee.

El PD recientemente presentó un recurso judicial contra el resultado de las elecciones presidenciales, explicó la activista.

Fisher exhortó a los donantes extranjeros a presionar al gobierno de Moi para que detenga la violencia. "El gobierno tiene la responsabilidad de proteger a sus ciudadanos", dijo.

"Si el gobierno no adopta medidas inmediatas, será demasiado tarde para Kenia", advirtió Nowrojee. (FIN/IPS/tra-en/mn/pm/aq-lp/hd pr/98

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