El uso del coral para la construcción en la costa sur de Sri Lanka amenaza el ecosistema, extrayendo unas 18.000 toneladas al año, a un ritmo que según defensores del medio ambiente agotaría las reservas en un quinquenio.
Desde Ambalangoda a Matara, la costa está marcada por pozos de entre 50 y 60 metros de profundidad, algunos convertidos en canaletas con una extensión de 12 kilómetros tierra adentro.
La extracción del coral emplea a miles de trabajadores. Los hombres ganan cinco dólares por 10 horas de trabajo, las mujeres la mitad, y los niños reciben el equivalente a un cuarto de dólar por el mismo número de horas.
La minería desenfrenada de los recursos de coral devastó el medio ambiente costero. Los dueños de las minas burlan las leyes y las regulaciones fijadas para supervisar la minería.
Según la ley, los pozos y canaletas deben ser tapados una vez completada la extracción. Una licencia de unos 1.600 dólares se retiene como garantía de que las minas sean rellenadas, pero algunos mineros operan ilegalmente, mientras otros usan el permiso para cavar en sitios prohibidos.
Como resultado, grandes pozos llenos de agua estancada se convirtieron en caldo de cultivo de mosquitos y peligrosos para los niños que viven en las cercanías, ya que son "trampas mortales" para ellos, dijo Jagath Gunawardena, asistente social.
Autoridades de la zona fueron acusadas de no ordenar el cierre de los pozos a los mineros, y los habitantes se han quejado de escasez de agua potable, ya que sus manatiales se secan de inmediato cuando se cavan o profundizan pozos.
La mayor amenaza para la gente proviene del mar. En los sitios en que el estrecho de tierra que separa el mar de las minas es angosto, una tormenta puede devorar grandes extensiones, afirman expertos, y advierten que villas como Seenigama han desaparecido bajo las olas del oceáno Indico.
Una extensión sustancial de tierra se perdió al mar a lo largo de este estrecho de 80 kilómetros en la costa, indica un estudio del Proyecto de Gestión de Recursos Costeros (CRMP).
El estudio concluye que la industria de la extracción de coral contribuyó a la erosión de la costa sur. Cada año, unos 15.600 metros cuadrados de tierra desde Ambalangosa a Matara se pierden al mar, dijo R.A.B. Bandara Samaranayake, del Departamento de Conservación de la Costa.
El informe de CRMP también identifica los hornos de ladrillos en el área como un peligro para el medio ambiente y los trabajadores, que expuestos al polvo y los vapores sufren de asma y tuberculosis.
Además, las minas de coral y los hornos emplean a niños en edad escolar. Según el informe, el índice de alfabetismo en las áreas costeras del sur es mucho más bajo que el promedio nacional de 90 por ciento, el más alto del sur de Asia.
Las minas coralinas saquearon la tierra, dejándola inútil para la agricultura. Una alternativa sugerida es la piscicultura, para lo cual la población local necesitará capacitación. (FIN/IPS/tra-en/rs/an/lp/en/98