Los once países de la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI) han constituido un progresivo entretejido de acuerdos y otros hechos integradores, estableciendo entre ellos nuevas relaciones bilaterales, plurilaterales y subregionales que están cambiando completamente la realidad, las perspectivas y los alcances del proceso de integración entre tales países.
Los diez acuerdos de libre comercio que han sido suscritos por los países miembros -nueve de ellos en la presente década- constituyen el núcleo de dicho entretejido y están sustituyendo a los acuerdos comerciales característicos de la primera etapa de aplicación del tratado de Montevideo de 1980.
La amplitud y profundidad de los compromisos de liberación del intercambio recogidos en dichos acuerdos, y el hecho de que hay países participando en más de uno de ellos, han generado una nueva dimensión y potencialidad de la integración en el ALADI en los años 90.
Tales acuerdos adquieren mayor importancia porque son completamentados por otros hechos de integración entre los países miembros, que incluyen:
a) la creación del mercado intrarregional, junto con la intensificación de las inversiones extranjeras directas, la nueva estrategia transfronteriza de los empresarios y la proliferación de asociaciones latinoamericanas de interés de la ciudadanía;
y b) la multiplicación de los emprendimientos bi y plurinacionales de conexión en transporte, energía y comunicaciones, combinada con la creciente celebración de acuerdos de cooperación en varios campos de la actividad gubernamental, empresarial y ciudadana.
Las red de acuerdos y otros hechos integradores están creando condiciones para el desarrollo económico, social y político de los países de la ALADI, así como proporcionando bases materiales para la consolidación de la democracia y de la gobernabilidad en los mismos.
También es cierto que, sin tales acuerdos y hechos, difícilmente esos países encontrarían camino para, aisladamente, establecer dichas condiciones en un mundo que fuerza simultáneamente, la liberalización económica multilateral y la configuración de bloques de países.
También es cierto que todos esos hechos constituyen un patrimonio irrenunciable, que es al mismo tiempo la contribución más positiva y más viable de los países de la ALADI para la construcción del Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA), para la liberalización del comercio de bienes y movimiento de factores en el ámbito de la Organización Mundial del Comercio (OMC), y para la celebración de acuerdos con países y bloques de otras regiones.
Los acuerdos y hechos integradores, a su vez, asumen gran importancia en el papel que América Latina y el Caribe pueden desempeñar en las negociaciones del Area de Libre Comercio de las Américas, de la Organización Mundial del Comercio, y con otras regiones y países, por cuanto en conjunto los países de la ALADI representan el 93 por ciento del comercio, el 95 por ciento del PIB, el 86 por ciento de la población y el 87 por ciento del territorio de toda la región.
Al hacer efectivo un notable progreso real de la integración, creando lazos de cohesión mucho mayores que en el pasado reciente, los acuerdos y hechos integradores están proyectando una nueva dimensión geopolítica y geoeconómica en las relaciones individuales y colectivas de los países latinoamericanos, que puede traducirse en un papel mucho más dinámico en la posición frente a terceros países y regiones.
LOS ACUERDOS DE LIBRE COMERCIO
De los diez acuerdos mencionados, algunos han llegado y otros llegarán al libre comercio mediante el cumplimiento de cronogramas de desgravación gradual y automática de prácticamente todos los bienes, con escasas excepciones y con un tratamiento especial para algunos bienes particularmente sensibles.
Por otra parte, la mayoría de esos acuerdos va más allá de lo comercial, incluyendo compromisos en nuevos temas, tales como servicios, inversiones, propiedad intelectual, infraestructura fiscal, transporte y energía.
Además, se destacan como características principales que distinguen a estos acuerdos de los celebrados anteriormente:
– Todos los acuerdos prevén la eliminación de las restricciones no arancelarias aplicables al comercio entre las partes.
– En los acuerdos se establecen normas comunes para la regulación del intercambio entre los signatarios, tales como origen, salvaguardias y solución de diferencias, entre otras, que garantizan la transparencia y evitan discriminaciones.
– Algunos acuerdos han adoptado la normativa de la OMC para regular otros aspectos de política comercial relacionados con el comercio recíproco de las partes.
– La mayoría de los acuerdos contiene normas sobre promoción y protección de inversiones, integración física, cooperación energética, transporte y comunicaciones, propiedad intelectual, turismo y otros.
La similitudes de características programáticas y normativas permiten clasificar esos diez acuerdos en cuatro familias: la del Grupo Andino; la de los acuerdos bilaterales de Chile con Colombia, Ecuador, México y Venezuela; la del Mercosur y los acuerdos bilaterales de esa subregión con Bolivia y Chile; y la de los acuerdos de México con Colombia y Venezuela, formando el Grupo de los Tres, y el acuerdo entre México y Bolivia.
Adicionalmente, están en negociación acuerdos para llegar al libre comercio entre Ecuador y México, Chile y Perú, Mercosur y Grupo Andino, y México y Perú.
Asimismo, están planteadas negociaciones entre el Mercosur y México, que si bien no se orientan aún a la formación de una zona de libre comercio, significarán un avance importante en las preferencias actualmente en vigencia entre los países involucrados. (sigue-2