COLOMBIA: Se acercan posiciones para discusión de salario mínimo

Con posiciones menos distantes que en años anteriores, gobierno, empresarios y trabajadores de Colombia iniciarán la negociación para fijar el salario mínimo que regirá en 1998 para cerca de 4,5 millones de personas.

La pauta para la discusión que se inicia este martes la dio el Banco de la República (autoridad monetaria) que fijó para 1998 una meta de 16 por ciento para el crecimiento de la inflación.

La negociación de los trabajadores, empresarios y gobierno en el Comité de Concertación Laboral partirá de si se establece el incremento del salario mínimo a partir de la meta fijada por el Banco de la República o si se da el aumento con base en la inflación generada en 1997.

El gobierno, el Banco de la República y los empresarios proponen que el reajuste se realice con base en la meta fijada para la inflación el 1998 más dos puntos que se reconocen por el incremento de la productividad, lo que situaría el aumento en 18 por ciento como máximo.

Según el gerente del Banco de la República, Miguel Urrutia, "hay que ser prudentes con el incremento para no comprometer la meta de inflación y de generación de empleo".

Jaime Cabal, presidente del Consejo Gremial Nacional, que reúne a los 15 más importantes sectores de la producción, indicó que los puntos por productividad que se reconocerían sobre el incremento de 16 por ciento dependerían del informe al respecto que presente el gobierno.

Pero los trabajadores afirmaron que negociarán partiendo de la base el incremento del costo de vida proyectado para finalizar el año, que es de 18 por ciento, más entre tres y cinco puntos adicionales por productividad.

Para Luis Garzón, presidente de la mayoritaria Central Unitaria de Trabajadores, la posición del gobierno y el Banco de la República podría hacer fracasar el acuerdo.

"Se tratará de evitar que el incremento sea resultado de una medida unilateral del Ejecutivo", indicó.

Este año la negociación cuenta con un hecho favorable y es que por primera vez desde 1991 se cumplirá con la meta de inflación fijada.

Esto significaría que el enfrentamiento de tiempos pasados, cuando los trabajadores se retiraron de la mesa de negociación y el gobierno fijó el incremento por decretom no se presentaría este año.

El reclamo tradicional de los trabajadores ha sido que con la posición del gobierno de fijar el incremento con base en la meta de inflación del año siguente se ha visto deteriorado el valor real de sus salarios debido a que estas metas no se cumplen.

Los trabajadores recordaron que al final de 1990 se fijó un incremento salarial con la meta de inflación de 26 por ciento y el costo de vida cerró en 32 por ciento.

En 1992 el incremento fue de 26 por ciento y la inflación de 25,14. Contrariamente, en 1993 el incremento fue de 25 por ciento y la inflación de 22,6, pero al año siguiente la tendencia volvió, con el aumento de 21 por ciento en el salario y 22,6 de la inflación.

En 1996 el gobierno decretó un aumento salarial de 19,5 por ciento proyectando una inflación de 19 por ciento que no se cumplió, pues el indicador llegó a 21,6 por ciento y para este año se esperaría que el incremento sea de 21,2.

Para la negociación que culminará en la última semana de diciembre Julio Gómez, presidente de la Confederación General de Trabajadores Democráticos, afirma que "hay un moderado optimismo".

Esa actitud parte también del hecho de que de 473 convenciones y pactos laborales firmados entre empresarios y trabajadores este año 374 determinaron aumentos salariales por encima del 20 por ciento para 1998.

Paralelamente, la presión sindical que se registró este año y que se manifestó en tres paros generales contra medidas económicas y privatizaciones, es, según algunos analistas, un factor a favor de las demandas de los trabajadores.

El caso más difícil para el gobierno ocurrirá en las primeras semanas de enero, cuando tenga que decretar el incremento de salarios para los 800.000 trabajadores del sector estatal.

Para esa negociación el Ejecutivo no tendrá mucho margen de movimiento y deberá eñirse al 16 por ciento sugerido por el Banco de la República o al 13 por ciento planteado por otros sectores que presionan por la reducción del gasto público, lo que generaría una nueva oleada de protestas y malestar social.

La decisión del salario mínimo reviste importancia porque además de cubrir a más de la mitad de los asalariados colombianos es un punto de referencia para el incremento salarial del resto de trabajadores y envía una señal sobre el comportamiento de los precios.

De ese incremento dependen otros reajustes, como las cuotas mensuales que cobran las corporaciones de ahorro y vivienda y servicios de educación. (FIN/IPS/yf/dg/if-lb/97

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