Cultivadores de arroz desplazados de humedales preservados en Trinidad y Tobago critican al gobierno por romper la promesa de que su retiro aseguraría la protección del medio ambiente.
En octubre de 1996, los agricultores fueron desplazados por la fuerza de la costa este de la isla de Trinidad, tras una prolongada campaña legal y política por preservar el medio ambiente.
La campaña afirmó que se habían alterado varios cursos de agua y retirado grandes porciones de manglares y otros tipos de vegetación para facilitar el cultivo en lo que era la plantación de arroz más prolífica y rentable de la isla.
Ahora, la presidenta de la Asociación de Productores de Arroz de Trinidad (TIRGA), Theresa Ackaloo, afirma que su ausencia no implicó diferencias para las vidas de la flora y la fauna indígena del área.
Ackaloo cree que una evaluación de impacto ambiental afirmaría que el humedal Nariva debería continuar siendo el área de cultivo de arroz más productiva del país.
Sin embargo, la activista defensora del medio ambiente Molly Gaskin afirma que la evaluación "revelará la forma de gestionar el humedal de forma apropiada", y destacó que el turismo basado en la naturaleza debe ser visto como una alternativa.
Investigadores relacionados con la Autoridad de Gestión Ambiental (EMA) insisten en que el humedal, con la expulsión de los agricultores, volvió a sus condiciones naturales, aunque no haya señales de mejora debido al gran daño que se había hecho.
Pero la situación se extiende más allá de las preocupaciones de ambientalistas. El fin del cultivo de arroz en el humedal condujo a mayores importaciones de arroz y problemas para los Molinos de Harina Nacionales (NFM), procesadores del cereal.
El jefe ejecutivo de NFM fue recientemente separado de su cargo a raíz de dos cargas de arroz provenientes de India echadas a perder. Más recientemente, el Estado destituyó a la junta directiva, alegando que la medida buscaba no interferir en una investigación sobre el asunto.
El gobierno de Trinidad y Tobago es accionista mayoritario de NFM.
También hay una dimensión política, dado que los agricultores de Nariva habían sido estimulados a cultivar el área por el gobierno de la Alianza para la Reconstrucción (NAR) durante su mandato entre 1986 y 1991.
La producción nacional de arroz se cuadruplicó cuando se inició el cultivo en los humedales. Pero los ambientalistas afirman que la degradación del medio ambiente es equivalente.
Por ejemplo, habitantes del área afirman que un tipo de monos antes muy común ya no se ve en la zona, y hay preocupación por la supervivencia de una especie de manatí.
Cuando el Movimiento Nacional del Pueblo (PNM) volvió al gobierno en 1991, hizo del humedal Nariva un tema principal de su plataforma ambiental, y logró una orden de la corte para que el equipo de los agricultores fuera desmantelado y retirado de la zona.
Con la ayuda del fiscal Ramesh Maharah, ahora fiscal general, los agricultores se mantuvieron desafiantes hasta que en 1996 recibieron la orden de abandonar las tierras.
Mientras, los agricultores intentan hacer lo mejor que pueden a cierta distancia de las parcelas iniciales que les entregó el Estado.
En la nueva situación, se quejan de falta de espacio y malas condiciones de vida. No obstante, afirman que están listos para regresar una vez que se encienda la luz verde para Nariva, un hecho que los ambientalistas se proponen evitar. (FIN/IPS/tra-en/wg/cb/lp/en dv ip/98