Un grupo bipartidista de congresistas de Estados Unidos se opone al respaldo del Pentágono a militares de Indonesia, alegando que viola el espíritu de una prohibición de 1992 impuesta por el Congreso a la participación de Jakarta en el programa de capacitación militar de Washington.
Los políticos afirman que el ejército y las fuerzas armadas de Estados Unidos, utilizando un programa diferente y menos conocido, han capacitado a unidades militares indonesias clave, incluyendo algunas con antecedentes de violaciones a los derechos humanos, desde que la prohibición entró en vigor.
El gobierno, sin embargo, defiende sus acciones, insistiendo en que la capacitación es legal y que aumentar la participación militar de Estados Unidos en Indonesia sirve a intereses nacionales de ese país.
"Estos ejercicios fortalecen la disponibilidad militar americana y aumenta la colaboración de Estados Unidos con un país importante", dijo el portavoz del Departamento de Estado (cancillería), Jamie Rubin.
La polémica salió a la luz en un momento crítico en Indonesia, donde el presidente Alí Suharto, reelejido por el parlamento a un séptimo período de cinco años, enfrenta una crisis económica sin precedentes desatada el año pasado tras la caída de la moneda local, la rupia.
El líder indonesio está ahora en medio de un tenso bloqueo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que ofrece miles de millones de dólares en rescate, a condición de un programa de reformas que amenazaría las fortunas de su familia y allegados.
La economía de Indonesia está estancada, y millones de trabajadores perdieron sus empleos desde la caída de la rupia hace seis meses.
Importantes aumentos del precio de los alimentos, exacerbados por la sequía causada por El Niño, que retrasó la producción de arroz, desataron disturbios en algunas partes del cuarto país más poblado del planeta.
Los estudiantes, en general a la vanguardia del cambio, se movilizan en oposición al régimen.
En las últimas semanas, las protestas pasaron del campus a las calles, donde ganaron el respaldo de líderes de organizaciones no gubernamentales e incluso algunos militares retirados.
En este contexto, los analistas de Asia prestan especial atención al poderoso ejército indonesio, que domina la vida política del país desde hace más de una generación y refuerza la seguridad durante la crisis.
Estados Unidos ha disfrutado de una relación particularmente cercana con el ejército de Indonesia desde mediados de la década de 1960.
Durante la guerra fría, fue visto como un bastión contra la expansión comunista en el sudeste de Asia, y como garante del acceso a través de las rutas marítimas más estratégicas del mundo.
Además de proporcionar a Indonesia gran parte de sus equipos militares, Washington suministró a Jakarta millones de dólares en entrenamiento a lo largo de los años con el Programa Internacional de Entrenamiento Militar y de Educación (IMET).
Pero cuando el ejército masacró, en noviembre de 1991, a más de 200 civiles desarmados en Timor Oriental, invadido por Indonesia en 1975 y luego anexado, el Congreso se propuso distanciar a Washington de los militares indonesios.
Los legisladores prohibieron la participación de Indonesia en el IMET, a pesar de las fuertes protestas del gobierno del presidente George Bush.
Bajo presión de la administración del presidente Bill Clinton, el Congreso accedió en 1995 a permitir la participación de oficiales militares indonesios en un "IMET ampliado", por el cual el entrenamiento se limitaría a los derechos humanos y el control de civiles.
Pero según documentos obtenidos por algunos legisladores, y publicados por la revista estadounidense The Nation esta semana, el Pentágono (ministerio de Defensa) empleó otro programa, poco conocido, el Intercambio y Entrenamiento Combinado Conjunto (J- CET), para continuar con el entrenamiento de los indonesios.
El entrenamiento es intensivo e incluye tácticas letales, como "técnicas de francotirador, demoliciones, bombardeo con morteros, operaciones psicológicas y operaciones militares en ámbitos urbanos", según los documentos del Pentágono.
Los documentos detallan 36 ejercicios en los que tropas de combate armadas de Estados Unidos ingresaron a Indonesia por vía aérea o marítima entre agosto de 1992 y septiembre de 1997.
"Para mí es claro que la participación de Indonesia en el JCET es el pretexto que usó el Pentágono para evitar la prohibición del IMET. El JCET es otra forma que tiene el Pentágono de ayudar a Suharto y sus soldados a reprimir a la oposición", sostuvo el legislador republicano Lane Evans.
Evans añadió, en conferencia de prensa el martes, que presionará al Pentágono para que explique cómo se financia el programa.
Para los críticos del programa resulta especialmente preocupante la participación del Comando de Fuerzas Especiales de Indonesia (KOPASSUS) en el JCET.
Las unidades de KOPASSUS, acusado de tortura y asesinato por organizaciones internacionales de derechos humanos, actuaron en 20 de los 36 ejercicios de entrenamiento.
Las unidades KOPASSUS "son de las más violentas y feroces en Indonesia", aseguró el legislador demócrata Patrick Kennedy, uno de pocos funcionarios estadounidenses que visitó Timor Oriental.
"El hecho de que los militares estadounidenses estén asistiendo a estos violadores de derechos humanos es señal de que Estados Unidos debe reevaluar su política hacia Indonesia", añadió.
Allan Nairn, el periodista de The Nation quien reveló los documentos del Pentágono, sugiere que la cooperación de Washington con las unidades KOPASSUS puede tener ramificaciones políticas porque su comandante, el teniente general Prabowo Subianto, es yerno de Suharto. (FIN/IPS/tra-en/jl/mk/lp-aq/ip hd/98