Cada vez más empresas de Tailandia contribuyen a contener la epidemia de sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida) en vista de la cantidad de recursos humanos jóvenes que se pierden debido a la mortal enfermedad.
Mientras la epidemia se disemina entre la población general y en especial entre los jóvenes, los empresarios caen en la cuenta de que el sida puede tener graves consecuencias sobre la fuerza de trabajo, la productividad y la economía en general.
La preocupación sobre la epidemia y la conciencia de que sus efectos continuarán sintiéndose pese a la disminución del número de nuevos casos en algunos grupos de población mueven a las empresas privadas a considerar el tratamiento de la cuestión sida en el lugar de trabajo.
La Coalición Empresarial de Tailandia sobre Sida (CETS) es conocida por sus esfuerzos para informar a los trabajadores sobre la enfermedad y contrarrestar la discriminación contra los enfermos o portadores del virus.
Así mismo, la Coalición realiza esfuerzos por aumentar la conciencia sobre el sida y ayudar a prevenirlo en grupos específicos como obreros de fábricas.
Un proyecto financiado por la Unión Europea e implementado por la Universidad Mahidol procura incorporar información sobre el sida en fábricas de la provincia de Pathun Thani, con el apoyo del gobierno local y ejecutivos de las fábricas.
Autoridades del proyecto "Amigos de los Trabajadores" esperan que las empresas continúen con el programa de educación aun después del proyecto formal.
Sin embargo, los problemas económicos de Tailandia hacen improbable cualquier inversión extraordinaria del sector privado en programas de salud.
Aunque la campaña nacional contra el sida comenzó hace más de una década, la necesidad de información de los trabajadores sigue siendo enorme, destacaron expertos tailandeses.
"Todavía nos hacen las mismas preguntas, por ejemplo cómo se infecta la gente o si es riesgoso ir al mismo barbero que un portador del virus o beber agua del mismo vaso", relató Nurudin Dahsarehamoh, un capacitador de CETS.
Aunque en general el público ahora está más informado sobre el sida, "muchas personas educadas, incluso altos ejecutivos, todavía no lo entienden bien", explicó Dahsarehamoh.
De manera similar, las empresas pronto se enfrentarán a la necesidad de elaborar políticas no discriminatorias hacia los portadores del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) y de atender sus necesidades de salud.
Fue la comprensión de este concepto lo que condujo a la creación del CETS en 1992, tras la reunión en Bangkok de dos altos ejecutivos del Hotel Regent y Aerolíneas Northwest para hablar sobre problemas del futuro.
Para muchos empresarios, la adopción de políticas sobre los trabajadores infectados con el VIH es inevitable, ya que aún no se encontró una cura para la enfermedad. El problema consiste en cómo se hará.
En 1993, 10 empresas recaudaron fondos para crear el CETS con el fin de recolectar información sobre el sida y ayudarse mutuamente a adoptar medidas apropiadas. Actualmente, 118 firmas y más de 20.000 trabajadores forman parte de la coalición.
La cuestión del sida en el lugar de trabajo se relaciona con varios asuntos, desde beneficios sociales hasta análisis de sangre, señaló Nurudin.
A menudo hay discriminación en el trabajo, principalmente debido a la falta de comprensión de los ejecutivos, explicó.
Ninguna ley tailandesa establece la ilegalidad de la práctica de tomar muestras de sangre de los empleados para controlar el sida, por lo tanto muchas empresas todavía lo hacen. Numerosos trabajadores habrían sido despedidos tras detectárseles el VIH, según informes.
"Cuando los ejecutivos nos preguntaron si los análisis son recomendables, evitamos decirle si está mal o bien, pero les dimos a entender que no es una medida práctica, porque de todos modos los empleados pueden infectarse luego del examen", relató Nurudin.
La coalición no sólo capacita a ejecutivos de nivel medio y alto de las empresas integrantes, sino a los asesores e instructores para que puedan continuar con sus programas contra el sida en las oficinas.
Algunos participantes vuelven a sus empresas con una mayor comprensión de la gente que vive con el VIH, dijo Nurudin, pero señaló que lleva tiempo transformar las ideas en acciones.
"Información es una cosa y actitud es otra. Podemos darle a la gente toda la información que desean, pero lleva tiempo modificar su actitud y su comportamiento", concluyó. (FIN/IPS/tra-en/pd- js/js/ml/he-lb/97