Hay consenso sobre qué hacer para impulsar el desarrollo de América Latina, como también existe en otras regiones del Sur, pero persisten obstáculos en el área política para aplicar las soluciones.
Así resumió Fernando Zumbado, director regional del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), las conclusiones del Círculo de Montevideo, un grupo de diálogo y reflexión que reunió el lunes y el martes en Brasilia a tres presidentes y a intelectuales y personalidades internacionales.
"Cada vez sabemos mejor qué hacer. Las agendas de desarrollo económico y social avanzan y perfilan un mayor consenso. Se configura en la región una amplia base social para un nuevo contrato para el crecimiento y la solidaridad", dijo Zumbado en su discurso de clausura del encuentro.
La convergencia de propósitos fue destacada también por el presidente brasileño Fernando Henrique Cardoso, quien señaló que, conocidos los nuevos valores y las reformas necesarias, "la dificultad es hacer que sean deseados por la sociedad".
"Avanzamos mucho en la racionalidad económica y social en América Latina, pero falta hacerlo en la política, ese reino de lo imprevisto", expresó Cardoso.
Enrique Iglesias, presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), tocó la misma tecla, indicando que hay mucho por hacer en materia de reforma social, para superar la pobreza y la mala calidad de vida en las grandes ciudades.
También destacó la necesidad de capacitar los recursos humanos para enfrentar los nuevos tiempos.
Todo eso guarda relación com la democracia, con la gobernabilidad, y representa "un desafío más difícil que construir carreteras", debido a la resistencia de las fuerzas corporativas y a conflictos de intereses, agregó Iglesias.
El presidente de Uruguay, Julio María Sanguinetti, promotor del Círculo de Montevideo, encara los retos con optimismo. Una región como América Latina, que triunfó sobre la deuda externa y la hiperinflación, puede enfrentar con éxito los nuevos problemas, sostuvo.
Definir el nuevo papel del Estado es asunto clave para construir una democracia también económica y social, señaló Sanguinetti en Brasilia.
Según Cardoso, se asiste en la actualidad a un nuevo Renacimiento, que debe fundir el espíritu del siglo XV, de descubrimiento y exploración de nuevos mundos, y del XVIII, la época del iluminismo, que pusieron al hombre "en el centro de las cosas".
Pero "las grandes transformaciones necesarias van a tomar el tiempo de más de una generación", advirtió Zumbado.
"Los problemas no están en el qué hacer, sino en el cómo y en el para qué. Proponer políticas sin saber a qué modelo de sociedad aspiramos y cómo esa sociedad va a responder a la ansiedad y anhelos de las personas es encerrarse en un tecnocratismo desmovilizador y perdedor", sentenció.
"Listar políticas sin estrategias de acción es poco útil", continuó Zumbado.
La oposición a las reformas, según el representante del PNUD, procede "de las viejas izquierda y derecha que, aferradas a un mundo que ya no puede ser, se muestran incapaces de aprender lo nuevo. Pero son poderosas y podrían frustrar la esperanza latinoamericana de nuevos tiempos".
Los obstáculos políticos son muchos, porque los gremios tienen intereses corporativos, las instituciones son débiles o no responden a las nuevas necesidades, y los partidos políticos obedecen en muchos casos al pasado, agregó.
La reforma del Estado y del sistema político fue identificada por los participantes en la reunión de Brasilia, a la que también asistió el presidente panameño Ernesto Pérez Balladares, como uno de los desafíos para la gobernabilidad democrática.
Las encuestas evidencian que 70 por ciento de la población de América Latina no está satisfecha com el funcionamiento de la democracia, aunque se considera, en idéntica proporción, que la democracia el mejor régimen político posible.
El Círculo de Montevideo, que busca "nuevos caminos para América Latina", se reunirá nuevamente en octubre, en Madrid. (FIN/IPS/mo/ff/ip dv/98
