El ex presidente de Costa Rica Oscar Arias, ganador del Premio Nobel de la Paz en 1987, fustigó a los partidos políticos mayoritarios por librar una guerra de promesas que causará, según dijo, mayor frustración a los votantes que el domingo acudirán a las urnas.
Arias, quién llegó en 1986 a la Presidencia de Costa Rica, postulado por el gobernante Partido Liberación Nacional (PLN), se mantiene alejado de la política partidista desde que finalizó su período de gobierno en 1990.
El ex presidente intervino en lunes de noche por cadena de radio y televisión y, en lugar de pedir el voto por el PLN, como se esperaba, dijo que la campaña se caracteriza por "una interminable guerra de promesas incumplibles".
"Es muy fácil -agregó- para quienes aspiran a gobernar, ofrecernos de regalo lo que no es de ellos. Cuando se juega irresponsablemente con las esperanzas de los pueblos, la perdedora es siempre la democracia", advirtió Arias, que mantiene una popularidad cercana a 80 por ciento.
El candidato del PLN a la Presidencia, José Miguel Corrales, se reunió varias veces con Arias para pedirle que se incorpore a su campaña electoral. Pero el ex mandatario argumentó que debía guardar reposo a causa de una intervención quirúrgica que se le había practicado.
Corrales se mantiene en segundo lugar en las encuestas, después de Miguel Angel Rodríguez, del opositor Partido Unidad Social Cristiana, a quien los institutos de opinión pública consideran virtual triunfador de los comicios.
Arias señaló que la falta de liderazgo impidió cambios indispensables para lograr un crecimiento económico entre seis y siete por ciento por año. "Hemos condenado a nuestro pueblo a más desocupación y a la disminución de su calidad de vida", dijo.
"A juzgar por esta campaña, los grandes problemas del país deberán resolverse por milagro", pues los dos grandes partidos no realizan el diálogo y la concertación necesarios para resolver los problemas acuciantes del pais.
Finalmente, en una suerte de justificación por no haber apoyado públicamente al candidato de su partido, Arias afirmó que el primer deber de un hombre es "ser él mismo, y para ser él mismo, un ser humano debe mostrar consistencia entre lo que piensa, lo que dice y lo que hace".
"Según este sistema de valores, soy un muy buen liberacionista, pero mi aspiración es ser cada día un mejor costarricense", concluyó.
Los dos partidos mayoritarios realizaron el pasado fin de semana sus concentraciones de fuerza en una céntrica avenida de la capital, donde reiteraron los compromisos expresados en la campaña.
Promesas intangibles, como mayor bienestar, una vida mejor, más oportunidades para los jóvenes y para la clase media, y erradicación de la violencia, otras, muy concretas, como vivienda, infraestructura vial, puentes y salario para las amas de casa, constituyen el menú de ambas agrupaciones.
Las últimas encuestas auncian una abstención cercana a 23 por ciento, cinco puntos más que el tradicional 18 por ciento.
A ese porcentaje se agregan los indecisos, para sumar una franja de 40 por ciento entre los dos millones de ciudadanos habilitados para votar. (FIN/IPS/mso/ff/ip/98