Un grupo de científicos, pensadores y políticos reunidos en Trinidad y Tobago propusieron un nuevo sistema mundial para medir el valor económico de los bosques no explotados mediante un mecanismo descripto como "capital forestal".
La propuesta fue examinada el martes en Puerto España por el profesor Emil Salim, copresidente indonesio de la Comisión Mundial para los Bosques y el Desarrollo Sustentable, que fue creada luego de la Cumbre de la Tierra, celebrada en Rio de Janeiro en 1992.
Salim, ex ministro de Estado de su nativa Indonesia, cree que es posible dividir los usuarios de los bosques del mundo en dos grupos: explotadores y conservadores.
Los explotadores tienden a concentrarse en la capacidad de los bosques para producir madera, tierra para agricultura y abundantes posibilidades de minería. "Esas personas están interesadas en acabar con los bosques", afirmó.
Los conservadores, por otra parte, están interesados en los bosques como líneas divisorias de las aguas, ámbitos de vida para personas y animales, lugares de ecoturismo y sumideros de carbono.
Los intereses del último grupo a menudo son ignorados por los gobiernos, porque el uso de los bosques para tales propósitos no tiene un valor económico.
El académico estadounidense George Woodwell, miembro de la Comisión, señaló que "los gobiernos son débiles cuando se trata de proteger los intereses públicos contra los intereses comerciales".
Salim sugirió que los países sean recompensados por no explotar bosques mediante el desarrollo de un concepto denominado "capital forestal", que se calcularía como el costo de no explotar esos recursos sobre una base sustentable.
De este modo, se pondría un valor a los ingresos y créditos no ganados por no explotar bosques, lo cual permitiría "introducir la superficie de los bosques en la economía de mercado".
El copresidente de la Comisión, el ex primer ministro sueco Ola Ullsten, concordó con la propuesta y sugirió que los productos forestales están, en todo caso, muy subvalorados.
"Sistemáticamente subvaloramos los productos forestales", afirmó Ullsten, y sugirió que es hora de concentrarnos más en el "capital ecológico" como concepto esencial del proceso de desarrollo.
En el pasado, la gente sólo pensaba en las necesidades humanas bajo la forma de artículos de consumo, pero la importancia de los recursos naturales debe pasar a primer plano, subrayó.
"La causa principal de la degradación ambiental es la incomprensión de la importancia del desarrollo sustentable. Un ambiente estable y seguro es una necesidad humana básica", arguyó Ullsten.
La Comisión concluyó que no sólo los bosques están disminuyendo, sino que también están desapareciendo los productos y servicios derivados.
Más personas utilizan los bosques como habitat que la población entera de Estados Unidos, destacó Ullsten.
"Ya no podemos justificar más la deforestación. Esta crisis requiere atención urgente", exhortó, y señaló que desde la Cumbre de la Tierra se perdieron más de 90 millones de hectáreas de bosques.
Antes del fin de la década, predijo Ullsten, podrían perderse otros 30 millones de hectáreas, una situación que podría "cambiar las características del planeta". (FIN/IPS/tra-en/wg/cb/ml/en/98