El primer ministro de Montenegro, el reformista Milo Djukanovic, se convirtió el domingo en presidente electo de la pequeña república yugoslava por 6.000 votos de diferencia sobre el actual presidente, el conservador Momic Bulatovic.
"Todo Podgorica habla de cómo Djukanovic le ganó a Belgrado", informó desde la capital montenegrina la agencia independiente yugoslava FoNet. Bulatovic contaba con el fuerte respaldo del presidente de la Federación, Slobodan Milosevic.
Montenegro ha continuado asociada con Serbia en Yugoslavia luego de que el resto de las repúblicas federadas se independizaron de la alianza en 1991.
Con Djukanovic al frente, Podgorica se abrirá su propio camino hacia el libre mercado y dispondrá concesiones a Occidente para aliviar las sanciones económicas contra Yugoslavia.
El resultado de la segunda ronda electoral es un gran retroceso para Milosevic, ex presidente de Serbia y actual de la Federación, quien había ordenado a los medios de comunicación estatales que atacaran a Djukanovic, de 35 años de edad, y respaldaran a Bulatovic, de 41 años.
"Djukanovic respalda todo lo que rechaza Milosevic, como las reformas de mercado y la apertura a Occidente", explicó el analista montenegrino Danilo Burzan.
"Es definitivo. Momir (Bulatovic) perdió por unos pocos miles de votos", dijo el jefe de campaña del líder conservador, Zoran Celebic. Estas declaraciones fueron reproducidas solo por los medios independientes.
En cambio, los medios gubernamentales se limitaron a informar sobre supuestas irregularidades denunciadas por Bulatovic, según las cuales se habrían incluido 9.000 nombres entre los 450.000 ciudadanos habilitados en los padrones electorales entre la primera ronda, el día 5, y la segunda.
La comisión electoral replicó que los nuevos nombres eran votantes jóvenes que habrían podido sufragar en la primera rueda pero no pudieron por negligencias administrativas. La diferencia a favor de Bulatovic en la primera ronda electoral fue de apenas 2.227 votos, 0,73 por ciento del total.
"Djukanovic recordó a muchos jóvenes montenegrinos que tenían derecho a votar, y ellos, al fin, comprendieron que su sufragio podría tener influencia en su futuro", dijo el periodista de Podgorica Milan Popovic.
Analistas en Belgrado temen que Bulatovic imite a Milosevic, quien en noviembre de 1996 anuló elecciones municipales en las 15 grandes ciudades de Serbia donde triunfó la oposición.
Djukanovic comenzó su carrera política en la era comunista y su ascenso se produjo al mismo tiempo que el de su rival Bulatovic.
En 1989, ambos integraban el grupo de jóvenes comunistas a cargo de la "revolución antiburocrática" contra la cúpula que gobernó el país después de la muerte del mariscal Tito (Josip Broz), en 1980.
Djukanovic se convirtió en el primer ministro más joven de Europa el mismo día que cumplió 29 años, el 15 de febrero de 1991. El delgado y pulcro dirigente permaneció en el cargo durante los años de desorden y disolución de Yugoslavia.
Un año después, la comunidad internacional impuso sanciones draconianas sobre Serbia y Montenegro por el fomento de Belgrado a la guerra en la vecina Bosnia-Herzegovina, que se mantienen, entre otras razones, por la falta de cooperación con el Tribunal contra Crímenes de Guerra radicado en La Haya, Holanda.
Como primer ministro, Djukanovic procuró mantenerse fuera de la pesada sombra de Serbia, para lo que debió desafiar el poder de Milosevic.
Djukanovic insiste en acabar con el aislamiento internacional de su pequeña república, obtener inversiones extranjeras para que su plan de reformas económicas avance y completar el programa de privatizaciones.
Casi 80 por ciento de las empresas estatales montenegrinas existentes a comienzos de la década, cuando se disolvió la antigua yugoslavia, están ahora en manos privadas, algo inimaginable en Serbia.
"Milosevic es un político obsoleto, incapaz de formular una estrategia", dijo el líder reformista en febrero, al tiempo que lo acusaba de bloquear las reformas políticas y económicas y respaldaba las manifestaciones opositoras contra la anulación de las elecciones locales de diciembre de 1996.
Los partidarios de Milosevic acusan a Djukanovic de pretender la secesión y lanzaron veladas amenazas de violencia si la pequeña república intenta tomar el mismo camino que el resto de la antigua Yugoslavia.
Milosevic también respondió a las críticas de Djukanovic deteniendo el suministro de petróleo a Montenegro en el invierno boreal y, desde agosto, imponiendo aranceles punitivos a los bienes montenegrinos importados por Serbia, entre otras sanciones económicas.
Por su parte, Bulatovic mantuvo sus posturas conservadoras y se alió con Milosevic, al tiempo que acusaba a su ex camarada de separatista.
"No hay alternativa a la unión con Serbia. El pueblo de Montenegro tiene nombres montenegrinos y cristianos, pero sus apellidos son serbios", manifestó Bulatovic.
El presidente saliente prometió "erradicar el crimen" y nacionalizar las propiedades de los "nuevos ricos" que afloraron con la liberación del mercado.
Pero Montenegro logró que el resto del mundo le preste atención. Cuenta con su propio Ministerio de Relaciones Exteriores, lo que Serbia no tiene, y Djukanovic visita con frecuencia ciudades occidentales, como Nueva York, donde se instaló una misión comercial hace un año y medio.
Djukanovic tiene planes de promover a Montenegro como centro internacional de negocios, con exenciones impositivas y fácil repatriación de fondos de inversores extranjeros. Incluso ofreció sus puertos para las misiones de la OTAN en Bosnia-Herzegovina.
El líder reformista montenegrino supone una amenaza a Milosevic a nivel federal. Aunque Montenegro, de 600.000 habitantes, es pequeña comparada con Serbia, de 9,5 millones, ambas repúblicas son iguales en el ámbito de de la federación.
A las dos se les garantiza una participación equivalente en el gabinete ministerial federal, y Djukanovic prometió remover a los partidarios de Milosevic y Bulatovic. Además, dijo que está dispuesto a colaborar con el tribunal en La Haya, con el que su gobierno estableció contacto hace varios meses.
Milosevic, quien abandonó la presidencia de Serbia por el impedimento constitucional de un tercer período para asumir la más decorativa de la Federación este año, pretende cambiar las leyes para gozar de autoridad real.
Para ello, requiere el respaldo de los diputados montenegrinos en el parlamento federal. Las próximas elecciones legislativas están previstas para la primavera boreal de 1998 y Djukanovic confía en que aumentará su representación.
La oposición democrática de Serbia expresó de inmediato su satisfacción por la victoria de Djukanovic. Los líderes de la hoy disuelta coalición Zajedno (Unidos), Vuk Draskovic, Zoran Djindjic y Vesna Pesic, manifestaron su beneplácito en declaraciones separadas. (FIN/IPS/tra-en/vpz/rj/mj/ip/97