EE.UU.: Escándalo sexual roba atención de medios al Papa y Castro

Las expectativas de que el viaje del papa Juan Pablo II a Cuba reanudaría el debate sobre la política de Estados Unidos hacia La Habana fueron borradas por el último escándalo sexual de la Casa Blanca, que hizo erupción el miércoles, incluso antes que el pontífice bajara de su avión.

En 24 horas, los "anclas" -principales presentadores de noticias- de las tres mayores redes de televisión que habían viajado a La Habana a cubrir personalmente la visita del Papa, regresaron a sus escritorios en Washington para informar paso a paso sobre la mayor crisis que enfrenta Bill Clinton desde que asumió la presidencia hace cinco años.

Como consecuencia, el debate interno sobre la política de Cuba y su presidente, Fidel Castro, quedó enmudecido y la reacción ofcial a la visita papal fue casi inexistente mientras autoridades del gobierno son sitiadas por preguntas de distinta naturaleza.

En las más largas declaraciones hasta ahora, la secretaria de Estado, Madeleine Albright, alabó el viernes el mensaje del Papa sobre la libertad religiosa y sugirió que la prueba se planteará una vez que el pontífice deje la isla.

"Creo que la cuestión ahora es si este tipo de capacidad de que la gente se reúna para orar o hablar de su religión será sostenido después de la partida del Papa", dijo. "Creo que si es así, entonces es un gran paso adelante".

Pero estas estimulantes palabras se perdieron en la estampida de los medios tras el escándalo.

"De lo sublime a lo ridículo", broméo un televidente quien señaló que, tras anunciar el viaje del Papa como uno de los eventos más importantes de la década de 1990, los noticieros de TV volvieron a obsesionarse con acusaciones de que Clinton mantuvo una relación con una joven de 21 años empleada en la Casa Blanca y luego le pidió que mintiera bajo juramento.

La mayoría de las redes de TV de Estados Unidos habían enviado periodistas y productores a Cuba varias semanas antes de la visita del Papa, para preparar informes sobre la isla que esperaban presentar durante los programas de noticias y espaciales de las últimas horas durante toda la semana.

Así lo destacó Andrew Tyndall, quien desde hace más de una década supervisa el contenido de los informativos de las redes y publica un boletín muy leído, "The Tyndall Reports".

La mayor parte del público de Estados Unidos se basa en estos informes para seguir las noticias internacionales, según encuestas realizadas a partir de los años 70.

Cuando los presentadores ancla viajan al exterior, se llevan consigo a gran parte del equipo de los noticieros. Recientes ejemplos de esto incluyen la cobertura de los funerales de la princesa Diana y la madre Teresa de Calcuta.

De los 20 minutos de noticias que las redes dan cada noche, Tyndall había estimado que hasta 15 minutos serían dedicados a la visita del pontífice e informaciones relacionadas. Según sus últimos registros, no obstante, las redes entregan al viaje sólo unos tres minutos por noche.

Los programas especiales sobre la vida en Cuba no están saliendo al aire, según Tyndall. Este es precisamente el tipo de cobertura que los partidarios de levantar el embargo comercial de 34 años al régimen comunista de Castro tenían esperanzas que ofrecería a los consumidores de medios de Estados Unidos una nueva imagen sobre la isla caribeña y su gente.

"Esta es una gran oportunidad de ver a Cuba a través de nuevos ojos", dijo Geoffrey Thale, especialista en Cuba de la Oficina en Washington sobre América Latina (WOLA).

El grupo colaboró en la organización de un anuncio de página entera en periódicos firmado por líderes de 150 organizaciones religiosas y humanitarias, urgiendo a Washington a reevaluar su política hacia La Habana. Los anuncios salieron el miércoles en el New York Times y el Washington Post.

Los firmantes, entre ellos directores de importantes instituciones católicas, protestantes y judías, dijeron que la visita de Juan Pablo II ofreció la oportunidad de considerar el alivio del embargo y permitir la venta directa de alimentos y medicinas a Cuba, según propone legislación bipartisana pendiente en el Congreso.

Los esfuerzos por modificar el embargo continuarán, subrayó Thale, pero el cambio de la atención de los medios del Papa en La Habana al escándalo en Washington reducirá la presión del gobierno de Estados Unidos para hacer algún tipo de gesto conciliador, como permitir el envío directo de donaciones.

"Es desalentador que haya mucho menos posibilidades de que eso suceda", dijo.

La apelación del Papa a Washington para levantar el embargo, reiterada durante un acto con jóvenes en Camaguey el viernes, era un mensaje importante para que la opinión pública estadounidense escuchara, agregó Thale.

Andrés Hernández, del Comité Cubano para la Democracia (CCD), un grupo cubano-estadounidense que respalda el levantamiento del embargo, dijo que "esta podría ser una gran oportunidad perdida", y agregó que "aún espero que se presente una mejor cobertura, y no todo se pierda".

Mientras los simpatizantes de la distención con Cuba se desilusionaron, los elementos contrarios a Castro están encantados. "Estoy seguro de que Fidel Castro no está muy feliz con esto", dijo José Cárdenas, representante en Washington de la Fundación Nacional Cubano Americana (CANF), opuesta a retirar el embargo. (FIN/IPS/tra-en/jl/aa/lp/ip/98

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