El gobierno de Estados Unidos comenzó a sentir la presión de grupos defensores de los derechos humanos, que le piden reconocer la existencia en ese país de alrededor de 150 presos detenidos por motivos políticos.
Entre esos reclusos figuran ex miembros de las Panteras Negras, independentistas de Puerto Rico y partidarios de la autonomía indígena, según la campaña Jericho 98, que prevé la realización de una marcha en Washington el 27 de marzo en reclamo de una amnistía.
"Washington insiste en negarse a reconocer que en Estados Unidos existen presos políticos, mientras denuncia de forma hipócrita a países como Cuba y China por el supuesto tratamiento que le dan a estos presos", dijo el encargado logístico de esta marcha, Herman Ferguson.
Ferguson insistió en que las autoridades de este país "aseguran que no violan los derechos humanos y sin embargo pretenden ocultar la existencia de los presos políticos".
La campaña Jericho 98 se concentra en una serie de prisioneros cuya condición de presos políticos ha sido reconocida por organizaciones como Amnistía Internacional y Human Rights Watch, entre ellos el activista de las Panteras Negras Mumia Abu-Jamal y del líder del Movimiento Indio de América, Leonard Peltier.
Abu-Jamal fue sentenciado a muerte por el asesinato de un policía en 1981, y permanece a la espera de su ejecución a pesar de que hay una intensa campaña para salvarle la vida, en la que además se cuestiona la evidencia presentada en su contra y se solicita un nuevo juicio.
En el caso de Peltier, se encuentra preso por el asesinato de dos agentes de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) en 1975, pero las irregularidades cometidas durante su juicio han captado la atención de activistas de derechos humanos de diversas partes del mundo.
Otros presos mencionados por Jericho 98 incluyen a los 30 miembros de los grupos independentistas puertorriqueños Los Macheteros y las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional.
Además figuran nueve integrantes de un grupo nacionalista africano de Filadelfia, varios de las Panteras Negras, y algunos izquierdistas.
Ferguson explicó que la campaña se concentra en los casos de individuos con ideologías políticas muy definidas que fueron encarcelados a pesar de la insuficiencia de la evidencia en su contra.
El líder del movimiento Nación del Islam, Louis Farrakhan, quien ya anunció su apoyo a la marcha de Jericho 98, acusó al FBI de haber perseguido a activistas políticos para arrestarlos a través del programa de contrainteligencia conocido como Cointelpro.
Los prisioneros políticos "deberían ser amnistiados, y los que huyeron del país deberían poder regresar", dijo Farrakhan.
Entre los organizadores de la marcha de protesta hay algunos que sufrieron encarcelamiento por razones políticas. Ferguson vivió exiliado en Guyana tras ser procesado por su relación con un grupo jamaiquino. Luego de su retorno a Estados Unidos en 1989, pasó siete años en prisión.
La coordinadora nacional de la campaña, Safiya Bukari, estuvo ocho años en la cárcel, según ella por su relación con las Panteras Negras.
Muchos ex miembros de las Panteras han cuestionado la forma en la cual fueron sentenciados, pues, afirman, la Cointelpro efectuó una campaña contra los activistas políticos durante los años 70. Uno de ellos, Elmer "Jerónimo" Pratt, ya logró que le fuera revocada la condena por asesinato en Oakland, California.
Mientras tanto, el gobierno de Estados Unidos niega la existencia de presos políticos.
En 1997 las autoridades del gobierno, incluyendo a la secretaria (ministra) de Justicia, Janet Reno, se negaron a recibir a un comisionado de Naciones Unidas para los derechos humanos, y constantemente rechazan pedidos internacionales para mejorar las condiciones carcelarias y abolir la pena de muerte. (FIN/IPS/tra-en/fah/mk/lc-mj/hd/98