El creciente peso político de Brasil en el proceso de formación del ALCA, determinado por el repliegue de Estados Unidos, causa expectativas y dudas y obliga a los expertos a imaginar nuevos escenarios para anticipar el futuro del proyecto.
En Costa Rica, el país que ejerce la presidencia de turno del ALCA (Area de Libre Comercio de las Américas), una especialista en comercio internacional, Anabel González, asegura que Brasil quiere dirigir el proceso para retrasarlo.
Mientras, el empresario Marco Vinicio Ruiz, también costarricense, cree que lo peor que podría pasar sería la ausencia de motores del ALCA o que el resto del continente se limite a aguardar que Brasil y Estados Unidos tomen decisiones por todos.
El futuro a cortísimo plazo del ALCA (Area de Libre Comercio de las Américas) parece claro: en marzo, los viceministros y luego los ministros darán en Costa Rica los toques finales al marco que delimitará las negociaciones.
El mes próximo se realizará también en Miami una reunión de representantes oficiales para reducir diferencias.
En abril, los presidentes del hemisferio darán puerta franca en Santiago de Chile a las negociaciones formales. Lo que seguirá después de ese momento aún no está claro.
Según el ministro de Comercio Exterior de Costa Rica, José Manuel Salazar, el proceso de conformación del ALCA será más lento después de la cumbre de Santiago.
Salazar señaló que se aguardará que el presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, obtenga del Congreso la autorización de vía rápida ("fast track") para negociar acuerdos comerciales.
En opinión de González, el proceso continuará, porque los acuerdos existentes funcionarán como propulsores y porque el intercambio comercial en el continente es muy importante.
La experta destacó que, según el Banco Interamericano de Desarrollo, las exportaciones intrarregionales representaron el año último 55,2 por ciento de las ventas totales de los países del continente.
Salvo en el caso de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, los cuatro integrantes del Mercosur, el princial destino de las exportaciones intrarregionales es el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC), conformado por Canadá, Estados Unidos y México.
Mientras, las ventas intarregionales de los países del Mercosur (Mercado Común del Sur) se orientan fundamentalmente al mismo bloque. Esos negocios entre los cuatro socios del sur sumaron 20.339 millones de dólares en 1997.
González reconoce la importancia del comercio intrarregional, pero opina que las negociaciones del ALCA podrían tener un ritmo lento porque Brasil, que se insinúa como reemplazante de Estados Unidos al frente del proceso, se concentra en propia agenda.
Brasil ejerce en el ALCA un "liderazgo negativo" que, junto con las dificultades de Clinton para lograr la vía rápida, obstaculiza el avance de la integración comercial del hemisferio, a juicio de la experta.
Ese país presenta una apertura económica no consolidada, desequilibrios macroeconómicos con un déficit comercial sin precedentes de 8.372 millones de dólares en 1997, una industria protegida y liderazgo en el sur, pero todavía no en el resto del continente, advirtió.
"Brasil está listo para llenar el vacío generado por la falta de liderazgo de Estados Unidos, pero con un objetivo específico: retrasar el proceso de ALCA", agregó González.
Señaló que Brasil busca consolidar y fortalecer el Mercosur y ampliar su esfera de influencia al resto de América del Sur, mediante los acuerdos ya concertados con Bolivia y Chile y con apoyo en el proyecto de libre comercio con la Comunidad Andina (Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela)
González también destacó que para 1999 se prevé el acuerdo de libre comercio entre el Mercosur y la Unión Europea.
El empresario Ruiz, presidente del IV Foro Empresarial de las Américas, que se celebrará en San José del 16 al 18 de marzo, coincide con González en que Brasil tiene prioridades muy específicas relacionadas con el sur del continente.
"Es lógico que su principal objetivo sea consolidar el Mercosur y lograr en esa región una inversión masiva, para competir con el norte" de América, declaró Ruiz.
Agregó que, tras el lanzamiento de las negociaciones en Santiago, el proceso del ALCA perderá velocidad, y el Mercosur aprovechará esa circunstancia para fortalecerse. También América Central, la Comunidad del Caribe y la Comunidad Andina tendrían que hacerlo, advirtió.
Para González, que entiende necesario un rápido avance de las negociaciones del ALCA, Canadá debe convertirse en nuevo motor del proceso, pues ese país puede contribuir a fortalecer los vínculos intrarregionales y ampliar la disciplina del TLC al resto del continente. (FIN/IPS/mso/ff/ip/98