ESTADOS UNIDOS: Deuda con ONU y FMI sigue en punto muerto

El debate legislativo sobre los casi mil millones de dólares que Estados Unidos le debe a la ONU y los 18.000 millones adeudados al FMI se encuentra paralizado en esta capital, lo que podría poner en peligro el funcionamiento de ambas instituciones.

La deuda de Washington con la ONU (Organización de las Naciones Unidas), prácticamente en bancarrota, comprende casi dos tercios del dinero que los estados miembros adeudan al foro mundial, correspondiente en mayor parte a las misiones de paz.

La deuda con el FMI (Fondo Monetario Internacional), que está financiando los paquetes de ayuda de gran parte del sudeste asiático, se divide en 3.500 millones prometidos a un fondo mundial de emergencia y 14.500 millones para la parte que le corresponde a Estados Unidos en el aumento de la cuota con el Fondo.

El incremento es cada vez más urgente debido a los 35.000 millones de dólares que el FMI prometió para los rescates de las economías en crisis de de Corea del Sur, Indonesia y Tailandia.

Pero, sólo dos semanas antes de que el Congreso tome su receso de Pascua, los analistas dudan de que se adopte una rápida resolución. "Tenemos un verdadero lío en nuestras manos", se quejó un funcionario.

Hay mucho en juego. "Corremos el peligro de paralizar la política nacional de seguridad de Estados Unidos", advirtió la secretaria de Estado Madeleine Albright la semana pasada.

Albright se refería así a la manera en que la diplomacia de Washington depende del Consejo de Seguridad de la ONU, en sitios conflictivos como Iraq y los Balcanes.

"Nuestra seguridad nacional, y la guerra y la paz, están en juego al no contar con el pago adecuado de lo adeudado a la ONU", expresó el secretario del Tesoro, Robert Rubin, en una reunión con legisladores, también la semana pasada.

"La estabilidad financiera del mundo está en riesgo" si no se cumplen los compromisos con el FMI, añadió.

El presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, también ejerció una discreta presión sobre los legisladores. La mayoría de los demócratas están a favor del pago de ambas deudas, pero el problema radica en el Partido Republicano, que cuenta con la mayoría en ambas cámaras legislativas.

Bases ideológicas distintas dividen a los republicanos sobre dos cuestiones específicas.

Sobre el punto de si la ONU y el FMI deben recibir ayuda o no, los republicanos se dividen en internacionalistas, que aún creen en el papel del multilateralismo en el mundo posterior a la guerra fría, y aislacionistas, que no comparten esa opinión.

La otra divergencia radica en que la mayoría de los republicanos no quieren aprobar el pago de la deuda a menos que la ayuda exterior esté condicionada a severas normas contra el aborto, mientras la minoría se opone con energía a estas condiciones.

El asunto se complica cuando se indaga qué importancia tiene el aborto en relación a los fondos para la ONU y el FMI. Según los trámites del Congreso, las mayorías pueden incluir todo tipo de enmienda o "autorización" que deseen a los proyectos de ley de asignación de fondos.

Si el presidente no está de acuerdo, debe vetar todo el proyecto y no sólo lo que no le gusta. Si los republicanos no consiguen la mayoría de dos tercios para anular el veto, la legislación llegará a un punto muerto hasta que se negocie una norma de transacción o una de las partes ceda.

Esta situación impidió la aprobación el año pasado de un paquete que incluía lo adeudado a la ONU y 3.500 millones de dólares para el FMI. Un acuerdo con el presidente Bill Clinton para aprobar las dos medidas fue frustrado en noviembre.

Republicanos de la Cámara de Representantes, dirigidos por el legislador de Nueva Jersey Chris Smith, prometieron entonces incluir una enmienda para prohibir que el dinero de la ayuda exterior se destine a organizaciones que presionan a gobiernos extranjeros para mitigar su política sobre el aborto.

Clinton, cuya leal base electoral fueron las mujeres, anunció que vetaría toda norma que incluyera dicha propuesta. Ninguna de las partes cedió y el período legislativo terminó en un callejón sin salida.

La misma situación amenaza con presentarse ahora.

El gobierno de Clinton esperaba que los aportes al FMI y la ONU se sumaran a una norma de asignación de fondos "suplementaria" que incluía miles de millones de dólares en dinero de emergencia para desastres naturales y para las necesidades imprevistas del Pentágono en Bosnia y el Golfo.

La administración estimó que los republicanos lo pensarían dos veces antes de añadir su controvertida medida contra el aborto a estas cuestiones, que gozan de amplio respaldo.

Pero los líderes republicanos se negaron, hasta el momento, a seguirle el juego a Clinton. Ello hizo que esta semana se determine la aprobación final, por vía rápida, de los proyectos de ley de ayuda para los desastres y el Pentágono, mientras se desviaron los fondos de la ONU y el FMI a otra medida no urgente.

"Si la división continúa, no hay duda de que la norma antiabortista será incluida de nuevo, en una enmienda o un proyecto de autorización (que determina la forma en que se gastan los fondos) en la Cámara de Representantes", señaló una fuente.

Sin embargo, algunos republicanos desean separar el dinero para el FMI del proyecto de ley sobre la ONU.

El FMI tiende a ser más popular entre los republicanos que la ONU, la cual cuenta con muy poco respaldo dentro del partido.

La semana pasada, el Comité de Gastos del Senado aprobó el dinero para el FMI a condición de que la institución permitiera que investigadores del Congreso revisen los libros de contabilidad del Fondo y aseguren que sus prestatarios eliminen subsidios gubernamentales y pongan fin a la discriminación entre acreedores nacionales y extranjeros.

Al señalar que el propio Washington no puede cumplir con estas condiciones, Rubin dijo que estaba preparado para trabajar junto con el Congreso para hacerlas más aceptables. Pero no queda claro si la acción del comité, aun en su estado actual, será aprobada por el Senado o la Cámara de Representantes, donde es probable que se le incluya la medida antiabortista.

El líder de la mayoría del Senado, Trent Lott, sugirió que tiene problemas con el FMI, en lo que representa una señal de las sospechas existentes con respecto a la institución financiera.

"Me gustaría que retiráramos al director gerente del FMI (Michel Camdessus)", le dijo a un grupo de ganaderos. "Es un socialista de Francia".

En la Cámara de Representantes, la situación es más confusa.

El presidente del cuerpo, Newt Gingrich, no obtuvo apoyo para las normas que incluyeron fondos para la ONU, con o sin la enmienda Smith. Un grupo de unos 30 republicanos señaló que creen que el foro mundial le debe a Washington miles de millones de dólares por pasadas operaciones de paz. (FIN/IPS/tra-en/jl/mk/aq-lp/ip/98

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