La paz en el planeta parece una meta distante y son escasas las esperanzas de una reducción de los gastos militares en el Sur en 1998, aunque haya disminuido el número de conflictos armados del mundo.
Las guerras son menos, pero países de Africa, el mundo árabe y Asia continúan en conflicto, al igual que algunas repúblicas de la ex Unión Soviética.
Un informe del Instituto Heidelber para Investigación Internacional de Conflictos informa que la tendencia al aumento de enfrentamientos armados de la década de 1980 se revirtió en 1993.
En 1997 hubo 18 conflictos armados, contra 21 en 1996, y uno cada cinco conflictos resultó violento en 1997, en lugar de uno cada cuatro en 1996 y uno cada tres en 1995.
Casi todos son conflictos internos. Los conflictos internacionales están completa o parcialmente resueltos, según el informe del instituto, con sede en el sur de Alemania.
Sin embargo, dados los costos humanitarios, aunque el número de guerras disminuyó, los conflictos actuales son centro de atención, advirtió Edward J. Laurance, del Instituto Monterey de Estudios Internacionales en Estados Unidos.
El informe de investigación de Laurance es parte de la documentación preparada por el Centro Internacional de Conversión de Bonn (BICC).
Según Laurance, los conflictos intra-estatales adoptan ahora en al menos cuatro formas diferentes de violencia armada que afectan el desarrollo económico y social.
Los actos de violencia al azar de parte de individuos o grupos no aspirantes a influir sobre el aparato de Estado se reducen a delincuencia entre bandas rivales son el primer tipo.
En segundo lugar se ubican los incidentes esporádicos de violencia de grupos organizados que buscan mayor participación política, autonomía cultural y beneficios económicos dentro de la existente estructura estatal.
Tercero, el uso sostenido de la violencia durante largos períodos por organizaciones o movimientos que intentan suplantar la existente autoridad gubernamental sobre todo o parte su territorio.
Cuarto, los actos intensos de violencia extrema de grupos que operan dentro del contexto de la ruptura parcial o completa del aparato de Estado.
Laurance afirma que, si bien es cierto que estos conflictos tienen lugar dentro del límite geográfico de los estados, son de alcance internacional y requieren soluciones multilaterales.
Aunque otros documentos del BICC destacan con satisfacción que el gasto militar total cayó desde un pico durante la guerra fría en 1987, la reducción en países industrializados esconde el hecho de que en muchos países en desarrollo los presupuestos militares se mantienen muy altos e incluso crecen.
Por ejemplo, aunque el gasto militar total de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) cayó más de 25 por ciento en el período 1987-1996, el gasto militar en el sur de Asia – Bangladesh, India, Pakistán y Sri Lanka, aumentó más de 13 por ciento en el mismo período.
Cifras correspondientes para países seleccionados de Medio Oriente -Irán, Israel, Jordania, Arabia Saudita y Emiratos Arabes Unidos-, demuestran un aumento de más de 11 por ciento a partir de 1987.
En el sudeste de Asia -Indonesia, Filipinas, Malasia, Singapur y Tailandia, el gasto militar creció 35 por ciento en el mismo período.
Según Paul George, del Centro de Estudios de Política Exterior de la Universidad de Dalhousie en Halifax, Canadá, autor de uno de los estudios para BICC, los actuales niveles de gasto militar superan los requisitos legítimos de seguridad.
A la vez, reducen los escasos recursos públicos disponibles para el desarrollo sostenible en el Sur.
Fuentes como el Instituto Internacional de Investigación para la Paz (SIPRI) en Estocolmo y la Agencia de Control de Armas y Desarme (ACDA) de Estados Unidos, brindan la mejor compilación de datos sobre gastos militares.
Pero su información es adecuada sólo en la medida de la corrección con que informan los países individuales sobre sus gastos militares.
Un gran número de países citan razones de "seguridad nacional" y no publican sus presupuestos de defensa ni dan información alguna sobre sus gastos militares.
El Centro de las Naciones Unidas para Asuntos de Desarme tradicionalmente ha tenido una respuesta muy baja a su cuestionario anual pidiendo información sobre gastos de defensa.
En 1992, sólo 33 países respondieron al cuestionario anual sobre gastos militares, y el número cayó a 20 estados en 1996, destaca George. (FIN/IPS/tra-en/raj/rj/lp/ip/97