IRAQ: Hussein acepta enviados de ONU para mediar en crisis

Iraq aceptó hoy recibir un equipo de tres miembros de la ONU para reducir la tensión provocada por su rechazo a los inspectores de armas estadounidenses, confirmó el secretario general del foro mundial, Kofi Annan.

El equipo incluye al argelino Lakhdar Brahimi, enviado especial de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) a Afganistán; Emilio Cárdena, ex embajador de Argentina ante la organización mundial, y Jan Eliasson, un alto funcionario de la cancillería de Suecia.

Se prevé que el equipo llegará a Bagdad el martes por la noche o el miércoles por la mañana. La oferta fue formulada sólo horas después de que otros tres inspectores de la ONU fueran rechazados por Iraq el lunes, como lo había advertido, y tras un llamado de Bagdad al diálogo.

La nueva oferta introdujo una disputa sobre el derecho a emplear inspectores estadounidenses para la Comisión Especial de las Naciones Unidas (UNSCOM) encargada de supervisar la eliminación de armas iraquíes de destrucción masiva.

El rechazo de Iraq constituyó una respuesta a la amenaza del Consejo de Seguridad de la ONU de imponer a Bagdad un embargo de viajes a los funcionarios iraquíes que no cooperen con la UNSCOM.

Pero el presidente de Iraq, Saddam Hussein, se cuidó de rechazar solamente a los estadounidenses de UNSCOM y de no atacar a la comisión en sí misma.

Aunque sólo hay 10 ciudadanos estadounidenses en la comisión de 100 miembros, son todos inspectores de primera línea, de los que apenas hay 40.

Según informes, algunos funcionarios iraquíes incluso estaban dispuestos el domingo a admitir inspectores de Estados Unidos que trabajan para la Agencia Internacional de Energía Atómica, pero no los integrantes de la UNSCOM, que llegaban en el mismo vuelo.

Por otra parte, el presidente estadounidense Bill Clinton también tiene opciones limitadas, especialmente si pretende actuar en representación del Consejo de Seguridad.

Estados Unidos nunca descartó el uso de la fuerza, pero en representación de sí mismo, no de la ONU. Sin embargo, sabe que un golpe contra Iraq pondría a la opinión pública del mundo árabe a favor de Saddam, lo cual sería contraproducente.

Sus ataques contra Iraq en el otoño de 1994 -cuando Saddam dirigió tropas hacia el sur, sobre Kuwait, para llamar la atención hacia las consecuencias de las sanciones de la ONU contra su país- causaron pocos daños materiales pero tuvieron graves consecuencias diplomáticas en el mundo árabe.

El punto de partida de la actual disputa fue el cambio de liderazgo de la UNSCOM. El 1 de julio, Richard Butler, ex embajador de Australia ante la ONU, reemplazó a Rolf Ekeus, un funcionario sueco.

Butler desconfió de los datos proporcionados por Iraq sobre su materia prima para fabricar armas biológicas.

La cuestión se agravó cuando autoridades iraquíes prohibieron a los inspectores visitar ciertos sitios, alegando que se trataba de residencias privadas.

Por lo tanto, el informe de Butler al Consejo de Seguridad en octubre no dejó bien parado a Iraq, especialmente para el ansiado levantamiento de las sanciones económicas que le impuso la ONU en agosto de 1990, después de su invasión a Kuwait.

Para entonces, Hussein había llegado a la conclusión de que, sin importar lo que hiciera, Estados Unidos y Gran Bretaña seguirían incorporando nuevas condiciones, todas ajenas a la resolución 687 que el Consejo de Seguridad adoptó en abril de 1991.

Hussein afirma que los dos aliados intentaron cambiar las reglas del juego para impedir que se retiren las sanciones contra Bagdad, posibilidad que otorga la cláusula 22 de la resolución.

La INA, agencia oficial de noticias de Irak, informó que Hussein solicitó un diálogo "en el que derechos y obligaciones queden en claro sin confusión, ambigüedad o dilación".

Las sanciones, que tuvieron un efecto devastador sobre el pueblo iraquí, prohiben la venta de petróleo y los viajes aéreos desde y hacia Iraq. Bagdad asegura que ya destruyó sus misiles de largo alcance y sus armas biológicas, químicas y nucleares.

Washington y Londres esperaban que el sufrimiento causado por las sanciones de la ONU socavaran a Hussein. Pero siete años después, el presidente iraquí goza de mayor seguridad en el poder que antes, a pesar de la difícil situación por la que atraviesa la población.

Luego de las luchas entre facciones kurdas en el norte de Iraq en agosto de 1996, que terminaron con la victoria del grupo respaldado por Bagdad, la oposición iraquí, apoyada por las potencias industrializadas y situada en la zona septentrional del país, se derrumbó.

Aunque Washington y Londres lograron forjar una tregua entre las facciones kurdas y mantuvieron su vigilancia aérea sobre el norte de Iraq, las fuerzas opositoras a Hussein en el país y el exterior no lograron recuperarse de la derrota que sufrieron en 1996.

En el exterior, la situación también favorece a Hussein. Cinco miembros del Consejo de Seguridad, incluyendo los miembros permanentes China, Francia y Rusia, se abstuvieron la semana pasada cuando se votó la resolución para prohibir los viajes internacionales a ciertos funcionarios iraquíes.

Iraq arguye que, como estado soberano, tiene el derecho de expulsar o prohibir a ciudadanos extranjeros "indeseables" y afirma que los miembros estadounidenses del equipo de la ONU son parciales o espías.

El ministro de información, Humam Abdul Khaliq, dijo a la INA el lunes que la ONU podría continuar su inspección y "que sólo se prohibió a los estadounidenses".

Mientras, el prestigio de Hussein aumenta en Medio Oriente y el proceso de paz regional, encabezado por Estados Unidos, se encuentra paralizado. Siria, desilusionada con los esfuerzos de Washington por incorporar a Israel a las negociaciones, está mejorando sus relaciones con Iraq.

Siria también intenta descongelar las relaciones entre Iraq e Irán, que sigue opuesto al proceso de paz regional.

El lunes, la radio oficial iraní solicitó a la ONU que responda en forma positiva al pedido de diálogo de Hussein para reducir la tensión y establecer un mecanismo nuevo que ponga fin al embargo económico.

"La ONU debería tener un rol positivo para terminar la creciente crisis con Iraq", instó este lunes la radio iraní. "Una respuesta positiva al pedido de Hussein de un diálogo diplomático sería una protección contra la posible amenaza de otras crisis que pudiera crear Estados Unidos", añadió.

Así, Hussein logró introducir la cuestión de las sanciones económicas contra su país en las calles y bazares de Medio Oriente, objetivo que logrará por completo si las fuerzas armadas de Washington atacan blancos iraquíes nuevamente. (FIN/IPS/tra-en/dh/rj/ml-aq/ip/97

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