DERECHOS HUMANOS: Justicia internacional para esclavas sexuales

El propuesto Tribunal Internacional Penal debería tener entre sus potestades la compensación para las esclavas sexuales asiáticas de soldados japoneses durante la segunda guerra mundial, recomiendan activistas.

El proceso de formación del Tribunal deberá finalizar durante una reunión de un mes de duración que comienza en Roma el 15 de junio.

Su agenda debería incluir la audiencia de una amplia gama de delitos basados en el género, incluyendo la violación como arma de guerra y la esclavitud y el ataque sexuales, dijo Eleanor Conda, codirectora del Foro de la Mujer para la Justicia de Género en el Tribunal Penal Internacional.

Sin embargo, algunas atrocidades específicas como el sometimiento a servicio sexual de unas 200.000 mujeres asiáticas por el ejército imperial japonés están demasiado atrás en el pasado como para ser juzgadas en un organismo mundial, afirman algunos juristas.

Las activistas defensoras de los derechos de la mujer, no obstante, insisten en que las esclavas sexuales merecen su día en la corte.

"La violencia vista en el caso de las esclavas sexuales de la segunda guerra no tiene precendentes en nuestra historia", alegó Indai Sajor, del Centro Asiático de Derechos Humanos para Mujeres (ASCENT), con sede en Filipinas.

Debido al alto número de mujeres cuyos derechos fueron violados mediante su captura, secuestro y violación sistemática, las víctimas sobrevivientes "deberían tener la posibilidad de testificar ante el tribunal, y obtener reparaciones".

Mientras delegados gubernamentales en la sede de la Organización de las Naciones Unidas continúan sus conversaciones preparatorias sobre las potestades del Tribunal Penal Internacional, pocos observadores esperan que el organismo que quede constituido tenga la autoridad de juzgar los crímenes retroactivamente.

Para muchos expertos legales, la posibilidad de que Japón enfrente una juicio ante el Tribunal por acusaciones de crímenes de guerra de hace más de 50 años es remota.

Activistas alegan que el caso de las esclavas sexuales es precisamente el tipo de atrocidad del cual el Tribunal debería hacerse cargo.

Un proceso sobre del testimonio de las esclavas sexuales asiáticas ayudaría a restaurar su dignidad y fortalecer las posibilidades de que los casos modernos de esclavitud sexual puedan ser juzgados.

Sajor citó como ejemplos de actual esclavitud sexual informes sobre mujeres capturadas para el uso sexual de facciones en guerra en la ex Yugoslavia, Argelina, Cachemira y la zona fronteriza entre Birmania y Tailandia, donde el gobierno birmano lucha contra insurgentes karen.

Ya hay tribunales de la ONU instalados en La Haya para juzgar crímenes de guerra, incluyendo atrocidades basadas en el género, en la ex Yugoslavia y en Ruanda.

Sin embargo, dijo Samya Burney, del Proyecto de Derechos de la Mujer de la organización internacional Human Rights Watch, "hasta la fecha, el tribunal de Ruanda apenas emitió dos acusaciones por violación y violencia sexual".

En la ex Yugoslavia, 27 sospechosos fueron acusados por violencia basada en el género, pero sólo cuatro de esos sospechosos están bajo custodia, destacó Burney.

Si se emprenden acciones en el caso de las esclavas sexuales asiáticas, habrá un precedente valioso para tratar con secuestros de mujeres para la servidumbre sexual.

Las naciones de las cuales las esclavas sexuales fueron secuestradas, Corea del Norte y Corea del Sur, Taiwan, Filipinas, Malasia, China e Indonesia, mantuvieron su unidad en su demanda de una retractación de Japón.

Muchos de estos países continúan presionando, alegando que Japón se resistió hasta ahora a pedir una disculpa total a las mujeres y pagarles indemnizaciones.

El gobierno de Japón ha dicho que ya pagó compensaciones a las víctimas de la guerra tras la firma del Tratado de San Francisco en 1946. Pero, sostuvo Sajor, las mujeres esclavas nunca fueron mencionadas ni compensadas por el tratado.

En los últimos años, el Fondo de Mujeres Asiáticas basado en Japón intentó evitar la necesidad de una acción oficial del gobierno pagando a las víctimas sobrevivientes unos 15.000 dólares a cada una como compensación. Algunas de las esclavas en Corea del Sur y Filipinas aceptaron la oferta, pero la mayoría la rechazó.

Corea del Norte se negó a permitir la aceptación del Fondo de Mujeres Asiáticas, mientras Taiwan ofreció a víctimas taiwanesas compensación directa y rechazó la oferta del Fondo. (FIN/IPS/tra-en/fah/mk/lp/hd/98

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