ASIA: Los ricos ajustan el cinturón y los pobres sufren miseria

Corredores de bolsa y magnates inmobiliarios lamen sus heridas mientras Asia atraviesa un período de crisis financiera, pero los pobres son los que pagarán el precio más alto por la turbulencia económica en la región.

La inestabilidad de las monedas y los mercados asiáticos amenaza con afectar la salud económica de la región. Los economistas y activistas advierten a los gobiernos que deben prestar mayor atención a los pobres, que sufrirán las medidas de con medidas de austeridad.

Mientras los ricos y la clase media tienen espacio para ajustar sus cinturones (los más adinerados tailandeses venden sus aviones privados y los de Filipinas dejaron de comprar autos europeos de lujo), los pobres se encuentran en situación más débil para lidiar con los males económicos de Asia.

Entre las consecuencias previstas figuran desempleo, inflación y posibles recortes de presupuesto a los servicios básicos.

"Cuando las cosas andan mal, los pobres salen dañados. Cuando mejoran, los ricos se benefician", manifestó Edward Van Roy, director de la Comisión Económica y Social de las Naciones Unidas para Asia y el Pacífico (ESCAP), radicada en Bangkok.

Mientras el fenómeno de la "filtración" no funcionó en la distribución del crecimiento, el término es aplicable cuando se refiere a la carga de los problemas económicos que soportan los pobres, sostuvo Van Roy en vísperas de un encuentro regional de funcionarios de desarrollo social que comienza este martes.

Si los problemas monetarios se convierten en un ciclo prolongado de disminución de la actividad económica, aumentarán las dificultades de Asia para liberar a sus cerca de 1.300 millones de pobres, las tres cuartas partes del total mundial, de la miseria.

La mitad de los pobres del continente residen en Asia meridional y cerca de 400 millones son mujeres rurales, aunque la región disminuyó en forma importante la pobreza en las últimas tres décadas.

Los problemas económicos de Asia también demuestran la falta de redes de seguridad que los gobiernos, omisos durante las décadas de rápido crecimiento y gasto excesivo, crearon para los sectores marginales.

"Creo que ahora nos está alcanzando la negligencia", declaró Leonor Briones, de Social Watch Asia. Los gobiernos asiáticos deben darse cuenta que no es prudente concentrarse en el crecimiento rápido sin hacer un esfuerzo "deliberado" para eliminar la pobreza.

"Por lo general, no se establecieron redes de seguridad", explicó Van Roy, quien agregó que muchos gobiernos no otorgaron prioridad a la pobreza y con frecuencia consideran que el crecimiento de por sí la combate de forma automática.

Esta debilidad quedó expuesta a partir de julio, cuando la devaluación del baht tailandés desencadenó la crisis monetaria que se extendió por el sudeste asiático. El contagio llegó a Hong Kong a fines de octubre, lo que provocó reacciones de pánico en los mercados de todo el mundo.

Con la crisis, los gobiernos de la región, desde Tailandia a Malasia, reducen sus previsiones de crecimiento para los próximos años.

El Banco Asiático de Desarrollo espera que el crecimiento del producto interno bruto de Asia se sitúe entre 4,9 y 5,7 por ciento este año, menos que el cálculo original de siete por ciento.

Mientras casi todos hablan de las caídas de los mercados y las crisis de confianza que aniquilan la reputación económica de Asia, no muchos se refieren al costo humano del trastorno financiero.

"Todos están concientes de la crisis financiera y la posible crisis económica. De lo que no estamos tan concientes es de las consecuencias sociales", advirtió Van Roy.

Los analistas indican que aún es demasiado pronto para estimar la forma en que la crisis de los mercados afectará las economías del sudeste asiático, y cuál será su duración.

Pero Cielito Habito, ministro de Planificación Económica de Filipinas, sostiene que el nerviosismo asiático podría generar problemas económicos para los pobres si los inversores se mantienen alejados, la producción disminuye, la inflación aumenta o se crean menos puestos de trabajo y crece el desempleo.

"Es obvio que el primer impacto será la reducción de la generación de empleos, o, en el peor de los casos, un mayor desempleo, lo que se relaciona de forma directa con la pobreza", señaló Habito.

Tailandia espera que unas 100.000 personas pierdan sus empleos antes de fin de año y su ministerio de trabajo recibió innumerables peticiones de ayuda. Se espera que la inflación de Indonesia supere 10 por ciento a principios de 1998.

También está en cuestión el rendimiento de los presupuestos de gobierno con los programas de austeridad que aplican países como Tailandia e Indonesia a sugerencia del Fondo Monetario Internacional (FMI). Filipinas también recurrió a la institución para recibir un préstamo de contingencia.

Según las condiciones del FMI, Tailandia debe proponerse superávits presupuestales y hallar maneras de recaudar dinero mediante impuestos. Indonesia debe eliminar los subsidios al combustible, lo que afectará más a los sectores pobres y marginará a muchas personas.

Por paradoja, la intervención del FMI en algunas de las otrora vibrantes economías del sudeste asiático generó respuestas positivas en los mercados de valores pero podría tener serias consecuencias para el desarrollo social.

Cuando el FMI brinda fondos, "sus condiciones incluyen un aumento de los ingresos o un recorte del gasto, o ambos. Es habitual que en Asia eso signifique la disminución de gastos sociales" como los de salud y educación, argumentó Van Roy.

"Tenemos experiencia muy sólida con este tipo de ajuste estructural", según el cual los sectores sociales reciben recortes y los más pobres, que necesitan los servicios básicos, quedan desamparados, aseguró Briones. "La primera víctima es el desarrollo social", agregó.

Por esta razón, los ministros de desarrollo social que asisten a la conferencia de Manila deben "oponerse a este tipo de política", afirmó Van Roy.

Malasia, Tailandia e Indonesia están reduciendo sus gastos, en especial aquellos que requieren grandes importaciones, con el objetivo de ahorrar la valiosa moneda extranjera y corregir los déficits de cuenta corriente.

"El desafío consiste en evitar este tipo de recortes, para impedir que aumente la pobreza", advirtió Habito. (FIN/IPS/tra- en/js/aq-mj/if/97

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