/BOLETIN-DD HH/ TAILANDIA: Leyes anticomunistas en lenta extinción

Tailandia esperó para debatir el desmantelamiento de sus draconianas leyes anticomunistas ocho años desde la caída del bloque soviético y 20 desde que la insurgencia izquierdista dejó de "amenazar" la seguridad del país. Pero todo parece indicar que el cambio no será tan simple.

Algunos sectores piden la transformación de leyes que consideran obsoletas, pero los militares tienen intereses muy arraigados que entorpecen ese proceso. Las Fuerzas Armadas cuentan con un considerable poder extrajudicial y podrían sentirse perjudicadas por un nuevo sistema.

Otro factor que gravita contra los cambios es la creciente pauperización que ocasiona la crisis económica de Tailandia. Algunos analistas dudan de la voluntad de las autoridades para desprenderse de leyes que les permiten actuar de forma drástica para reprimir el descontento social.

El desmantelamiento de las leyes anticomunistas permitiría a algunos partidos de izquierda incorporarse a la actividad política de la que estuvieron marginados durante décadas.

Algunos analistas esperan que mejore así el debate político dominado hoy por corporaciones privadas camufladas de fuerzas políticas.

"La vida política tailandesa sufre un profundo desequilibrio. Pensemos en una persona que usa dos zapatos para pie derecho. Necesitamos el zapato izquierdo para darle más significado a la política", comentó un analista de la Universidad Chulalongkorn de Bangkok, que pidio reserva sobre su identidad.

El debate sobre la abolición de las leyes anticomunistas, posibilidad que se ha barajado durante varios años, se reanimó después de que el ministro del Interior de Tailandia, Sanan Kanchonprasat, se mostró dispuesto a colaborar en su desmantelamiento.

Sanan adoptó esta postura por recomendación de los asesores legales de su Ministerio. El funcionario comentó que las leyes según las cuales el gobierno puede eludir el sistema judicial en el combate contra sospechosos de ser comunistas serían una violación a la nueva constitución de Tailandia.

La nueva Constitución fue aprobada en septiembre de 1997 por una mayoría abrumadora de ambas cámaras del parlamento, después de meses de tenso debate.

La carta es considerada la más democrática que ha tenido Tailandia en los últimos años. De hecho, pone énfasis en la defensa de los derechos humanos y las libertades civiles.

"Llegó el momento de dejar atrás los conflictos ideológicos para avanzar hacia el próximo milenio", dijo el presidente de la Sociedad Legislativa de Tailandia, Kasem Sorakassem, quien reclamó la revocación de las leyes obsoletas.

La Ley Anticomunista de Tailandia fue aprobada en 1952 por el dictador Plaek Pibulsongkram, en el momento en que se florecían movimientos de insurgencia comunista en el sudeste de Asia.

A fines de los años 60, esta ley se tornó mucho más perniciosa cuando se la esgrimió para para crear un Comando de Operaciones de Seguridad Interior, que otorgaba a las agencias de seguridad el poder de juzgar a sospechosos de ser comunistas en tribunales militares en vez de en cortes civiles.

Los detenidos de acuerdo con esta ley pueden permanecer 180 días en la cárcel sin que ningún dictamen judicial sea necesario para eso.

Los defensores de estas leyes represivas argumentaban que los comunistas pretendían destruir la seguridad nacional, la religión, a la familia real y a la democracia que reconoce al rey como jefe del Estado.

"La ley anticomunista fue utilizada por los poderosos para oprimir y silenciar a los pobres, a los medios, a los disidentes y a quien ellos quisieran incluir en su lista", comentó el abogado Thonghai Thogpao, conocido activista de los derechos humanos, detenido y procesado en los años 60 por esa norma.

Los críticos de estas leyes advirtieron que no lograron su objetivo de eliminar al Partido Comunista de Tailandia. Esta fuerza política reapareció, tras casi seis decenios de clandestinidad, a fines de los 70 con posiciones prochinas y provietnamitas, antes de desaparecer por completo.

El alejamiento de estudiantes e intelectuales del Partido Comunista se atribuyó a conflictos internos y a la substitución de la estrategia gubernamental de mano dura por una de acción social, que fue impulsada con astucia política a comienzos de los 80 por el régimen de Prem Tinsulanonda.

El comandante en jefe del Ejército tailandés, general Chetta Thanajaro, dejó en evidencia la posición de los militares al alertar al gobierno sobre la inconveniencia de apresurarse a eliminar la legislación anticomunista.

"Si bien los militares no tendremos ningún problema en operar sin esta legislación, es necesario que su abolición sea sometida a un cuidadoso análisis", sugirió Chetta.

Fuentes de inteligencia y de fuerzas de seguridad tailandesas han manifestado por distintos medios una férrea posición militar que entierra cualquier posibilidad de desmantelar las leyes antiocomunistas.

También aseguran que, si bien el Partido Comunista desapareció, el país debe estar atento para prevenir su reaparición. Los militares se refieren, según analistas, a ex activistas estudiantiles y comunistas que integran hoy las comunidades académica, artística y periodística de Tailandia.

A pesar de que no adhieren ningún dogma marxista-leninista, estas personas contribuyen en forma importante al debate político y social.

Estas personas colaboraron con las manifestaciones prodemocráticas contra el régimen militar de Suchinda Krapayoon en 1992. Muchos participan en movimientos sociales, a través de organizaciones no gubernamentales.

En Tailandia aún no fue posible dar forma a una organización política de centroizquierda, a pesar de que en los últimos cuatro años el país tuvo gobiernos elegidos en las urnas y disminuía la influencia militar.

El aumento de tensiones sociales y económicas generados por la desigualdad en la distribución de la riqueza, la depredación del ambiente y la corrupción, podría impulsar a algunos de los ex activistas a asumir un papel más activo y radicalizado.

Pero aún deberá comprobarse si son capaces de liderar nuevas tendencias en Tailandia, o si aquellos que siguen inmersos en los tiempos de la guerra fría les permiten adoptar esa senda. (FIN/IPS/tra-en/ss/js/lc-mj/hd ip/98

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