VENEZUELA: Gobierno erige ciudad antiguerrillera en su frontera

Venezuela erigió, en las desoladas llanuras de su frontera suroeste, una ciudad cuyo objetivo inmediato es contener a la guerrilla colombiana y, a largo plazo, servir como posta para la integración andina.

Ciudad Sucre -el nombre se decidió en 1995, año bicentenario del héroe de la independencia Antonio José de Sucre- fue inaugurada el día 28 por el presidente Rafael Caldera, pero sólo en noviembre la ocuparán sus primeros pobladores.

Serán 210 familias de nacionalidad venezolana -requisito para sus pioneros- que habitarán igual número de casas cuando termine la construcción de algunas áreas de servicios que no alcanzaron a concluirse para la fecha inaugural.

La nueva ciudad se emplazó en el municipio Páez del estado de Apure, a unos 700 kilómetros al suroeste de Caracas y a muy pocos del río Arauca, que marca parte de la frontera con Colombia. En su infraestructura se invirtieron seis millones de dólares.

La zona es área de incursión de la guerrilla colombiana, sobre todo del Ejército de Liberación Nacional (ELN). Se trata de un territorio de fincas ganaderas, actividad petrolera y "bajo vientre" del andino estado de Táchira, eje del floreciente comercio por carreteras entre Colombia y Venezuela.

A unos 100 kilómetros al este, en la ciudad de Guasdualito, tiene su cuartel general el "Teatro de Operaciones Uno", con miles de efectivos militares desplegados para contener o combatir a la guerrilla, el narcotráfico, los secuestros y otros delitos.

El gobierno de Venezuela "se preocupa intensamente por la defensa de las fronteras", dijo Caldera al inaugurar la ciudad, pero también "por lograr el desarrollo poblacional, económico y social" del área.

Desde que fue presidente en 1969-1974, y tras iniciar un segundo mandato en 1994, Caldera, un socialcristiano independiente de 81 años, ha impulsado formas de ocupación humana en el despoblado sur venezolano, llamándolas repetidamente "la conquista del sur".

El nuevo asentamiento en el flanco suroeste es apenas la segunda ciudad fundada por un gobierno venezolano en este siglo, después que en 1960 se creó junto al poblado San Félix, en el sureste, Santo Tomé de Guayana (Ciudad Guayana), como eje urbano de la industria pesada que allí se ha desarrollado.

En el caso de Ciudad Sucre, la viabilidad inicial está endosada a las construcciones ncesarias para albergar 5.000 habitantes a fines de 1998, y expertos, autoridades, vecinos y productores de la región se preguntan por el sostén económico de la nueva urbe.

Para proyectos de palma aceitera, cacao y piscicultura, un puñado de familias pioneras recibirá créditos por un promedio de 3.000 dólares. En un futuro, al construirse un puente internacional sobr el Arauca, la ciudad será un centro de servicios para el que se prevé intento tráfico comercial.

"Fundar una nueva ciudad requiere una base de sustentación factible, que pemita a sus habitantes vivir dignamente", señaló a PS el urbanista Alberto Urdaneta. En el caso de Ciudad Guayana, "esa base productiva estaba muy clara, y por eso la tenemos pujante, por encima de errores cometidos en el proceso".

En cuanto a Ciudad Sucre "la situación es diferente, y sus proyectistas deben explicar los planes de sustentación para su desarrollo en el tiempo", dijo Urdaneta, avalando por otra parte que "desarrollar las fronteras es prioridad para combatir su inestabilidad, inseguridad y precariedad".

Valmore Acevedo, presidente de la comisión presidencial para asuntos fronterizos, destacó el papel de Ciudad Sucre como vecina de un puente sobre el Arauca que enlazaría las carreteras que en Venezuela y Colombia recorren el piedemonte andino.

"El 80 por ciento del comercio binacional, que llegará pronto a 3.000 millones de dólares anuales, se efectúa en pesados camiones que po ejemplo enlazan Caracas y Bogotá empleando entre 34 y 40 horas, al cruzar las montañosas carreteras del estado de Táchira", dijo Acevedo.

En cambio, por las planas carreteras del piedemonte "el recorrido puede hacerse en menos de 20 horas, quizá hasta en 14", dijo Acevedo. "Esto tendrá un gran impacto en la integración andina, pues seguirán carreteras por la misma vía hasta Bolivia", agregó.

"La ciudad está bonita, pero quién quiere venir a vivir aquí, en medio de la nada. Lo que necesitamos es que se invierta en los pueblos de la frontera que ya están creados", opinó en medio del jolgorio inaugural el ganadero de la zona José Acevedo.

Sin embargo, Santos Moncada se entusiasma porque su hijo, quien trabaja con él en una finca familiar cercana, fue favorecido con una de las 210 casas. Igual que Benigno Rodríguez, beneficiario de un crédito agrícola y, con sus 73 años, el nuevo habitante más viejo de Ciudad Sucre.

Otro inminente vecino, Vladimir Moncada, señaló que "se sabe que existe la guerrilla, el narcotráfico y la delincuencia, pero también tienen que vivir con eso en Israel".

Moncada cree que, siendo de pocos recursos, los irregulares que puedan llegar "no pedirán nada".

Recorriendo las calles de aceras todavía con cemento fresco, el ministro de Asuntos Fronterizos, Pompeyo Márquez, prueba los accesos a todos los servicios: agua potable, luz, teléfonos, aguas servidas. Le preguntan por la continuidad del proyecto cuando cese el gobierno de Caldera, en febrero de 1999.

"Sería un crimen que (los nuevos gobernantes) descontinuasen estos programas, por razones partidistas o de prestigio", dice Márquez, uno de los jefes "históricos" del comunismo venezolano hasta que en 1971 creó el Movimiento al Socialismo, hoy día una fuerza de izquierda moderada que apoya a Caldera.

Los militares han respaldado el proyecto. "Hablamos del binomio seguridad y desarrollo", dijo el vicealmirante Tito Rincón, ministro de Defensa.

El general Enrique Medina, jefe del Teatro de Operaciones Uno, destacó que en la zona "existe una gran convergencia del narcotráfico, la guerrilla y la extorsión. Es difícil combatir esa problemática sólo con medidas militares".

A diferencia de los cuartelillos distantes de la frontera, el de la militar Guardia Nacional en Ciudad Sucre tiene blindados, a prueba de balas, los vidrios de sus ventanas. La nueva ciudad como base de desarrollo social es una tesis defendida, pero lo inmediato es defendense de las balas como tesis. (FIN/IPS/jz/dg/ip- pr/97

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